*Yeidkcol, tocamientos impropios

* Cano desesperado por Morena

* Teto y Lilia, prospectos discretos

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Con apresurado afán de hacer partido en Chihuahua, Yeidkcol Polevnsky allana su agenda política y social a lo más oscuro y desprestigiado del duartismo. Tarde –sucedió hace tres semanas- trascendió una reunión entra la presidenta nacional de Morena y lo más excelso de Ciudad Juárez en el sexenio del “vulgar ladrón”.

El furtivo encuentro, de noche y en restaurante de marginal concurrencia, lo promovió Gabriel Flores, quién fuese uno de los diputados que orgulloso presumía llevar el sello Duarte tatuado en el corazón y hoy como entonces aspirante a la presidencia municipal de la frontera. Para cerrarlo se valió de su vieja relación con la lidereza, construida durante los años de dirigentes empresariales en Canacintra.

Además de Flores ahí estuvo Enrique Serrano, frustrado heredero de César Duarte, renuente a reconocer la destrucción que dejó a su paso por el PRI y perpetuo aspirante a la gubernatura. Sueña en revertir el tiempo y volver a empezar. Hijito.

Hasta en el PRI decidieron retirarles el saludo a los miembros de ese grupo y en Morena los reciben con los brazos abiertos. Se suponía que con Elba y Napito tenían suficiente pero no, en provincia –como dicen los chilangos- buscan otros personajes singulares. En cuanto reconstruyan sus deplorables historias políticas les pondrán las cruces, por ahora que sigan soñando.

El caso es que éstos tocamientos impuros e impropios –políticamente hablando, desde luego- entre el “mangas” –Gabriel Flores- y doña Yeidkcol, cayeron muy mal en las tribus que llevan tiempo intentando conseguir el favor de López Obrador y los grupos en México. Piensan que los rebasan por la derecha y les choca.

Ubique concretamente en Juan Carlos Loera y a la caricatura en que terminó convertido Javier González Mocken, tras perder la alcaldía ganada. El punto se agravó cuando la señora invitó a Cruz Pérez Cuéllar para que los acompañase en la velada de amigos ¿Alianzas pensando en tres años?.

Que afán patológico de Morena, siendo partido en el poder y en los albores de la Cuarta Transformación, asociarse con los peores políticos de la entidad. Serrano, el mangas y otros que los acompañaron son hechos a imagen y semejanza de César Duarte, el mismo que saqueó las finanzas estatales a conciencia y sin ruborizarse.

Otro priista perdedor, aunque debe reconocerse su discreción al operar, que muere por los amores de Morena es Alejandro Cano. A sus amigos en México les jura con la mano derecho sobre la biblia y la izquierda en el corazón que aceptaría ser candidato a gobernador por el PRI. Mientras, por lo bajo busca desesperadamente reuniones privadas con altos personajes del nuevo régimen.

Pasaron el reporte, picuentes nunca faltan, que Alejandro intenta –sin éxito- tender puentes hacia figuras preponderantes del nuevo gobierno con raíces en Chihuahua; Bertha Luján y Rafa Espino.

Que le aproveche, aunque se sabe que ambos se han negado a recibirlo, conociendo que la suya es otra historia perdedora y además la lista de tiradores hoy es larga, diferente al los tiempos de la precampaña 2016, cuando Morena le ofreció la candidatura al gobierno estatal pero reculó, prudentemente.

De candidato en el PRI iría bien, sólo necesitaría buscar patrocinadores –sin Duarte no hay paraíso económico- que aporten a su campaña y operadores electorales tendría suficientes, la RENATA tricolor rebosa en estos momentos. Si no ha rebalsado el jarro es por que lo hicieron de arcilla maleable a bajas temperaturas, de modo que todos los días acepta nuevos ingresos.

Tendría pocos oponentes, además de Cano en el PRI por ahora sólo son mencionados los nombres de Lilia Merodio y Teto Murguía, para candidatos a gobernador.

Dicen que Lilia está más que puesta siempre que reciba instrucción y un empujoncito del dirigente sindical que la hizo senadora y Teto con que Omar le garantice diez millones de pesos –obviamente están a la baja- para la campaña. Aporta uno para las tortas del día D y los nueve a la bóveda secreta, que le dura.

Así son las cosas hoy en éste partido en colapso. Tres años atrás una decena moría por ser candidato y ahora los pocos que se podrían animar ponen condicionantes absurdas.

Entren a Torreón bailando: Alejandro se defina de una vez; teto distraiga algunos ahorritos e invierta en su campaña y Lilia se rasque con sus propias uñas. Ajá. Es lo que hay, que Omar Bazán lo resuelva pronto y bien o después no se queje si el partidazo termina con porcentajes de un dígito en la próxima elección.