*Salud, peor que con Duarte

* Acomedido vocero de Ávila

* Los cincuenta “No” de AMLO

* ¿Salinas dirigiendo al PRI?

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La Secretaria de Salud, en el Nuevo Amanecer, pasa épocas peores que durante la negra era de César Duarte. Es mucho decir considerando las leyendas urbanas que describen a Pedro Hernández, titular del ramo en la pasada administración, comprando medicinas a tres veces su costo regular, a fin de satisfacer una larga lista de comisiones que llegaban hasta un influyente senador yucateco, aseguran.

Con el diez por ciento que corresponda a la realidad, de todo lo que se dijo entonces, la Secretaría de Salud habría sido una de las más corruptas en la historia de Chihuahua. La de hoy no está muy lejos, con la diferencia de que a las sospechas de corrupción se agrega una brutal negligencia que sólo su titular no quiere ver.

Mientras más tiempo tarde Javier Corral en tomar decisiones de fondo en Salud, más traumático será el fatal cambio. El amparo de Ávila, por la demanda de incumplimiento de contrato, es apenas un esbozo de la podredumbre –por incompetencia o corrupción- que aseguran sufre ésta dependencia.

Y parece que no habrá cambios en el corto plazo, pues ayer mismo el gobernador justificó a su cuestionado secretario, haciéndola de su vocero para explicar que el amparo del secretario es en previsión de represalias por adeudo de impuestos de la SHCP.

Puede que si, pero pretende ignorar que la demanda de EGRO ante la PGR, reclamando incumplimiento de pago por 20 millones de pesos, nada tiene que ver con los impuestos, está muy vigente y en manos de sus adversarios políticos.

A querer o no, Corral deberá hacer cambios y, como se dijo arriba, más tarda y es peor.

En el detallado prontuario que podría ser definido como “los cincuenta No de AMLO”, sus normas por la austeridad y contra la corrupción, puso de número uno que ganará 108 mil pesos al mes, 60 por ciento menos que Peña Nieto, advirtiendo que ningún funcionario podrá ganar más que el presidente.

Una de las causas que más enfadan a los electores es ver a la clase política enriqueciéndose con el dinero del pueblo, en dispendiosas comilonas, viajes alrededor del mundo a todo lujo, prestaciones más allá de todo límite y salarios que no ganan muchos de los ejecutivos importantes en grandes compañías.

Es una exigencia social eliminarlos, los gobernantes –de todos los partidos- se han cebado durante décadas del México trabajador, detener esa sangría está más que justificado. Hay resistencias, a muchos no les ha gustado eso de ganar “poco”, así, puesto entre comillas, pues cien mil pesos no los gana el 90 por ciento de los mexicanos.

Los diputados electos del PAN, Patricia Terrazas y Miguel Riggs, hicieron declaraciones -por separado, en las que rechazan con desarticulados sofismas el prontuario austero del futuro presidente. No les gustó, ni tantito, saber que ganarán menos de cien mil pesos si prospera la iniciativa obradorista.

Para que tanto llorar, pidan a Gustavo Madero y/o Jorge Villalobos, su mano derecha en negocios oscuros, un rápido cursillo para el eficiente manejo de los moches, recuperarían cualquier cantidad restada por los recortes. Madero y Villalobos los aleccionan a la de ya y sólo cobrarían el diez por ciento, lo usual en éstos casos.

Los diputados del PAN tragarán saliva y patalearán, sin embargo no lograrán mucho, con su famélica bancada de 84 nadie los tomará en cuenta, menos si defienden los salarios odiados del pueblo. Guarden silencio y pasen por su cheque, les dirán la mayoría Morena muerta de risa.

El prontuario del No está sujeto a resistencias considerables en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Los ministros, con salario de 500 mil pesos mensules, hace tiempo mandaron decir que si los promotores de la austeridad republicana saben contar, que con ellos no cuenten ahora ni nunca. Seguirán embolsándose medio millón, por la cara.

A propósito ¿renunciará Olga Sánchez Cordero, ministra en retiro, a su millonaria pensión? Mínimo, será Secretaria de Gobernación, al igual que el presidente debe predicar con el ejemplo.

En el río revuelto Margaritao Zavala soltó su gato a retozar: propone un recorte similar -60 por ciento- al financiamiento de los partidos políticos, tema reincidente en su discurso. Ahí habría un ahorro considerable, pues el sistema electoral mexicano es el más caro del mundo y sólo sirve para contar votos dos veces cada seis años.

Margarita desafió a López Obrador conminándolo a proponer el enérgico recorte a los partidos ¿Dará el paso, también exigido por la sociedad, tomándole la palabra o será otro de los temas intocados? Tarde o temprano decidirá al respecto, eliminar o reducir al máximo el financiamiento de los partidos es otra exigencia ciudadana que el futuro presidente no puede ignorar.

Entre los partidos perdedores, el PRI pasó primero de la reflexión contemplativa a la acción reformista. Con la renuncia de René Juárez a la presidencia nacional se formaliza el inicio para la reestructuración total del partido, tanto en dirigencia como en sus estatutos. Debe cambiar hasta su modo de hablar, literal.

Necesitan una transformación profunda y probablemente ni así consigan permanencia política, sin la presidencia y sin gobernadores suficientes que muevan al partido es casi imposible conservar viabilidad electoral, aparte de que su militancia ya está en Morena, como la del PRD.

Pero ahí están los priistas, renuentes a resignarse, haciendo que hacen, jugando a que juegan, pensando a que piensan. Es decir retorciendo la flexión para ocultar las grotescas verdades que los inhabilitaron electoralmente.

Lo que si vale la pena preguntarse, es si los accesorios correrán la suerte del principal. Es decir que a la salida de Juárez sucedan en cascada renuncias en los comités estatales. Omar Bazán cruza los dedos por que no le pidan el partido y Memo Marquez muere por el cambio. Ellos traen su pleito particular.

En algo deben entretenerse, lejos del poder y sin posibilidades de trascendencia política tienen suficiente tiempo para pensar en como fastidiarse la vida uno al otro.

La salida de René Juárez y el arribo de Claudia Ruiz Massieu, fue interpretada como el asalto de Carlos Salinas al partido, es tío de la nueva presidenta. Son lecturas tradicionales, el PRI ahora mismo no es de nadie, siempre perteneció al presidente en turno, pero como quedaron tras el uno de julio, nadie sigue con fuerza para imponerse y menos por la vía de los gorilazos. Es política ficción, el pleito se da entre los políticos tradicionales y los ITAM de Ochoa, Nuño y Videgaray.