*¿Inicio de la “oaxaquisación”?

* Despedirlos y caso resuelto

* La cartas de renuncia al PRI

* Empresarios chamaqueados

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Un conflicto que parecía de pesos y centavos evolucionó a la peor crisis educativa del estado en décadas. No hay registros recientes de paros generalizados en el sistema estatal de educación, como el que hoy cumple tres días. Ni durante el momento de mayor enfrentamiento entre Julián Luján y Francisco Barrio ¿Está Chihuahua en camino a la “oaxaquisación”?.

La pregunta guarda pertinencia por el punto muerto en el que se encuentra el conflicto magisterial, con un gobierno negado al diálogo mientras los maestros permanezcan en paro, y un sindicato resuelto a profundizar las presión hasta ser escuchado. De ahí ni para atras ni para delante.

En el medio los alumnos perdiendo clases, los padres de familia que no tienen donde dejar a sus hijos para ir al trabajo y como víctimas colaterales el comercio en el centro de la ciudad, devastado y temeroso de que se prolongue durante semanas.

En vez de asomar una salida, el conflicto tiende a la radicalización. Ayer se sumaron las alumnas de la Normal Superior del Estado y hay platicas entre Ever Avitia, de la sección 42, y la maestra Rosario María Hernández, de la sección octava, buscando la oportunidad para que los maestros federales se sumen al paro.

Ambas secciones son “institucionales”, es decir leales a Juan Díaz de la Torre, líder del SNTE, por tanto responden a la misma rienda. En caso de prolongarse el conflicto, la dirigencia de la octava no tendrá reparo en ingresar, dejando todas las escuelas básicas de la entidad sin clases. Si llegan a ese punto nadie puede predecir el final, todo conflicto se sabe dónde empieza pero nunca donde acaba.

Muy probablemente se trata de movimientos para minar el gobierno de Corral, una especie de respuesta a su activismo político contra Peña Nieto. Sin embargo hay un detalle que el gobierno está empeñado en olvidar: hay razón en las demandas, cientos de maestros no han recibido su salario.

Pero el problema, según el librito de Pablo Cuarón, está por resolverse. Cómo los maestros no pidieron permiso para faltar a clase y hoy se cumple el tercer día, cesándolos queda resuelto. Muerto el perro se acabó la rabia, no hay porqué preocuparse, superpablo tiene la varita mágica.

Cuanta indolencia e insensatez, abordar un problema de la mayor gravedad con la ley laboral en la mano, deja frío a cualquier negociador. Ah, no pidieron permiso para faltar, cumplidos los tres días es abandono de trabajo y ni derecho a liquidación tienen. Se van por que se van.

Lo dice alguien con experiencia en asuntos laborales, Pablo no es ningún improvisado, reportan que no tolera ni un retardo de quince minutos a los trabajadores de Hágalo, y a los que por cualquier motivo pierden media semana, sus amigos veteranos les recomiendan no volver ni por el cambio, pues en una de esas les hacen cuentas y hasta salen debiendo.

Un problema, como el paro de labores en los centros de educación básica, con cerca de 160 mil niños sin clase y el centro de la ciudad paralizado, no puede ser tratado con la insensible amenaza de que regresan a clases o terminan cesados.

La Secretaría de Educación no puede asumir una posición así de cuadrada y vertical, aun teniendo la razón, es decir que el movimiento sea más político que laboral, tampoco si está en lo cierto cuando hace las cuentas de que sólo una cuarentena de maestros es impago.

Son los niños quienes están perdiendo clase, es el centro de la ciudad secuestrado, cientos de comerciantes que pierden el día y la semana. Abran un canal de comunicación y despresuricen el conflicto, en lugar de buscar salidas legales por suponer que el problema es político.

Y no es cargar la mano a Pablo por el gusto de hacerlo, el hombre es un gran ferretero y excelente empresario, Hágalo ha crecido mucho en el presente gobierno, pero está claro que carece de los atributos requeridos para llevar una secretaría donde el estirar y aflojar con el sindicato es la tónica.

Tras su fracaso, la única alternativa es que Peniche mande a los antimotines, dando más armas a los maestros para continuar en la plaza, al convertirlos en nota nacional, por la represión. Sólo por ese prurito, verse cuestionados en medios nacionales, eviten el desalojo, pero según lo visto en Cuarón, ganas no les faltan.

Mientras los maestros levantan la bandera opositora, los candidatos del PRI jugando a que hacen campaña. Como si estuviesen en posesión del gobierno, sueñan con los años maravillosos del ratón loco y los carruseles, esperando un milagro electoral.

Y es que la verdad no pueden hacer mucho en su favor, de fuentes internas salió el dato de que la comisión de Honor y Justicia, presidida por Mario de la Torre, ha recibido más de mil cartas de priistas renunciando a la militancia. Corren al sentir el agua fresca del naufragio inminente, no hay mejor alarma que un trasero sensible.

Como la ve, se trata de priistas con formación política, pues de lo contrario no se ocupaban de mandar carta alguna. Con noticias así es de esperar que los desesperados pero pasivos candidatos se encierren en sí mismos suponiendo que los recorridos matutinos y las desangeladas verbenas vespertinas les junten votos. Esperen el día de las elecciones para que conozcan la realidad de la irritación social y el equivoco en que han caído al plegarse en campañas tradicionales.

Juan Pablo Castañón, hablando a nombre del Consejo Coordinador Empresarial, informó que abandonaban la mesa donde discutirían, con los representantes de López Obrador, la viabilidad del Nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, tema insignia al inicio de las campañas presidenciales. Los mandó la mafia a salirse, no quieren escuchar, reviró López Obrador en la primera oportunidad.

Que forma de chamaquearse a si mismos los señores empresarios, serán muy buenos para los negocios pero de política no entienden lo básico, lucieron más ingenuos que un niño de pecho. Suponer que los escucharía el candidato morenista en actitud asertiva es como pensar que pueden ganar un concurso de nado libre en aguas abiertas con polainas en ambas extremidades.

Si a Carlos Slim, un tiburón de los negocios con quién López Obrador había hecho clic, le dijo lo mismo, personalizando la mafia en los nombres de Peña Nieto y Salinas de Gortari, cuando declaró contra la locura de parar una obra de la mayor importancia para el desarrollo nacional, qué esperaban los gerentes empresariales. De querer los regaña y vuelven, como Ricardo Monreal y  Marcelo Ebrard.