Sin poder erradicar aún la bacteria que provoca el pian

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La carrera para erradicar la que podría ser la segunda enfermedad del planeta —la primera fue la viruela en 1978— se ha topado un escollo. La bacteria que provoca el pian, una enfermedad tropical que genera malformaciones óseas y úlceras cutáneas que desfiguran el rostro, se resiste al tratamiento antibiótico con azitromicina, la principal estrategia para combatir la dolencia.

El médico catalán Oriol Mitjà descubrió en 2012 en una remota isla de Papúa Nueva Guinea que con una sola dosis de azitromicina se curaba la enfermedad y la Organización Mundial de la Salud (OMS) tomó el hallazgo como base para desplegar su estrategia de erradicación hasta 2020: distribución masiva de este antibiótico en zonas endémicas. Sin embargo, una investigación del joven médico recién publicada en The Lancet revela que el camino hacia la eliminación de la bacteria del pian tiene sus curvas. Mitjà ha reportado problemas de cobertura antibiótica y varios casos descritos de resistencias a la azitromicina que impiden —o retrasan, según el médico— la erradicación de la enfermedad.

Pero ya ha llovido desde que el médico catalán, que trabaja en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y en el hospital Clínic, llegase a Papúa Nueva Guinea. Una publicación en The Lancet y otra en The New England Journal of Medicine, dos de las revistas científicas más prestigiosas del mundo, dieron cuenta de ello: Mitjà se quedó y encontró una solución rápida, eficaz y barata a esa enfermedad: con una sola pastilla de un antibiótico llamado azitromicina, los niños afectados se curaban en apenas 15 días, así que apostó por tratar de forma masiva a la población para alcanzar tanto casos activos como latentes e interrumpir la enfermedad.

Tres años y medio después de la campaña de distribución masiva de azitromicina en la isla —se repartió en el 84% de una población de 18,000 habitantes—, los investigadores, con Mitjà a la cabeza, realizaron un seguimiento clínico y serológico cada seis meses para detectar la presencia de la bacteria Treponema pallidum pertenue, causante del pian. La prevalencia de la enfermedad se desplomó del 1,8% al 0.1% en los primeros 18 meses.

Sin embargo, los sanitarios eran incapaces de alcanzar el 0% y, lejos de disminuir, a los 42 meses, la prevalencia ascendió al 0,4%. «Hay casos latentes que, si no son tratados, pueden desarrollar la enfermedad. También hay otros, pero menos de un 15%, importados de otras regiones», justifica Mitjà.

Pero además de los problemas de cobertura poblacional, los investigadores encontraron cinco casos en los que la bacteria del pian era resistente al tratamiento con azitromicina. Los investigadores sostienen que todos los casos se contagiaron con la misma cepa resistente, pues los cinco niños afectados eran amigos o familiares. Los médicos los trataron satisfactoriamente con penicilina benzatina, un antibiótico más potente. «Las mutaciones aparecerán pero tenemos el arma para detectarlo [un test diagnóstico a través de una muestra analizada en el laboratorio] y la medicina para curarlo. Pueden aparecer resistencias pero la probabilidad es muy baja. Esto no será un problema para la erradicación del pian», ha dicho Mitjà este miércoles en Barcelona.

Mitjà ha puesto en marcha una nueva estrategia que pasa por aumentar la cobertura de tratamiento y también la intensidad

Con todo, los últimos hallazgos del médico de ISGlobal han obligado a repensar el abordaje global de la erradicación del pian. Mitjà ha puesto en marcha una nueva estrategia que pasa por aumentar  la cobertura de tratamiento y también la intensidad. La desarrollará los dos próximos años en una provincia de Nueva Irlanda (Papúa Nueva Guinea), formada por varias islas y con una población total de 56,000 personas.

«Es necesario una nueva idea. Alta cobertura y tres rondas seguidas de tratamientos masivos con azitromicina cada seis meses. Proponemos dos recordatorios para parar la transmisión de la enfermedad y que se reduzcan las mutaciones», explica Mitjà. El médico contará con el apoyo de la Fundación La Caixa y la farmacéutica Kern Pharma, que le ha donado medio millón de píldoras, para desplegar su investigación. El proyecto, que tiene un presupuesto de 400,000 euros, prevé identificar cuántas rondas de tratamiento son necesarias para alcanzar la eliminación. «El problema no es la azitromicina, porque este antibiótico es  curativo. Lo que falta no es eficacia, sino que hay un problema de cobertura. Es casi imposible conseguir el 100% de cobertura pero lo que pretendemos es aumentarla y por eso pedimos a los gobiernos que usen el censo y se monitoricen los casos que no han tomado la primera dosis.

La OMS mantiene el plazo de erradicar el pian para 2020, aunque Mitjà reconoce que, con los últimos contratiempos, «puede que haya un retraso». Con todo, se mantiene optimista:  «Vamos en ruta y según lo planeado».