*Corral politizó la violencia

* El mandil de Isela Torres

* El otro “vulgar ladrón”

* Una extraña subasta

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Los gobernadores suelen exigir a la oposición “no politizar la violencia”, es su forma de pedir “no me toques ese son”, sacar de la discusión pública los temas incómodos. Efecto contrario en el caso de Javier Corral, él personalmente politizó la violencia en Chihuahua, al encabezar una marcha partidista por la paz en San Luis Potosí.

Y como ha sucedido en otros momentos cuestionables del inquieto mandatario, también ahora la terca realidad lo dejó mal expuesto ante la sociedad. Ayer otro asesinato de alto impacto en la ciudad, sicarios del mal mataron en una colonia residencial, frente a su esposa e hija, a un padre de familia.

A éste asesinato sume los que van del mes y encontrará que durante junio, transitado poco más del primer tercio, van más de cincuenta homicidios por causa de la violencia incontenida. Al paso presente superará la cifra de cien ejecuciones, dejando atrás al mes anterior.

Pero el señor gobernador permanece en campaña, es una verdadera tragedia para Chihuahua que haya abdicado –al menos pospuesto- su responsabilidad de gobernar que la sociedad encomendó con el voto, hace dos años. El compromiso de gobernar no puede ser descuidado ni un momento, sin embargo lo asume en tandas distantes. Así no se puede.

Esa realidad lastima a los chihuahuenses, se ven abandonados y lo están, pregunten por las autoridades –de cualquier nivel- en la región de Jiménez y amplias franjas de la zona serrana. Allá la policía sólo se ve pasadas las refriegas entre grupos criminales, cuando los sicarios se dispersan llevándose a sus muertos.

Y mire lo que son las cosas, con un mandil rotulado sobre las rodillas, Isela Torres, la diputada más activa en la famélica bancada del PRI, puso el dedo donde duele, paseándose por el salón de plenos con la leyenda: “Gobernador, también en Chihuahua queremos paz”, reclamando el desaire a una marcha por la paz en Baborigame, uno de los pueblos cooptados por el crimen.

Obvio, con que autoridad encabeza marchas por la paz en San Luis Potosí, mientras la entidad libra una guerra entre carteles criminales, dejando una larga lista de muertos sin que la autoridad intervenga. Desde luego que la exigencia opositora hace pertinencia, mírenos también nosotros existimos, dicen.

Cortinas Murra, abogado experto en derecho electoral y activista político, también se colgó de la oportunidad. En lugar de un mandil, se hubiese visto mal, portó una playera azul PAN con la leyenda “Javier Corral eres peor que César Duarte”. Debió calar, que lo comparen con el “vulgar ladrón” enciende más que un recordatorio al diez de mayo.

Pero así está de radicalizado el momento político de la entidad y mientras el gobernador permanezca en Campaña –es improbable que la cancele pasado el proceso formal, está en su naturaleza de político opositor- la radicalización social aumentará. No puede ser de otra manera, a toda acción corresponde una reacción.

Una recomendación de quienes abrevan en la mesa del Gerónimos, es que saquen un pez, aunque sea de medio kilo, antes de que concluyan las elecciones, pues las desatenciones del gobernador empiezan a pesar en el ánimo electoral.

Hay encuestas creíbles en las que AMLO superó a Ricardo Anaya en la entidad, amplio en Juárez y Cuauhtémoc, e incluso hablan de un empate en la capital. Perder su estado ante el “ambicioso vulgar”, ahora que el calificativo se ha puesto nuevamente de moda, sería una derrota política dolorosa para Corral, considerando su profuso activismo.

Probablemente tengan reservada la sorpresa para el fin de semana, una vez que empiecen a bajar las reacciones del debate. Han amenazado mucho con nuevos episodios, pero el tiempo se agota y lo que no hagan con los maxijucios en los quince días que vienen, no lo harán en el resto de la administración. Improbable que les aguante para el 2021.

La subasta de ganado, mil animales entre vacas y caballos, será de poca utilidad para los propósitos electorales y la recuperación de dinero. La soltaron con tanta anticipación que la gente se ha percatado que no tendrá efectos inmediatos, pues resulta legalmente imposible disponer del dinero recuperado.

Los voceros más activos en el gremio de la Litis y la chicana, confirmado ayer por el propio Fiscal Peniche, decían que la figura jurídica para subastar está en el argumento de que el ganado estaba en peligro de morir, algo así como un producto perecedero.

Perfecto, encontraron el resquicio jurídico, el punto es que no podrán disponer del dinero hasta que haya sentencias condenatorias en firme contra Duarte ¿Cómo podrían despojarlo de un bien, sin que medie sentencia de un juez? Desde luego que no.

Original, original, lo que se dice original no es José Antonio Meade, pero si puntual y oportuno. A dos días del tercero y último debate motejó a Ricardo Anaya como “vulgar ladrón”. Sea la pulla pensada o espontánea, refrito o no de Corral, autor de la patente, consiguió el efecto mediático deseado pues lo recogieron los medios más importantes.

El candidato del Frente es indefendible, póngalo así: la PGR es usada por el gobierno del PRI como instrumento político contra Ricardo Anaya, si; desde gobierno filtran los videos, incluido el más reciente de Juan Barreiro, para bajarlo al tercer lugar, si; Lo hacen también por el pacto Peña-AMLO, con el fin de frustrarle cualquier posibilidad de triunfo, si.

Todo eso y lo que usted quiera con tal de bajarlo al tercer lugar, si. El problema para los defensores de Anaya es que también son verdades que incurrió en lavado de dinero, las evidencias no dejan lugar a duda, promovió sospechosas operaciones que lo sitúan entre los vulgares ladrones del país. Esas acusaciones no las ha podido desmentir más que engolando la voz en spot inverosímiles.

En está última cargada, filtración de la llamada de Juan Barreiro con un empresario argentino, ya ni siquiera salieron a defenderlo Diego Fernández de Ceballos, su abogado ante la PGR, ni Jorge Castañeda, coordinador general de su campaña.

Llega desinflado al último debate y si la campaña no colapsa es sólo por que nadie quiere al PRI, representado en Meade, pero en cualquier otro escenario electoral Anaya estaría con niveles de aceptación menores a los de Josefina Vázquez Mota hace seis años. Su proyecto camina al barranco.