*La segunda oxigenación

* Precedentes legislativos

* Silencio, Cabada respira

* La mano de Rafa Espino

En oficio de opositores al régimen del Nuevo Amanecer, los diputados de Morena en el Congreso local decidieron judicializar la “segunda oxigenación”, la elección de magistrados con la impronta de Javier Corral, representados en la polémica Norma Angélica Godínez y Alejandro Lagarda, al que llaman juez de consigna, por su obsequiosidad con el gobierno en los maxijuicios de la corrupción.

Promoverán una controversia constitucional esperanzados en que la Corte revoque las designaciones. Están mal asesorados, el suyo es un recurso sin destino ni posibilidad de trascendencia, la ratificación de magistrados cumple estrictamente con la disposición constitucional, por ellos aprobada.

No hay truco, el proceso electivo transcurrió en apego a la norma vigente, cuyo mandato refiere que el Consejo de la Judicatura someterá una terna al Ejecutivo para que elija uno entre los tres y someta su nombre a la ratificación del Congreso. Lo que si hay es un brutal retroceso en cuanto al fortalecimiento de las instituciones y la separación de poderes, es la subordinación voluntariamente aceptada.

Esa reforma de marras, votada hace poco más de un año, pasó inadvertida siendo que reducía al Congreso estatal a simple oficialía de partes, en lo referente a la designación de magistrados. Carecen de opciones, ratifican o ratifican.

Sabiendo que, tras la reforma retrograda, los diputados sólo tienen facultades para ratificar la propuesta del Ejecutivo, increíblemente ninguno se inconformó. Al contrario, fueron entusiastas aplaudidores. Igual representantes de barras y colegios de abogados, todos mostraron abyecta sumisión al tlatoani. Ahí están las consecuencias; su facultad es ratificar sin chistar.

El ninguneo legal impuesto al Congreso guarda precedentes. Pronto elegirán al Auditor Superior del Estado, bajo los nuevos usos y costumbres de la simulación legal diseñada por el Nuevo Amanecer; un consejo de notables, nueve, elegidos por el Congreso, para que a su vez voten al auditor. El nombre de los nueve notables ha sido publicado en las secciones informativas, se trata de cinco propuestos por el Legislativo y cuatro por el Ejecutivo.

Un apunte y tres preguntas. Apunte: Por disposición legal el Auditor Superior depende de la Comisión de Fiscalización del Congreso, elegida por el Pleno. Es decir el auditor es empleado del Congreso y por definición su responsabilidad es realizar una de sus tareas sustantivas: fiscalizar.

Preguntas: ¿Por qué el Congreso delega en ciudadanos que no han sido votados en una elección constitucional, su facultad de designar a uno de los funcionarios más importantes en toda Legislatura? ¿No son, acaso, los diputados representantes populares por derecho constitucional o sea representantes de los ciudadanos frente a los otros poderes? ¿Porqué ceden espacios –cuatro- al Ejecutivo, siendo el principal ente auditable?

No hay justificación política, jurídica, legislativa, ética, popular para delegar facultades otorgadas por los votantes. Nada justifica que los diputados renuncien a sus deberes fiscalizadores y además –aberración- ellos mismos abran espacio para que el Ejecutivo intervenga en sus asuntos internos más fundamentales e importantes.

Pronto se conocerá el nombre del auditor, entonces será fácil establecer vínculos que lo asocien a Palacio, son los usos y costumbres ¿Cómo llegó el oso Valenzuela a ser auditor? A recomendación del Secretario de Hacienda, confesado en público por el mismo auditor en funciones. El lobo subordinado vigilando que el lobo alfa no se coma las gallinas. No hay manera más gráfica para definir el resultado de las reformas corralistas.

Esperen también el nombramiento de Fiscal Anticorrupción, será exactamente igual y por lo tanto arrojará el mismo resultado, obvio. Esas son las reformas propuestas por el gobierno de Javier Corral ¿Alguna diferencia con las de César Duarte? Ninguna, tienen el mismo propósito; someter a los otros poderes buscando la impunidad.

Silencio en el quirófano, escuchen y verifiquen los signos vitales, Armando Cabada, al que daban por muerto, recuperó la respiración. Permanece en estado critico en la sala de terapia intensiva, su caso continúa siendo grave en extremo, sin embargo regresó del túnel luminoso tras una continua aplicación de electroshock, administrados por Víctor Valencia, el güero Martínez y los abogados independientes que luchan por su vida en la Junta Municipal de Juárez.

El PREP le trajo una noche triste, se resignó a morir y el recuento preliminar –van por abrir el resto de las boletas, poco más de 700- lo regresó a la vida. El milagro podría suceder si la tendencia de votos continúa a su favor y se conjugan otros factores.

Difícil, para que eso suceda deberá superar tres obstáculos complicadísimos; recuperar los votos necesarios en el recuento total de los paquetes, evitar que los votos reservados vayan a González Mocken y superar la impugnación de Morena, si el milagro revierte la votación.

Armando se complicó la vida innecesariamente, hubiese firmado el acuerdo propuesto por Morena y en estos momentos estaría festejando en cualquier playa del mundo, apuntado para el 2021. La soberbia suele ser mala consejera, en vez de asolearse coco mezclado en mano y tirado en un camastro, lucha por salir del estado comatoso.

Una primera muestra de que Rafael Espino –falo pala sus amigos- sigue bateando fuerte en Chihuahua, es la designación de Juan Carlos Loera como representante de programas sociales del Gobierno Federal, una especie de delegado plenipotenciario, ahora que desaparecerán –si López Obrador hace buena la promesa- las delegaciones federales.

Los que conocen los intríngulis de Morena aseguran que Loera es propuesta de Espino, quién también llevaría mano en la designación de enlaces federales al menos doce estados del país, en los que fungió de coordinador político durante la campaña.

Las calabazas se acomodan al paso de la carrera, una carreta que lleva prisa pues tanto el presidente electo como los propuestos para secretarios del gabinete se conducen como si estuviesen en funciones. Peña y los suyos están desaparecidos, no es para menos, después de Anaya es el gran perdedor de la pasada campaña.

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