Las campañas entraron en zona roja, los días de proselitismo quedaron atrás, a lo más hoy algunos cierres sin trascendencia y tan tan. Es el tiempo donde los candidatos y sus cuartos de guerra suelen ser traicionados por los nervios, hasta los más seguros empiezan a dudar y los que se veían rezagados se consuelan pensando que “la esperanza muerte al último”.
Gustavo Madero y Rocío Reza, candidatos del PAN al senado, hicieron una campaña mediocre, distanciada de la gente, esperanzados en verse beneficiados por el hartazgo prevaleciente en el país. Tarde comprendieron su error, están lejos de tener en la bolsa el resultado que veían seguro.
De último momento enviaron a Reyes Baeza un atento saludo con el incomodo tema de la “Estafa Maestra”, con Héctor Valles y Eduardo Roa señalados. Nada nuevo, es el muertito que acompañó a Reyes durante toda la campaña, con el cual debió cerrar obligado por las publicaciones recientes, promovidas por Madero.
Ni Gustavo ni Rocío son inmunes a las acusaciones de corrupción. Junto al impresentable Jorge Villalobos, uno de los operadores financieros de Madero en asuntos oscuros, son responsables del mayor escándalo de corrupción en la cámara de diputados; los famosos moches. También a ellos los exhibieron en estos días.
Por negociaciones con los Pinos, Gustavo y Ricardo Anaya consiguieron que los legisladores del PAN dispusiesen, cada uno, de diez millones de pesos al año para ser invertidos en sus distritos ¿Qué hicieron? Pidieron moches a los alcaldes y condicionaron la entrega del dinero al respectivo diez por ciento, mínimo ¿Cierto, señores candidatos?.
Esa práctica ha sido condenada por varios panistas, entre los que se encuentra Javier Corral, quién ahora decidió perdonarlos y ponerlos de candidatos, mientras administraba el perdón a Ricardo Anaya, liberándolo de sus pecados del pasado, por que “rompió con la mafia”.
En la corrupción todos se encuentran ¿No se han percatado, en serio? Es uno de los motivos por los cuales López Obrador creció a los niveles insospechados que hoy lo tienen a un paso de la Presidencia y, a la contra, naufragan las campañas de Meade y Anaya.
El nerviosismo los invade a todos. Sin ninguna necesidad –aseguran que llega al domingo con amplia ventaja- en el Ayuntamiento de Chihuahua distribuyen despensas en colonias marginadas, “por que le ley se los permite hasta el viernes”. Fueron sorprendidas brigadas de Protección Civil en colonia Cerro Grande.
Como dijo el Piporro, si están ganados para que poner en riesgo el proyecto con prácticas que los mismos panistas desaprueban. Tranquilos pueden coaccionar el voto de los más necesitados, pero otros electores desaprueban esas prácticas, las asocian al viejo y corrupto PRI.
Y Morena, por su parte, acusa al PRI de comprar votos, siendo que los antes derrochadores no traen dinero –ya quisieran- ni para pagar agua o gasolina a los representantes de casillas. Desde luego el PRI regresa el favorcito con la misma moneda, sólo para “empatar” la denuncia. Hijitos, concéntrense en la operación del domingo.
Son las ansias normales de los días previos, espere las linduras en la mera jornada de la votación, entonces veremos a los demócratas inhibiendo el voto contrario y tratando de afianzar el propio con las peores prácticas.
Por eso la democracia mexicana es la más desacreditada en el mundo, sus gobernantes han sido incapaces de superar los atavismos herencia del viejo sistema de partido hegemónico.
El titular de Desarrollo Rural, Rubén Chávez, es uno de los secretarios menos visibles del gabinete y hace bien manteniéndose al margen de los reflectores, cuando sale a medios su insensatez es sólo comparable a la de Pablo Cuarón, al hablar de asuntos educativos.
El señor secretario acepta, como si fuese gracia, que las vacas de César Duarte están muriendo, pero se consuela pensando en que no es nada grave, pues lo mismo sucede con otros hatos, a causa de la sequía. Por que las otras mueren, le parece normal que la misma suerte corra el ganado a su resguardo.
Si lo usa como estrategia para justificar la subasta, sería entendible considerando que necesitan las justificación ante el juez para que les permita subastarlas. Es una emergencia, hay que venderlas antes de que mueran, que argumento más baladí, pero es el único que tienen a la mano.
El propio ganado parece tener la respuesta: antes muertas que subastadas. Si, sólo una pregunta ¿Quién querría comprar ganado muriendo de hambre? En lugar de cruzarse de brazos deberían alimentarlas y venderlas a buen precio una vez gordas, por ejemplo en octubre, pasadas las lluvias. Cualquier ganadero entiende los tiempos.
Es una indolencia de Chávez y un oportunismo político de quién lo manda. Proponen la subasta en días electorales para mantener vigente el nombre de Duarte en las boletas, sin importarles que dicho ganado carezca de valor en las famélicas condiciones actuales.
¿Qué les importa más, conseguir el rendimiento electoral o recuperar parte del dinero desfalcado? Los cálculos electorales han dominado, desde un inicio, el tema de los maxijuicios. Ahí radica su perversidad, han llevado la justicia hasta los mayores extremos con tal de conseguir votos. Un mínimo de responsabilidad les vendría bien, en serio.
En lo que Rubén Chávez prepara la venta de ganado para el caldo, antes de que mueran más vacas, los asesinatos de alto impacto llegaron a la zona VIP de la ciudad. Un empresario fue asesinado ayer a tiros mientras comía, en compañía de su esposa, en uno de los restaurantes del periférico de la juventud, donde están instaladas la mayor cantidad de cámaras y concentrada la vigilancia policíal.
Los sicarios del mal siguen actuando con impunidad a lo largo y ancho del estado, a plena luz del día y ni quién les ponga alto, como sucedía durante los peores días de la era más negra; la fallida guerra de calderón contra el crimen.
Sobre la violencia cero comentarios del señor gobernador, que los fiscales regionales se hagan cargo, para eso les pagan. Lo relevante de ésta administración es la lucha contra los molinos de la Federación que desgranan la corrupción por todo el país.
