*Elección queda judicializada

* Juárez, PAN y PRI desfondados

* El cierre personal de Corral

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La elección por la presidencia municipal de Chihuahua quedará judicializada, con independencia del resultado. Los candidatos entraron en una ruta de acusaciones penales que transitarán más allá del proceso electoral. Desde el debate calentaron el ambiente, intercambiando denuncias.

El camino judicial lo inauguró, temprano en la campaña, Alejandro Domínguez. A mediados de marzo presentó una demanda contra Maru Campos y el martes de ésta semana Fernando Tiscareño concurrió a la Fiscalía con la suya. Ambas por el mismo tema de los recibos, de hecho Peniche declaró que agregaría la información de Tiscareño a la ya existente.

No es costumbre del PAN ni de Maru permanecer indiferentes a los ataques, al contrario, formados en la oposición son proactivos. En respuesta, el miércoles pasado el CDE presentó una denuncia contra Domínguez y Tiscareño, acusándolos de violencia de género y calumnias.

Pudieron dejarla pasar, por la ventaja que lleva su candidata, pero decidieron revirar, atajarla pensando en la premisa “el que calla otorga”. Más que los votos, están seguros de verse adelante, pretenden evitar que los golpes dañen la imagen de su candidata.

Parecía que hasta ese punto llegaría la ofensiva judicial, empate y nos vemos en las urnas. No, ayer Morena intervino con una segunda denuncia contra Maru, ahora acusándola de malversar fondos en la compra de equipo de seguridad pública y la reparación del Helicóptero.

Arianda Montiel, delegada estatal de Morena, se mantuvo toda la campaña en bajo perfil, trabajando en la estructura electoral, hasta que ayer salió a medios para hacer pública la denuncia.

Sólo para el registro, por aquello de que se trata de un nuevo personaje en la política doméstica, Montiel es una diputada de la izquierda radical, próxima al corazón de López Obrador, presumiblemente futura senadora –va de suplente en la lista de pluris, con perspectiva de que renuncie la propietaria- No se trata de cualquiera.

Tampoco es nada extraño, las demandas entre candidatos son usuales en campaña, parte del folklor electoral, y por lo regular suceden durante la recta final, cuando unos y otros dejan su resto intentando debilitar al adversario. Después desaparecen sin hacer ruido.

Ayer estuvo Miguel Ángel Osorio Chong en Juárez, los mismos priistas afirman que la visita fue para comprobar personalmente su deplorable situación. Ciertamente, el PRI sufre como nunca antes, pero los consuela saber que también el PAN está desfondado.

Hoy dominan los independientes de Armando Cabada, presionados de cerca por López Obrador, quién dará un impulso electoral a los candidatos de Morena. Osorio Chong tenía esos informes, de modo que no fue una sorpresa encontrarse en tierras extrañas.

Sin embargo hace su trabajo, pues sabe que una vez pasado el dos de julio podría quedarse con el PRI, o lo que reste del partido tras la elección, si las urnas arrojan el resultado que anticipan las encuestas; un tercer lugar o lejano segundo, en el mejor de los casos.

Javier Corral se hizo notar en la parte final de las campañas, no podía ser diferente si permaneció activo durante toda la jornada, porqué retraerse en los días que marcan diferencia. La cabra tira al monte.

Seguirá activo incluso después del dos de julio, ya se visualizó como el nuevo López Obrador y lo primero que hizo para emularlo fue arrogarse el derecho exclusivo del perdón, purificando a Ricardo Anaya de sus pecados del pasado. Antes lo acusaba de corrupto y estar al lado de las peores causas, pero desde que “rompió” con la mafia del poder lo absolvió de toda culpa y desde entonces es el más honorable y decente de México. Aja.

Identificándose como “el gobernador de Chihuahua”, grabó  un video en el que invita a los militantes del PAN a realizar un “esfuerzo generoso y valiente” para votar por Ricardo Anaya y los candidatos del PAN.

Sabe que su llamado al voto, siendo autoridad electa en funciones, es una violación grave a las leyes lectorales, pero lo tiene sin cuidado, también comprende que las sanciones por dichas violaciones son una vacilada. Su conducta es la de “Si, y qué”. Y nada, señor gobernador, no sucede nada.

Tampoco sucederá con su llamado al voto, extraños son los caminos de la política, el candidato más impresentable del PAN, Ricardo Anaya, presunto lavador de dinero, arrogante y con una ambición de poder incontenida, terminó en los hombros del gobernador que se ha propuesto llevar el combate de la corrupción hasta las últimas consecuencias, pues en México sólo se llega hasta “las penúltimas”, ha dicho.

Lo mejor de todo es que faltan sólo nueve días para el domingo de las votaciones y restan cinco de campaña. Tanta hipocresía corriendo por redes y medios de comunicación enfadó a los electores y eso que de cuando en cuando hay un partido bueno del mundial, por ejemplo ayer el Argentina-Croacia.

Excelentes los memes, sobre todo uno donde van, nuevamente, contra el pobre de Messi: “Si los seleccionados argentinos no pudieron ponerse al nivel de Messi, Messi se pudo ponerse al nivel de ellos”. Tienen razón, el astro del Barca era un zombi en la cancha.

A los arrogantes argentinos les dolió en el alma esa derrota, 0-3, contra una selección europea no considerada potencia. Bien merecida, jugaron como idos, sin coraje ni convicción. Tienen una chanza mínima de calificar, si ganan a Nigeria y Croacia derrota a Islandia, solo que de seguir jugando como ayer pierden hasta con la sub 21 de Arabia Saudita.

Mejor sería para ellos regresar a la Patagonia, allá no hay redes sociales, comentaristas deportivos incomodos y para acabar pronto ni energía eléctrica. Como dijo otro ingenioso meme: con ese resultado Argentina se cruzará con Perú, pero en el aeropuerto de Moscú.

Sin embargo lo prudente es detener aquí los comentarios, no sea que México haga mañana el papelón contra Corea y los memes vuelvan sobre los mexicanos. Suerte a los muchachos, demuestren que la victoria contra los favoritos alemanes no fue un petardo al viento o suertazo. A cruzar los dedos y esperar que Osorio no siga experimentando con los cambios. Otros cien minutos de sufrimiento.