La política de cortar rodillas

 Entregaría esta columna con el análisis del primer informe del gobernador Javier Corral, consideré que sería el tema de la semana pero, consumado el hecho, resultó un evento más de los muchos en su campaña contra la Federación y el PRI, llevando por insignia la bandera de cárcel a Duarte.

Su mensaje fue un resumen de lo que ha dicho en éstos largos meses de confrontación, de modo que lo más destacable fue la presencia de Ricardo Anaya, candidato presidencial del Frente, y la ausencia de gobernadores. Agasajaron a Ricardo durante una comida celebrada en Palacio de gobierno y destacó su presencia en el Centro de Convenciones.

Con Anaya como invitado especial refuerzan los argumentos de quienes afirman que esa campaña tiene fines electorales. Ya se encargarán, o no, los priistas de hacer otra denuncia o bien ampliar la que presentaron el jueves ante la Fiscalía de Delitos Electorales. Por ahora los reflectores vuelven a la caravana, que hoy culminará –si deciden no ir al sur- en la Ciudad de México. Así de dinámica es la agenda electoral del gobernador.

Y como la entrega pasada quedó corta en relación a los acomodos de candidatos priistas, sin pretender que sea una segunda parte del domingo anterior, opté por actualizar la feroz y descontrolada disputa entre los liderazgos de éste partido, en vísperas de las elecciones que terminarán por hundirlos o darles vigencia, según el resultado del uno de julio.

Artemio Iglesias hablaba de políticos que preferían cortar las rodillas de sus enemigos, con tal de verse más grandes. Ignoro si la frase es de su autoría intelectual o adoptada, pero la reconozco inteligente e ingeniosa, describe escenarios frecuentes en el ejercicio real de la política.

En los acomodos de candidatos, el PRI de Chihuahua entrega un ejemplo prototípico de esa política. En lugar de agrupar a los liderazgos que sobrevivieron al duartismo para fortalecerse y recuperar los espacios perdidos, Omar Bazán y sus patrocinadores optaron por apoderarse de las candidaturas. No les importó atropellar a medio PRI, o más,  con tal de conseguir para ellos los mejores y más seguros espacios.

Así se afianzó el propio Omar en el número uno de la lista plurinominal de candidatos a diputados locales y Graciela Ortiz en el noveno distrito de Parral. En paralelo cerraron cualquier espacio de la capital a Marco Adán Quezada y Alejandro Domínguez; en Juárez a Lilia Merodio y en Cuauhtémoc a Lupita Pérez.

Para frenarlos impulsaron a Patricio Martínez en Chihuahua, a Neil Pérez Campos en el séptimo distrito de Cuauhtémoc, a Mayra Chávez y Gloria Porras en el tercero de Juárez. Su idea era cancelar proyectos futuros de Alejandro Domínguez, Lilia Merodio y Lupita Pérez, por citar los tres ejemplos que mejor describen la política de rodillas serruchadas.

En la senaduría les caía de perlas que Georgina Zapata encabezase la fórmula, llevando de complemento a Enrique Serrano. Optaron por la hija de un líder sindical sin presencia electoral y al mayor perdedor de su historia, representante de César Duarte y Emilio Gamboa, arquitectos del saqueo al estado.

En esa especie de fobia contra los grupos incómodos, alcanzaron la puntada de postular en Aldama a una señora de nombre Elva Martínez, de quién afirman es madre del chofer de Omar Bazán, dejando fuera a Miguel Rubio, un expresidente municipal y exdiputado local, es decir un cuadro bien formado.

Viéndose empoderados, con el Comité Directivo Estatal en sus manos, tomaron las decisiones electorales con la mente puesta en las elecciones del 2021, siendo que en éstas van derrotados. No son tarugos, prefirieron eliminar en la mesa a sus competidores futuros, así tuviesen que reconstruir el partido desde las cenizas. La más mezquina y autodestructiva de las conductas políticas.

Es la naturaleza de quienes se desviven por el poder, esa conducta egoísta y suicida no es exclusiva de Omar, se reproduce en la historia del país, solo que nunca en niveles tan bajos y deleznables. Es tan absurda su estrategia darse un balazo sólo asegurando que la primera bala es para sus enemigos, aun a sabiendas que puestos de acuerdo conservan la vida y podrían prosperar.

