Corral: el mal de origen

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Jaime García Chávez.- Se ha filtrado –no podemos llamar a esto información– que Javier Corral Jurado se dispone a realizar cambios en su gabinete; decir su gobiernoes mucho. Ya se comenta en los periódicos que hacen el coro que José Luévano Rodríguez, Pablo Cuarón Galindo, Norma Ramírez Baca, Cecilia Olague Caballero y “el soldado” Ernesto Ávila Valdez, entre otros, dejarán sus cargos para ir a otros sitios donde causen menores estropicios. Empero, eso no va a solucionar nada para Chihuahua: el problema está en la cabeza.

El gran defecto de origen del corralato es haber abandonado las raíces ciudadanas, para dar pie a una administración partidocrática que emblematizó el cómplice del Pacto por México, Gustavo Madero Muñoz. Lo que no debe extrañar a nadie, ya que Corral en su momento avaló esa monstruosidad que naufragó en el barco peñanietista.

Históricamente, el momento de ese abandono fue cuando Corral emigró del espíritu y aliento que significa Unión Ciudadana. Y aquí una aclaración: Unión Ciudadana no se sumó partidaria o electoralmente a campaña alguna. A finales de 2015 se intentó un frente amplio, congruente y comprometido para lograr la democracia de Chihuahua, y en los primeros días de enero del 2016, Corral prefirió la intriga y el acuerdo palaciego para levantarse con la candidatura exclusiva del PAN anayista. A partir de ahí hubo una coexistencia pacífica con el queretano que acaba de concluir con los denuestos de Corral al excandidato presidencial.

Corral articuló una engañifa: creó la “Alianza Ciudadana”, y a tiempo pagó el servicio a los filibusteros Víctor Quintana Silveyra y Lucha Castro, colocándolos en altos puestos, donde el primero ni brilla ni truena por su gelatinosidad, y la segunda por su caciquismo desbordado.

Madero fue nombrado Jefe de Gabinete, sin un respaldo en la ley que definiera su ámbito de acción y sin ejercer dirección alguna que no fuera su búsqueda de un escaño senatorial, donde está ahora. Ismael Rodríguez, el empresario que lo sustituyó, es más invisible que una cristalina botella hundida en el fondo de un lago de aguas limpias, aparte de más ingenuo que un cabrito mamón. Insisto, el problema está en la cabeza; gabinetes vendrán y gabinetes irán durante un quinquenio agotado y todo irá mal. Así le pasa a las naves que se mueven sin piloto.

A Corral ya le dan las doce que no se va Peña Nieto y llegue AMLO. Puede ser, por qué no, un lema de la política mexicana: ¡Ha muerto el rey! ¡viva el rey! Pero que sea consciente de que esas doce ya se pasaron hasta la madrugada del día siguiente en el enfado ciudadano que hay en Chihuahua.