*Los elegidos de AMLO

* Prioridades de Corral

* Cabada; abucheo parejo

* Vuelven loco a Villarreal

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Cuando terminó el mitin de López Obrador en la plaza, se trasladó a un privado de la Cebolla Roja, donde comió junto a una pequeña comitiva bien elegida, antes de regresar a la ciudad de México.

Lo acompañaron Rafael Espino, al que los morenos llaman “coordinador del super delegado”, dando a entender que recomendó y mantiene en el cargo a Juan Carlos Loera, otro del los cuatro que compartieron mesa con el presidente electo.

La presencia de Rafa Espino en el mitin y posteriormente en la comida de la Cebolla Roja, es importante. Siempre se dijo que tenía la responsabilidad política de Chihuahua y ayer quedó comprobado, su cercanía y la confianza que le tiene López Obrador lo hacen uno de los chihuahuenses más influyentes del momento.

Pablo Leos, acólito de la primera hora, de los muy pocos chihuahuenses que sin ser de la izquierda militante acompañó a López Obrador desde la campaña del 2000, también recibió la exclusiva invitación. Es gente muy cercana de Rafa Espino y seguramente recibirá un encargo relevante en la administración federal. No pierda de vista a Pablo, AMLO le tiene particular afecto.

El otro de los seis en esa mesa fue Miguel González, un empresario que decidió quemar naves y temprano en la pasada contienda se destapó por el entonces aspirante presidencial, a pesar de sus amplias relaciones en el PRI.

González está muy cerca de Poncho Romo y López Obrador lo ubica con su nombre y apellido, sabe que abrió puertas para su proyecto donde antes no entraba Morena, el oportunista gremio de los ahora llamados fifis. Miguel es otro actor a considerar en el futuro gobierno, no por que busque hueso, sino por su cercanía y relaciones construidas en los últimos dos años.

Por lo demás no hay noticias sobresalientes que valgan la pena reseñar de la visita. Su encuentro con Javier Corral transcurrió plano, de cortesía, lo mismo que sucedió en otros estados, saludo, reunión privada con tiempo justo y tan tan.

Si acaso la tozudez del mandatario estatal en ponderar el encarcelamiento de César Duarte y ahora de Peña Nieto sobre las finanzas estatales. Se suponía que el tema del encuentro entre ambos sería el déficit financiero que los atormenta al punto de correr gente y profundizar el deterioro social del mandatario. Sin embargo entre los trascendidos del encuentro está la petición para extraditar a Duarte. Son sus prioridades, la eficiencia del gobierno en otros temas sustantivos lo tiene sin cuidado.

Y en el mitin apunte como dato a discutir el generalizado abucheo contra Armando Cabada. No faltó el acomedido que pretendió subirlo al templete, pero la gente rechifló en su contra exigiendo que bajara y finalmente se impuso el respetable, pues Cabada debió regresar al espacio asignado a los presidentes municipales. Imprudente el edil independiente de Juárez, cómo supone que perdonaron el apretado triunfo contra González Mocken, que debió resolverse en tribunales. El agravio permanece y sobrarán quienes lo mantengan vigente hasta las próximas elecciones. Es la política, difícilmente lo dejarán llegar al gobierno con las siglas de Morena.

No sean inhumanos con Alejandro Villarreal, nadie pone en duda su complicidad con el “vulgar ladrón” y tampoco que se haya beneficiado para conseguir prebendas y dinero al margen de la ley, pero dejarlo salir y apresar a los tres días es para volverlo loco.

Sufrió enormidades para que un juez le permitiese llevar su caso en libertad, y cuando al fin lo consigue le dicen que siempre no y la Consejería Jurídica desempolva otro expediente, los clásicos guardaditos, liberan otra orden de aprehensión.

Cuentan que la depresión lo consume. Sólo por lo que el tiempo encoja la nueva titular de Ejecución de Penas debería mantenerlo vigilado de cerca, no sea que tome una decisión desacertada intentando salir por la puerta fácil. El golpe que recibió fue devastador.