UNO AL DIEZ, QUINIELA DE LOS «JUSTICIABLES»

*PRI; manto de impunidad sobre Duarte

*Jesús Esparza sufriría suerte de Sérbulo

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En la dinámica de la ociosidad navideña, la Renata –incrementada al mil por ciento con la derrota del PRI- teje a sus anchas y en franco desenfado la quiniela de los “justiciables”, es decir los personajes del pasado gobierno más susceptibles de ser encarcelados por cebar su ambición económica en las finanzas estatales.

No es la quiniela de esta columna, la siguiente lista fue levantada por los renatistas que abrevan en conocido restaurante de la Universidad y Escudero. Aclarado el punto, van los nombres y el lugar en que cayeron por consenso, sin que en ningún caso hubiese unanimidad, pues quizás ni Peniche conozca el orden de los expedientes:

En primer lugar ubican a Pedro Hernández, lo ven débil por los excesos en medicinas y su ausencia de relaciones personales propias más allá del hijo de influyente senador, que también estaría en el negocio; Everardo Medina va de dos, en Juárez lo tienen como uno de los más expuestos; Agustín Fong –sobrino de Bertha Gómez- es otro de los de arriba, la quemada de Televisa fue ejemplar, lo catapultó al tercer lugar; a Carlos Hermosillo lo mandan hasta el cuarto, lo ven como el ícono de la corrupción pero lo mandan a media tabla considerando el tiempo en que tardarán para desaforarlo; Marcelo González dio la sorpresa al ubicarse quinto, su nombre ha sido poco manejado en los medios, pero dicen que el círculo de Corral lo tiene muy identificado; Hugo Hernández, Juan Ramón Flores, el “Negro” Belmonte -o los tres – irían sexto, marranearon a su antojo la oficina de Comunicación; Mario Duarte, hermano del “ex” séptimo; Ricardo Yáñez octavo; Leonel de la Rosa noveno y Joel Sandoval décimo. Todos tienen sus méritos –dicen los renatistas, para integrar el top ten de la corrupción, sin discriminar a ningún otro, pues Javier Corral asegura tener 60 expedientes listos, de los cuales la mitad podrían ser turnados a la Fiscalía por delitos penales.

Sobre César Duarte las apuestas giran en torno a si lo meterán a la cárcel o seguirá gozando del dinero que amasó en sus años de mandato. Las opiniones están muy divididas: los que van por el NO sostienen que las complicidades son tan grandes que de ir por él tocaría personajes encumbrados de la política nacional, específicamente hablan de Emilio Gamboa; los del SI apuestan por que a Javier Corral lo tienen sin cuidado sus cómplices en México así como lo que opine Peña al respecto, quiere a toda costa verlo tras las rejas y no le importa saber si en esa se indispone con el presidente.

Además piensa que el PRI saldrá de los Pinos en dos años y entonces Duarte no tendrá protectores, mejor para su gobierno y el PAN, de lo que se trata es de alargar el show de la corrupción procurando el mayor rendimiento electoral posible. Son comentarios de café, tampoco para tomarlos a pecho.

Desde Juárez aportaron un dato interesante con relación a la suerte del “ex”, piden que si lo meten a la cárcel sea mínimo durante cien años: diez por ratero y noventa por tarugo. Si lo pescan es que dejó pruebas de su intervención directa en el saqueo, lo cual para el razonar de muchos priistas es peor, son de los que piensan que robar no es delito ni vergüenza, vergüenza es que lo cachen.

Hasta con esas, como usted puede verlo, los juaritos que antes defendieron a César Duarte, ahora piden para él cien años de cárcel. Los tiene muy defraudados.

Con independencia de opiniones superficiales o deseos emanados de la frustración de ignorar la información maciza, en los hechos Duarte sigue gozando de la impunidad que le granjea la pertenencia al partido.

El viernes sesionó la Comisión de Justicia Partidaria del PRI y resolvió expulsar a Tomás Yarrington, lo cual es ridículo pues hasta orden de aprensión hay en su contra, y suspender sus derechos partidarios a Roberto Borges, el segundo de los tres exgobernadores convertidos en los mayores emblemas de la corrupción priista.

De los tres señalados originalmente sólo Duarte permanece bajo la protección de su partido ¿Hasta cuando? Salvo un exabrupto de último momento ya pasó las fiestas navideñas como miembro del PRI, dado que lo sacaron del paquete votado el viernes.

Algo o mucho de razón tienen quienes afirman que sigue gozando de relaciones importantes en México, pues mientras expulsan o amonestan a otros, el CEN del PRI carga complacientemente con su desprestigio ¿Hasta cuando? Es decisión de Peña Nieto y la tomará en razón de las circunstancias electorales de cara a las elecciones del 2018, lo único que les importa.

En el Congreso del Estado crece la versión de que los días de Jesús Esparza, como auditor general, están contados. Es más, algunos de los que se llaman informados aseguran que presentaría su renuncia antes de que termine el año.

¿Será? Si Esparza presenta “voluntariamente” su renuncia sería por que le hicieron manita de puerco con algunos guardaditos que le pueda tener la mayoría panistas, es improbable que deje dos años como titular sólo por que resulta incómodo a los nuevos gobernantes.

Cuando le dieron gorilazo a Serbulo Lerma, pues Duarte necesitaba alguien confiable que limpiara sus cuentas, pensaron en Jesús Esparza y lo eligieron por siete años, a partir del diez de enero del 2011, de modo que le faltan dos años más para completar su periodo.

Entre los trascendidos del Congreso, esas leyendas negras que a veces suelen quedar cortas, corre la versión de que pretende salvar su cargo ofreciendo 30 espacios a Miguel Latorre en la Auditoria, además un porcentaje muy significativo de las prebendas que llegan ilegalmente con la responsabilidad.

¿Usted lo creería capaz? El señor auditor es quisquilloso, no le gusta verse observado, así que la aclaración se impone: es lo que dicen en los pasillos del Congreso y la misma Auditoria.

De cualquier forma lo más probable es que corra la misma suerte de Sérbulo, al igual que Duarte también Javier Corral quiere auditores a modo, no permitirá que le revise sus cuentas un parralito ¿O si?