Armando Cabada está de vuelta, su terquedad e inversión en abogados competentes lo regresó al juego cuando muchos lo dieron por muerto. Valencia, el güerito Martínez y quienes acompañan al independiente en su proyecto gubernamental demostraron ser un equipo macizo que no dobla las manos.
Han sido recompensados, la sentencia del Tribunal Electoral a su favor, devolviéndole la victoria que la Asamblea Municipal entregó a Javier González Mocken, cambia de rumbo la política en Juárez, así continúe la moneda en el viento. Estaba por sentado que Morena gobernaría esa importante frontera y ahora impugnará pretendiendo anular.
La elección terminaría, de cualquier manera, en la sala regional de Guadalajara, pero siempre será estimulante litigarla de ganada. Ahí radica el triunfo parcial del independiente, sus abogados llegarán a la segunda instancia con ánimo victorioso.
En consecuencia tienen motivos para celebrar, estaban muertos y han resucitado. Sin embargo no destapen las mejores viuditas de Clicquot, tomen el triunfo con moderación, el segundo escollo es más complicado.
Se sabe que la caballería de Morena está sobre Juárez, no abandonarán su mejor plaza en el norte del país sólo por que un tribunal electoral les dio la espalda. Aparte del simbolismo -ideario juarista- para López Obrador, esa alcaldía es considerada una gubernatura chiquita y antesala del 2021.
Se supo, por ejemplo, que en la ciudad de México quedaron sorprendidos con la sentencia, pues pensaron que eso de la impugnación era un mero trámite sin mayores consecuencias. Nada, su confianza los trae de bajada.
Por ese motivo, trascendió, llegaron refuerzos del más alto nivel y algunos personajes próximos a López Obrador se habrían puesto en comunicación con González Mocken, para informarle que tomarán la impugnación en Guadalajara bajo su responsabilidad.
La sentencia definitiva recorrerá un complejo camino y en Guadalajara las influencias de Morena son mayores que las de Cabada y sus apoyadores en Juárez. Siempre tengan presente el factor político muchas, veces más determinante que la parte estrictamente legal.
El voto particular del magistrado Adrián Jáquez abre una ventana hacia la nulidad de la elección. Su razonamiento es pertinente; reconoce graves irregularidades en las 43 casillas mencionadas, pero en razón del número tan representativo infiere que podría marcar tendencia y por tanto deberían revisarse el resto de las casillas.
Otro elemento de nulidad, según expertos, fue aportado por los propios magistrados, al dar vistas a la Fepade para que investigue el trabajo de la Asamblea Municipal. Es decir esa elección está siendo un batidillo.
Estando en Guadalajara lo menos que pueden conseguir los abogados de Morena es un recuento nuevo, otro aparte de los que ya van, pero es previsible que resuelvan anular la elección, lo que forzaría una especie de segunda vuelta.
Lo único seguro, hasta en tanto se pronuncie la sala de Guadalajara, es que la moneda sigue en el aire, pero -como se dijo arriba- Cabada litiga de ganado y eso es una ventaja significativa.
El fin de semana trascendió que el panel de notables elegidos para proponer al Congreso la terna de aspirantes al cargo de Auditor Superior del Estado, hizo el trabajo y éste lunes presentará los tres nombres.
Inútil esperar sorpresas, la terna estará compuesta por perfiles afines al PAN, verlo de otra manera sería ingenuo, se trabaja con los afines. Por tanto apunte entre los tres finalistas a el oso Valenzuela, desde la semana pasada remotejado como “el arreador de diablitos”, por el desfile en la Fiscalía General, cargando los expedientes de la nueva demanda contra César Duarte.
El siempre mojigato ejercicio de género pondría en la competencia a Mónica Vargas, una panista vinculada indirectamente a la vieja familia feliz, pero con credenciales insuficientes para un cargo de ese tamaño. Sin embargo, afirman, la mujer estaría en el juego.
Un perfil que atrajo la atención de los notables es el de Héctor Acosta Félix, miembro de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, un cargo elegido por el Senado, y quién ha hecho su carrera en la ciudad de México. En su expediente puede presumir que fue auditor general de Seguro Social, lo que cuenta al momento de presentar experiencia. Imagine al monstruo.
Le queda año y medio de comisionado, donde su salario rebasa de lejos el tope impuesto por López Obrador, dejarlo por una aventura en Chihuahua es improbable. Gente como Héctor Acosta hace falta en el gobierno, además del profesionalismo y la experiencia es un hombre de carácter, difícilmente influenciable.
También podría estar en la terna Héctor Mendoza y hasta dicen que, si el Nuevo Amanecer decide pintarse de pluralidad, el de Luis Raúl Olivas, contralor en el sexenio de Patricio Martínez.
Pero hasta donde ha podido trascender, el nombramiento quedaría en Mónica Vargas o Héctor Acosta, pues “el arreador de diablitos” ha perdido el favor de Palacio, condición que complica sus aspiraciones.
Felipe Calderón faltó al Consejo Nacional del PAN pero fue uno de los liderazgos más presentes. Mientras se desarrollaba la sesión y en medio de absurdas justificaciones para la derrota, siempre protegiendo al principal responsable, Ricardo Anaya, el ex presidente soltó un twitter candente:
“Estimadas amigas, estimados amigos consejeros del PAN: a la hora de los discursos ridículamente justificatorios y de los inmerecidos elogios mutuos de quienes han destrozado al partido, mejor lean un rato a Carlos Castillo Peraza y de una vez compren su libro”.
Calderón refiere al último gran ideólogo del PAN, que por cierto renunció al partido antes de su muerte, cuando formula criticas profundas sobre “los que antes solapaban decisiones erróneas y ahora aparecen como críticos”.
El PAN está en el peor de sus posibles escenarios: fragmentado hasta los cimientos y rehén de quién lo llevó a la derrota más humillante desde que concluyó la era del partido hegemónico.
Tiene razón Javier Corral, blanco habitual de Calderón y uno de los destinarios del mensajito, basta de simulaciones. Pues si, pero su problema es igual al de los lapidarios bíblicos de la prostituta ¿Quién tira primera la piedra? O para decirlo en otras palabras, quien levanta la mano y pone el ejemplo. La lucha por la presidencia será despiadada, no hay forma de que logren avenirse. No como están hoy.
