*Enrique Alfaro, liderazgo

* Las dudas de Javier Corral

* Álvarez Monge tras alcaldía

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Congruente, arropado, estructurado, sereno, respetuoso pero firme el gobernador electo de Jalisco, Enrique Alfaro, al defender la soberanía de los jaliscienses contra las políticas centralistas de López Obrador en materia de presupuesto y seguridad.

Durante sus entrevistas con los futuros secretarios del gabinete federal ha visto que pretenden desatender los planteamientos de Jalisco en materia de presupuesto y exige ser tomados en cuenta. Rechaza, desde luego, que “pisoteen la constitución de Jalisco” con figuras paralelas que pretende suplantar la responsabilidad, como el superdelegado.

Sin levantar la voz y conservando la ecuanimidad, arropado por diputados federales y locales, senadores, rectores, lideres de la Iniciativa Privada, presidentes municipales, en trece minutos Enrique Alfaro presentó la oposición más centrada y congruente contra el presidente electo. Es uno de los discursos en pro del federalismo mejor estructurado y coherente que he escuchado.

Básicamente exige que la federación atienda las demandas presentadas para el desarrollo de Jalisco y la solución a los problemas de inseguridad y rechaza la política de “perdón y olvido”, ofreciendo que los corruptos serán juzgados.

Como me dio gusto escuchar al gobernador jalisciense, está concentrado en ver por los intereses de su estado y lo defiende con honorabilidad y valentía. Acá seguimos, en tanto, timoratos y expectantes en no ser castigados por elevar un discurso tímidamente disonante, dejando a un lado el desarrollo estatal para seguir ocupados en detener a Duarte y a Peña Nieto. Que contraste de gobernantes.

En Chihuahua lo más atrevido que logró decir el gobernador Corral es que no sabe que nacerá, el uno de diciembre, si algo bueno o algo malo para el país. Midiendo cada palabra para no indisponerse con López Obrador. Se rezaga en la lucha por el federalismo.

En ésta batalla que vale la pena dar, nuestro gobernador ha perdido su habitual enjundia, el histrionismo que lo caracteriza, de modo que ni siquiera ha conseguido hacerse notar entre sus pares panistas. La réplica contra el centralismo presidencial lo tomó desprevenido.

Alfaro rebasó a Corral por la izquierda y la derecha. La estatura que adopta el jalisciense lo convierte en uno de los lideres nacionales del momento. Pero no es tarde para que Chihuahua se sume con decoro y valentía a la lucha federalista, sólo es necesario que el gobernador enfoque sus prioridades y ponga los temas que interesan a los chihuahuenses por encima de obsesiones y fobias personales.

Si pone a Chihuahua en el centro de sus políticas, recibirá el apoyo social que jamás imaginó.

Cuentan que Luis Héctor Álvarez puso sobre el escritorio de Felipe Calderón su renuncia a la Comisión de Pueblos Indígenas, amenazando con mantenerla si el presidente rechazaba la propuesta de Javier Corral al senado.

Presionado por un santón como Don Luis, Calderón accedió a la exigencia, resolviendo así el batidero de aquella elección interna en la que participaron Cruz Pérez Cuéllar, Carlos Borruel y Javier Corral, para las elecciones generales del 2012.

Gracias a que Don Luis lo hizo senador, Javier Corral tuvo después la posibilidad de competir y ganar la gubernatura. No es aventurado afirmar, en consecuencia, que debe indirectamente su cargo actual a un personaje histórico del PAN, como Don Luis Héctor Álvarez.

Corral suele ser indiferente a los compromisos políticos, pero si algún panista está cerca de su corazón es Fernando Álvarez Monge, sobrino del fallecido líder moral del PAN y coordinador, por la gracia del gobernador, de los diputados locales.

Álvarez Monge quiere ser candidato a presidente municipal, una posición que parece corresponder, por definición política, al M3 de Maru Campos. Sin embargo, en un eventual acuerdo político entre los grupos, no les costaría mucho hacerse a un lado para la llegada del diputado local, si a cambio allanan el camino de la propia Maru a la gubernatura.

En ésta hipótesis quedarían sacrificados Miguel Riggs, cuya única apuesta es que Corral impulse su proyecto, pues por sí solo su fuerza es equivalente a cero, y Miguel Latorre, un diputado con oficio político, cercanía con la gente pero que no hace clic cabal con ninguno de los grupos. Su relación con el M3 es entre azul y buenas noches.

Perder de vista a Fernando Álvarez como posible candidato a la presidencia es un error, el fantasma de Don Luis aparecería en Palacio para reclamar esa posición y si hay congruencia de Corral, terminaría entregándosela.