Así estaba el diseño de candidaturas que hizo el CDE hasta que reculó Patricio Martínez. Antes de las definiciones despreció a la dirigencia, los hizo suplicar, arrastrarse e implorar de favor que aceptase la postulación y se tragaron el sapo con tal de que no llagase Alejandro Domínguez u otro que pudiese hacerles sombra en tres años.

Ante la reversa de Patricio cambiaron todos los planes del CDE, su política de serruchar rodillas sufrió un revés, pues en México voltearon a ver lo que sucedió en Chihuahua y no les gustó.

Dicen que, a cambio de aceptar la candidatura, Patricio pidió libertad para nombrar la planilla completa de regidores, todos los candidatos a diputados locales y federales de la capital e incluso condicionó su participación a que Reyes quedase marginado del senado.

Puede ser, no he tenido oportunidad de platicar con el senador, me gustaría para conocer su versión de primera mano. No obstante más bien creo que pidió las perlas de la virgen –dando por buenas esas versiones- esperando librarse del compromiso asumido.

Pedía lo que sabía no recibiría sólo como pretexto para abortar y dimitió, le importó tres cacahuates el destino de un partido que lo hizo presidente municipal, diputado federal, gobernador, senador. Nada quiso saber del partido que transformó su vida y lo hizo uno de los hombres más ricos e influyentes del estado.

Al recular Patricio el CEN quedó atónito, hasta entonces se percataron de la profunda crisis que vivía el partido en Chihuahua. Así emprendieron un tímido proceso de recomposición y lo primero que hicieron fue subir a Reyes Baeza en la primera fórmula para el senado, bajar a Georgina a la segunda y mandar a su casa a Enrique Serrano. Después llamaron al diputado Alejandro Domínguez para la presidencia municipal de la capital.

Con Reyes y Alejandro revitalizados empezó un esfuerzo de recomposición que se reflejó en la candidatura de Lilia Merodio en Juárez y al momento de escribir esta columna se informó que depusieron también a Neil Pérez Campos en el séptimo e intentan convencer a Lupita Pérez para aceptar esa candidatura.

Aquí vale la pena un paréntesis. Recibí información de que Lupita no aceptaría, por ninguna circunstancia, la candidatura. Hace mal, piden el espacio y cuando lo tienen se ponen dignos. No se vale rechaza la posibilidad de ser diputada federal, pues ese distrito es ganable para el PRI y compromete la elección. Cierra el paréntesis.

La idea original de acabar con los posibles rivales para el 2021 quedó hecho trizas con la renuncia de Patricio. Hasta donde van los acomodos, dado que pueden seguir en los próximos días pues todavía no quedan debidamente asentadas la calabazas, surgen al menos seis prospectos para las elecciones estatales del 2021: Adriana Terrazas, Adriana Fuentes y Lilia Merodio en Juárez; Alejandro Domínguez y Minerva Castillo en Chihuahua y Graciela Ortiz en Parral.

Ojo, todos deben refrendar su boleto en las urnas ¿Cuál de todos le gusta para que gane la elección? Los seis la tienen difícil, la marca PRI repele en los electores de todas las edades y en cualquier región del país, de modo que igual amanecen el dos de julio con que ninguno consiguió el objetivo de ganar.

Hago esa mención de insensato futurismo por que con esa idea intentaron tomar las primeras decisiones en el PRI local. Es claro que éste partido necesita una profunda recomposición, sacudirse el estigma de corruptos por definición y acercar sus prioridades al interés ciudadano. Pero ese tema nadie lo consideró importante, el caso era prevalecer sobre los otros.

En realidad no me sorprende que la hayan jugado así, a cortar las rodillas del posible adversario, como dije está en la naturaleza de quienes buscan con denudo el poder. Lo que encuentro tan absurdo es que siendo un partido batido en el desprestigio social y derrotado, elijan la manera más rupestre de acabarse entre ellos.

Con los últimos movimientos recompusieron, un poco si usted quiere, pero hicieron un esfuerzo final por recuperar la política. Quien sabe, todavía faltan las campañas y el pisoteo de mangueras entre ellos, el encono y la sin razón los consume, en Aldama –y muchos otros municipios- está el ejemplo de que prefieren enterrarse junto con el partido antes de ver crecer a otros. Suerte y que les vaya bien, la necesitarán.

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