Crean Robot entrenado leyendo sonetos del Siglo de Oro

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“Marchitará la nieve, el fin pesado, por tal caso, con una lengua sola, duro rato de rastro ensangrentado”. Estos versos no han sido escritos por Garcilaso de la Vega, Luis de Góngora ni Francisco de Quevedo.

Pero su autor, intenta imitarlos. Se llama WASP (siglas en inglés de wishful automatic spanish poet) y es un robot que, en este caso, se ha entrenado leyendo sonetos del Siglo de Oro. “Los ordenadores, al igual que los humanos, generan poemas inspirados por lo que han leído”, señala el creador de WASP, Pablo Gervás.

Este ingeniero informático de la Universidad Complutense de Madrid ha creado desde el año 2000 varios programas que generan poesías tras analizar miles de textos periodísticos, poemas clásicos o novelas como TarzánEl libro de la selva o Peter Pan.

Antonio Machado fue el primer poeta español que pensó en la posibilidad de una máquina de hacer poemas. En su Diálogo entre Juan de Mairena y Jorge Meneses hablaba de una “máquina de trovar”: “un aristón poético”. El reto de que las máquinas hicieran sus propias creaciones llegó con la invención del ordenador. En 1959 el ingeniero Théo Lutz y el lingüista Max Bense inventaron el primer computador capaz de generar textos poéticos. Desde entonces, se han ideado numerosos programas que tratan de hacer obras comparables a las de grandes poetas como William Shakespeare, Pablo Neruda o Edgar Allan Poe.

No obstante, aún queda bastante para que las máquinas puedan competir con un ser humano. El crítico literario Ángel Luis Prieto, después de leer varios poemas generados por robots en los últimos años, sostiene que son “un desastre”. Según afirma, pese a que mantienen unidad temática, y la rima está conseguida, les falta ritmo y en cuanto al contenido, “es como si estuvieran hechos por un poeta que ha sufrido un ictus”. Prieto no duda de que en breve los robots llegarán a hacer poemas perfectos métricamente, pero no cree que lleguen a igualar a “la gran literatura”: “Les faltará la musa”.

Frente a quienes defienden el componente sentimental o comunicacional de los poemas, Gervás destaca el estético. “Hay textos que se memorizan mejor en verso que en prosa. Imagínate que das a una máquina tus apuntes de historia y te los devuelve en verso. Si una persona tiene que hacerlo, se muere de aburrimiento”, explica. Además, defiende que las computadoras que generan poesía pueden ser muy útiles para inspirar a los poetas, al igual que ahora lo es el diccionario de rimas.

Más allá de la poesía, la inteligencia artificial ha llegado a otros ámbitos en los que la creatividad es fundamental. Hay máquinas que componen músicapintan cuadroso escriben novelas.

Botnik Studios ha creado un bot entrenado con los siete libros de Harry Potter que acaba de escribir la novela que continuaría a la saga. Se titula Harry Potter y el retrato de lo que parecía una gran pila de cenizas y cuenta con tramas absurdas que J.K. Rowling nunca hubiera imaginado. Ron Weasley “comienza a comerse a la familia de Hermione” mientras lleva puesta la “camisa de Ron” y Harry Potter se cae por una escalera “para el resto del verano”.

Mientras tanto, en 2016 se estrenó en Londres el primer musical con partitura y libretos creados por ordenador. El director del Instituto de Inteligencia Artificial, Ramón López Mántaras, señala que la genialidad creativa de Mozart o Picasso está al alcance de muy pocos seres humanos. Pese a que los robots pueden hacer combinaciones novedosas, considera que nunca podrán llegar a esta genialidad ya que no pueden “romper las reglas” que les han enseñado. “Las máquinas no tienen sentimientos ni conciencia, no tienen ni la más remota idea de lo que están haciendo, y no pueden evaluar el resultado”, explica.

Por ahora, una de las limitaciones es la semántica. “A la máquina todavía le cuesta mucho crear imágenes literarias”, explica Carlos González, coautor del libro ¿Puede un computador escribir un poema de amor? Con el big data la inteligencia artificial está avanzando a pasos agigantados. En 2010, al buscar en Google “poesía generada por ordenador” solo aparecían 10 resultados. Ahora aparecen 765,000.

Los proyectos se llevan a cabo principalmente en universidades. Para Gervás, la gran limitación es que la mayor parte de las cosas que se podrían hacer aún no se han intentado: “Solo se invierte en lo que da dinero”. Sin embargo, hay quienes consideran que apostar por este tipo de iniciativas es fundamental. Por ejemplo, Elena González Blanco, que lidera Postdata, un proyecto que consiste en el análisis de poesía desde un punto de vista computacional: “La poesía es al lenguaje como la Fórmula 1 al motor. Es decir, lleva al lenguaje al lado más extremo de la experimentación y si una tecnología funciona para análisis poético puede funcionar para cualquier tipo de texto”.

Todos estos expertos coinciden en que los robots no van a sustituir a los poetas. González sostiene que el cambio principal debería tener lugar en la actitud del lector. “Hay cierta reticencia por parte de los humanos porque la máquina ya nos ha aplastado en todos los ámbitos. Pensamos: ‘si una máquina puede escribir igual que Shakespeare, entonces qué nos queda’”, señala. Para él, el problema es que se le da a la poesía un valor que en el fondo no está en el que lo escribe sino en el que lo lee. “Sin embargo, lo importante es la experiencia del que recibe. Si a la persona le hace sentir sentimientos o cree que los hay, con eso es suficiente”, concluye.