La Soberbia del Ciego

Huyendo de la corrupción que nos harta, los mexicanos estamos dispuestos a entregarnos al diablo, venderle o empeñar nuestras almas. Generalizo sabiendo que muchos, válidamente, podrían decir no me pongas en ese costal, hermano. Sin embargo lo hago por que la mayoría de nosotros abrazó con los ojos cerrados a lo peor del populismo y, resignados unos o felices otros, lo reciben como redentor del oprobioso agravio social.

Somos una calamidad de país, queremos ir a donde otros vienen arrastrando la dignidad y con dificultades se mantienen de pie por falta de alimentos. Está demostrado su fracaso, el populismo es un desecho de la historia y nosotros lo recogemos saltando de alegría, ilusionados como niños con juguete nuevo esperanzados en que todo cambiará para bien.

Si pensamos que los traumas históricos del porfiriato o la vecindad con el Imperio jamás permitiría la instauración de una dictadura populista, somos ingenuos. Nada nos hace diferente a otras sociedades de la región victimizadas por razones ideológicas y apetitos desbordados de poder.

Encumbrado el mesías la clase política se rendirá a sus pies e irá con el hasta la ignominia, aplaudirá de pie cuando proponga reformar la Constitución para permitir la reelección y después defenderán la dictadura, aglutinados en una casta de privilegio engordando frente el sacrificio de los gobernados ¿Ha sido otra la historia en los países donde instauran el populismo de izquierda? Respondan con sinceridad.

El miércoles escuché con atención, para que no me contaran, el mensaje de López Obrador ante empresarios. Mientras más hablaba más ganas me daban de salir corriendo. No es broma, causa pavor escuchar que un personaje de la mayor importancia como él, se presente y asuma como única respuesta a los problemas del país.

La solución es él, Andrés Manuel López Obrador, natural de Tepetitán, Macuspana, Tabasco, para evitar confusión con los homónimos. Él y nadie más que él. Así lo pregona, esa verdad es el centro de su discurso, su proyecto de país radica en acabar con la corrupción por decreto y de ahí emanarán todas las soluciones.

En cuanto llegue a Los Pinos todo cambia por que siendo el presidente honesto los gobernadores serán honestos y los alcaldes también serán honestos. Y si por medir reacciones de la gente o el nivel de fe que tienen sus discípulos comentase también que los sicarios no matarán más, los banqueros combatirán la usura, los políticos dirán verdad, los tránsitos no pedirán mordida, los burócratas tampoco comisión, perezosos se levantarán temprano, los diputados del PAN dejarán los moches y Peña Nieto leerá por lo menos tres libros, sus acólitos aplaudirían convencidos de que así será. Habló Andrés.

Las razones de su propuesta son irrefutables, pues la corrupción sólo tiene un camino, es de arriba hacia abajo ¡Maravilloso! Dónde firmo o en qué fila me formo para sacrifico mi alma, vida y corazón por el ungido, el redentor de las causas sociales. Glorias, salves y aplausos, México es el país elegido, en su sagrada tierra ha nacido el que habrá de vengar las afrentas históricas, los agravios desde la Conquista hasta Peña Nieto y los duartes.

Estamos engañados, somos un país de ciegos, imposible no recordar el “Ensayo sobre la Ceguera” de José Saramago, el genial portugués Premio Nobel de Literatura. Para López Obrador es muy sencillo, como no lo advertimos antes, la honestidad se traslada de arriba hacia abajo, por gravedad y el dinero que hoy colma los bolsillos de los corruptos, algo así como quinientos mil millones de pesos al año, será utilizado para desarrollar el país.

Y su sentido de crecimiento y desarrollo nacional es muy conocido:  una sola refinería de ocho mil millones de dólares construida en tres años para el abasto nacional, abaratando los precios del combustible, escuela para todos los estudiantes, el cien por ciento será aceptado en las aulas, becas para niños, jóvenes, madres solteras, ancianos, discapacitados.

No es broma ni mala leche, así lo externó el miércoles ante un auditorio supuestamente de no conversos y aplaudieron. Si me lo platican digo son mentiras, propaganda de la Mafia que lo quiere derrotar a la mala, pues además bajará el precio de la gasolina, el IVA en la frontera quedará en ocho por ciento y no endeudará al país.

Todo por el ejemplo de honestidad, la promesa del patriarca creador del régimen sustentado en amor y paz, fundador de la Cuarta República y sucesor legítimo de Juárez y Madero. Así se asume, parece choteo pero no es, se regodea diciéndolo.

“Confíen en mi, olviden eso de Venezuela, no crean todas las tonterías que les dicen” y los empresarios aplaudiendo. Además debemos confiar en él sabiendo de su asociación con los políticos más corruptos del país. Lo peor de la sociedad mexicana campante en su entorno.

No hablaré, me frustra y enoja, sobre los corruptos que lo acompañan, citar otra vez los nombres da weba y coraje. Rechazo a cualquiera que presenta como único argumento contra los males de los mexicanos el combate a la corrupción y en eso base su proyecto de nación mientras se rodeado de los personajes más siniestros y corruptos en la historia reciente del país ¿Cuáles nombres le vinieron a la mente? Pues esos son y muchos más.

Como será presidente honesto, Napoleón Gómez Urrutia devolverá los 54 millones de dólares a los mineros que robó, Elba Esther Gordillo lo robado en el ISSSTE durante los sexenios del Panismo, la Lotería Nacional y el sindicato de maestros, Nestora Salgado la extorsión de los secuestrados, Rogelio Bejarano el dinero de las ligas, Poncho Romo los millones del Fobaproa.

Sus acólitos, como el Tlatoani, cayeron en la soberbia del ciego. Nada más no diga que se equivocaron si el país queda partido en dos cuando el Honesto, así con mayúscula, decida reformar la Constitución y el Ejercito salga a las calles a reprimir las manifestaciones.

Como la mayoría de los mexicanos, digo la mayoría por que habrá muchos que son felices batidos en el saqueo, estoy harto de la corrupción. En Chihuahua tuvimos un sexenio de terror, con César Duarte vivimos la época más oscura, donde una pandilla de truhanes incultos tomaron las finanzas estatales por su botín de guerra.

Veo y lamento que somos víctimas de una clase política voraz y golosa, pero rechazo por sentido común y conocimiento de la historia que la solución está en un solo personaje, un hombre intrínsecamente honesto que desde la campaña se presenta como la solución en sí mismo, es decir los problemas del país acabarán por que yo lo digo.

Cómo me daría gusto que la solución fuese tan sencilla, cruzar en la boleta electoral el nombre de un iluminado y esperar que se cumplan los plazos constitucionales para ver el fin de la corrupción.

El riesgo es demasiado, pienso en mis hijos y los imagino viviendo en un país sin libertades, entonces digo no y mil veces no. Mientras pueda combatiré esa locura, el riesgo de que las libertades queden suprimidas es muy alto para darle mi voto, México no es diferente de Venezuela o Bolivia y López Obrador tampoco de otros dictadores que destruyeron sus países.

Por mi parte que la Republica Amorosa se vaya a la chingada, como su mesías lo tiene prometido si pierde las elecciones. Recibo las mentadas en el Acebuche, los fieles del redentor son implacables, no es un Edén como Tabasco pero bien que me relajo.

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