Con el apoyo de su majestad de casa

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Alfredo Piñera Guevara .- Es increíble que a estas alturas, después de que Chihuahua fue saqueado por un grupo de políticos ladrones sinvergüenzas, a pesar de que la inseguridad campea como resultado del empoderamiento del crimen organizado bajo la tutela del anterior gobierno y de que la situación financiera del estado se encuentra en condiciones verdaderamente críticas, un grupúsculo de políticos enquistados en el Congreso del Estado traten de frenar el desarrollo de la entidad con objetivos puramente electorales.

Me refiero concretamente a aquellos legisladores que abierta o soterradamente buscaron impedir la reestructuración de la exorbitante deuda que le heredó a Chihuahua César Duarte y que por ahora tiene sofocadas las finanzas del estado.

Me refiero a esos diputados que, en acción u omisión, sembraron dudas en los demás legisladores sobre las bondades de la restructuración de los compromisos financieros que, de autorizarse, permitiría economizar al estado más de 300 millones de pesos por servicios de deuda, lo que significaría un ahorro de casi un millón de pesos diarios. Esos recursos podrían ser destinados a mejorar servicios y obras que brinda el Estado a la ciudadanía, pero eso pareció no importarles mucho a los diputados de oposición.

Déjeme intentar explicarle cuál fue la perversa estrategia de los legisladores de oposición.

Primero que nada, debe usted saber que la Constitución Política de Chihuahua establece que una iniciativa de ley que es presentada para su aprobación por pleno de legisladores, si llega a ser rechazada no podrá volver a presentarse en un plazo menor de un año a partir de que fue rechazada la primera vez.

Por otra parte, la restructuración de la deuda, por tratarse de un decreto de ley, necesita forzosamente ser aprobada por las dos terceras partes del total de diputados que integran el congreso, es decir, necesita mínimo 22 votos de legisladores.

Con el propósito de prolongar la crisis financiera que enfrenta el Ejecutivo estatal e impedir su solvencia para brindar mejores servicios y obras a la ciudadanía, el PRI primero que nada sembró incertidumbre en legisladores de otros partidos respecto a las bondades de la reestructuración de la deuda y luego levantó su estridente voz en tribuna para exigir que la iniciativa del Ejecutivo estatal fuera sujeta a votación, con la certeza de que no obtendría el apoyo de las dos terceras partes de los legisladores y así hacer fracasar la propuesta del Ejecutivo estatal.

Por eso los legisladores del PAN, en un acto de responsabilidad política, decidieron bajar de la agenda de ese día la votación de la iniciativa del Ejecutivo estatal, para poder agotar todos los cabildeos que sean necesarios, hacer conciencia en los legisladores sobre lo que puede significar en obras y servicios para la población el ahorro que busca el congreso en pago por servicio de deuda y generar la confianza necesaria para que obtenga sin ningún problema el voto de las dos terceras partes de los legisladores.

Sin duda es un asunto de perfeccionar el diálogo y los esfuerzos de convicción. Lo grave de las circunstancias es que en el congreso aún operen políticos del PRI vinculados al sexenio de Duarte, que lo que más les importa es el fracaso del actual gobierno, para tratar de sacar ventaja política-electoral y, más grave aún, que cuenten con el apoyo desleal de algunos considerados de casa.

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