*En manos de López Obrador

* Tiempos de hacer política

* La prioridad es Chihuahua

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Mañana es un día importante para Javier Corral, ansioso espera el encuentro programado con López Obrador, del que pretenderá conseguir ventajas que le permitan reencausar su caótico y trastabillante gobierno. Las necesita con urgencia, en estas fechas debería estar celebrando la “gloriosa victoria ciudadana” que lo encumbro y en cambio, pareciera hecho a propósito, transita sobre incómodos e inestables temporales.

Dos problemas que lo acompañan desde que asumió el poder, inseguridad y déficit presupuestal, reventaron iniciado el primer trimestre del tercer año. Están, además, contaminados con emergencias coyunturales como la pésima operación de los despidos masivos, graves deficiencias administrativas –subejercicios- y el creciente desencanto ciudadano de la Operación Justicia.

Son días difíciles para el Nuevo Amanecer, en buena medida llegaron a la deplorable situación actual por malos cálculos en su estrategia justiciera, cuyo objetivo prioritario es detener a César Duarte, e impericia de sus funcionarios próximos. Es error inadmisible, en un político de su estatura, romper temprano y de forma irreductible con Peña Nieto.

Los resultados descalifican su estrategia golpeadora: No detuvo al “vulgar ladrón”, hoy la coneja se pasea campante por las calles de la ciudad, bajo el resguardo de custodios profesionales, los testigos protegidos sólo sirvieron para detener a funcionarios menores, entre ellos Tarín y Villegas, que no eran sino correveidiles de Duarte.

En contraparte, los efectos de la ruptura han sido brutales para Chihuahua: la Federación lo dejó sólo contra la crisis de seguridad, Hacienda recortó con puntualidad de reloj suizo los fondos subejercidos y desatendió los llamados de rescate financiero, dejando crecer el boquete, la PGR liberó a la estrella en los maxijuicios, Alejandro Gutiérrez, la coneja productiva.

De ahí la importancia del encuentro con el presidente electo, necesita restaurar las relaciones con el Gobierno Federal y necesita restaurarlas ya, de modo que haga sentir su presencia en Chihuahua con hechos verificables: rescate financiero, dinero para obra pública, despliegue de fuerzas armadas. Que el amor se traduzca en beneficios, no en discursos.

Sólo imagine, señor gobernador, otros tres años de política rupturista. La administración caería en bancarrota y volveríamos a los negros tiempos donde la vida de cualquier chihuahuense valía dos mil pesos.

En consecuencia tender puentes de comedimiento con el presidente electo es la estrategia más inteligente de momento, sin esperar demasiado, Chihuahua va después de Veracruz, Morelos, Tabasco, Chiapas y muchos otros estados. Llevándola en paz es difícil, confrontados imposible.

Cuando vuelva a ser el ciudadano Javier Corral méntele la madre y ofrezca llevarlo a prisión, pero ahora que es el gobernador procure, por el bien de Chihuahua, granjearse la voluntad del tlatoani, tenga en cuenta que no hay de otra en este sistema político y que López Obrador es más sensible al “yes men” que los presidentes anteriores.

Por desgracia su mente sigue obnubilada con Duarte y, acodado sobre la barra, incluyó al presidente saliente en el paquete de justiciables. No ha podido con Duarte ¿Podrá con Peña?.

Nadie, señor gobernador, le ha pedido que abandone su propósito de traer justicia a Chihuahua, la exigencia ciudadana es que su fervor no lo distraiga de los deberes sustantivos que vienen con el cargo.

Sería de la mayor insensatez poner en riesgo la viabilidad financiera del gobierno y mantener aislado de la Federación al estado a cambio de su campaña contra la corrupción.

Dos años de duro aprendizaje han sido suficientes, usted ya conoce las nefastas consecuencias de mandar al diablo los asuntos de gobernanza siguiendo el espejismo de meter en la cárcel a los bribones que van de salida.

Sólo valore las prioridades y piense en tres años más de castigo, López Obrador no es Peña Nieto y, como todo dictador, carga contra quienes osan contrariarlo. Una rayita menos aligeraría mucho la relación.