Desde diferentes direcciones, empezando por altos miembros del Ejecutivo hasta llegar al Consejo Coordinador Empresarial, han echado “montón” a los diputados renuentes a votar la reestructuración de los famosos 20.4 mil millones de pesos. Pretenden cargar sobre ellos la responsabilidad de la insuficiencia financiera del Estado.
Se trata básicamente de cuatro diputados, dos de Morena y dos del PT, quienes sumando sus votos a los del PAN, Movimiento Ciudadano y Encuentro Social, hacen el número mágico de 22 votos necesarios para aprobar el nuevo endeudamiento.
En lugar de acercarse a discutir con los Legisladores las bondades del movimiento financiero, desde el Ejecutivo pretenden torcerles el brazo, con expresiones hasta soeces como la de César, exbueno, Jáuregui, con eso de que “al que obra mal se le pudre el tamal” y después con el desplegado del CCE, dejando sobre los legisladores la carga del fracaso.
Baten innecesariamente el tema haciéndolos pasar por malos en ésta novela financiera. En vez de exponerlos en público, el gobernador Corral debería tener un encuentro personal con ellos, discutir el tema, mostrar la urgencia de la reestructura, acordar, negociar. No, recurre a la mano dura y la descalificación, divisa del presente gobierno.
Necesitan recordar que los interesados son ellos, tienen la urgencia de un respiro que les permita márgenes más amplios de maniobra financiera de modo que puedan hacer una administración al menos decorosa, pero ni de esa manera se digna bajar de las alturas para pedir el favor.
Por otra parte, esa reestructuración es más que todo un espejismo y Fuentes Vélez sabe muy bien ¿Qué son trecientos millones de pesos al año, en un presupuesto de 60 mil millones? Una gota de agua en el desierto.
Ese ahorro sería importante para un municipio, al estado en poco beneficia. Compárelo con los 160 millones de la alcaldía local y se dará cuenta de la insignificancia.
Pero hay más, esos 300 millones era una cifra aspiracional del Secretario de Hacienda, lo que pensaba obtener renegociando la deuda supuestamente a mejores tasas.
Si, sólo que han sido tan ineficientes que en el camino el Banco de México les aumentó la tasa de referencia, lo que llanamente significa que el dinero ahora cuesta más y por lo tanto la deuda que les resulta onerosa con ese aumento es más pesada, pues deberán pagar más. Es decir bien pudieron esfumarse esos trescientos millones con el aumento de las tasas.
Requieren con urgencia un plan de fondo, generar ideas nuevas para mayores ahorros y aumento de ingresos. Olvídense de lograrlo únicamente con los incrementos al agua y a los derechos en Vialidad. Sabían que recibirían un tiradero, pero ha pasado casi un año y no han sido capaces de dar ningún escobetazo.
A final de cuentas la senadora Merodio estiró la liga hasta el límite. Se atravesó a toda la estructura priista del estado en su empeño por quedarse con la presidencia del PRI ¿A qué se atiene? Sólo ella sabrá.
En el camino perdió a su mejor apoyo, los huachicoleros hoy redimidos y vueltos a la institucionalidad, encabezados por Marco Adán Quezada y Alejandro Domínguez.
De ninguna manera es lo mismo llevar de compañero de fórmula a Fermín Ordóñez, que a Heliodoro Araiza, Miguel Ángel González o Eloy García Tarín, por ejemplo. Ellos si aportan, Fermín y el colega Espinoza son compañeros más que todo “presenciales”.
Y lo que son las cosas, tanto pidió Lilia respeto por la legalidad, que para registrarse tendrá que violentar la propia convocatoria, pues los tres sectores –la CTM quedó amarrada con Gerogina Zapata como secretaria general- y las organizaciones del partido en su mayoría están con Omar Bazán y no consiguen consejeros suficientes para las firmas requeridas.
Ya les abrieron el espacio que bueno, así conocerán el tamaño real de su liderazgo. Prepárense, pueden recibir una sorpresa desagradable, no supongan que los tres o cuatro presidentes maiceados por la senadora le serán fieles. Tarugos no son, saben dónde y con quién está la nomenclatura y ninguno quiere ir con la fórmula perdedora.
En el lado del PAN Javier Corral actualizó sus datos, así llaman ahora al refrendo, como militante del PAN. En previsión de lo que el tiempo encoja, el señor gobernador ya está actualizado como panista con todos los derechos, lo que no está claro es si también acepta las obligaciones, en los hechos jala más con la izquierda que con el PAN y los que tengan dudas pueden pasar al Consejo de la Judicatura o a la parroquia de Sisoguichi a preguntar, ahí quedarían desengañados, verdad Luz Estela; verdad Pato.
Lo interesante, en todo caso, es que Corral se hizo acompañar de Maru Campos y Mario Vázquez, pilares del M3 –Maru, Mario y Malo- la oposición interna de los empoderados en gobierno.
¿Expresiones de tempranos acuerdos preelectorales? Poco probable, también acudieron al refrendo Rocío Reza y Miguel Riggs, las cartas de Corral para desbarrancar el proyecto reeleccionista de Maru Campos en la presidencia municipal.
Javier quiere tener alcaldes cómodos en Juárez y Chihuahua, sabe que en la frontera es difícil desplazar a Cabada, aunque harán hasta lo imposible por lograrlo, por eso se concentra en Chihuahua cerrando el camino de Maru y con ella de los diputados del M3, pues como ya está visto la trata con la punta del zapato. No lo merecen como gobernador.
Rodolfo Leyva se está convirtiendo en el “sensor constitucionalista” de Chihuahua. Al paso que va pronto reclamará el espacio dejado por el difunto Villasana, que entraba en éxtasis cuando alguien lo llamaba “el poeta del amparo”.
Así Leyva desde que lo desbancaron de la presidencia transparente, por negarse a entregar la secretaría del organismo al “esposo amado y amigo fiel”, quiere que todo en Chihuahua se apegue a la legalidad.
Impugnó, a través de un amparo indirecto, el nombramiento de Javier, pato, Ávila como integrante del Consejo General de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas. Dice que no puede ocupar un cargo en gobierno mientras pertenezca activamente a un culto religioso, en su caso es católico de la Compañía de Jesús.
Hay que reconocer el esfuerzo y la valentía de Leyva, es un hombre atravesado y terco, quizás hasta llegar a la contumacia, pero muy seguro de sí mismo. Hacen falta más personas como él en el servicio público.
