El norte se está convirtiendo en una trampa para las aves migratorias

Hay un fenómeno natural que se había convertido en ley: cuanto más al norte anidaba una pareja de aves, menos peligro corrían sus nidos y más crías salían adelante. Moldeada por la evolución, la comprobaron varios ornitólogos a mediados del siglo pasado. Esta ley explica por qué millones de aves migran volando miles de kilómetros al llegar el verano. El cambio climático, sin embargo, está burlando la norma y, ahora, hasta casi el 60% de los nidos de las regiones templadas y el 70% de los del Ártico son atacados por los depredadores.

Con datos de casi 40.000 nidos, un grupo de investigadores ha estimado la ratio de depredación de un centenar de especies de aves desde hace 70 años. El estudio se ha centrado en las limícolas, un grupo de aves acuáticas presente en todos los biomas húmedos y entre las que se encuentran el chorlito, las avefrías o la paloma antártica. En total, lograron información de 237 poblaciones en 150 localizaciones, desde el paralelo 0º hasta las regiones polares.

Los resultados, publicados en la revista Science, muestran que la ratio de depredación ha aumentado en un 15% en todo el planeta. Pero, al tener en cuenta la latitud, los investigadores vieron que en las zonas tropicales el porcentaje de nidos atacados apenas había variado. Sin embargo, en las regiones templadas (América del Norte, Europa y buena parte de Asia) se había doblado y en las árticas triplicado.

Una especie de ley natural empuja a muchas aves a anidar en el norte, donde hay menos depredadores y parásitos y más comida.

«Lo que es particularmente sorprendente de estos resultados es que la pérdida de nidos frente a los depredadores ha aumentado muy rápidamente en el Ártico en los últimos 20 años», dice en una nota el profesor de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) y coautor del estudio, Robert Freckleton. Mientras la media mundial era en 1999 de un 47% de nidos atacados, ahora es del 57%.  En las regiones árticas ha pasado de poco más del 20% hace dos décadas al 70%.

Hasta no hace mucho las cosas eran de otra manera. Las zonas más cercanas al ecuador albergan una mayor biodiversidad, el clima es cálido y hay abundancia de alimento. Pero también hay serpientes, roedores, otras aves y muchos más depredadores. También hay muchos más parásitos que en el norte. Una muestra de que los trópicos son más peligrosos es que, como observaba el ornitólogo Robert Ricklefs ya en 1969, la inmensa mayoría de las especies de aves anidan en los árboles. En las regiones árticas y subárticas, lo hacen en el suelo. Todos estos factores ayudan a explicar por qué centenares de especies, muchas de pequeño tamaño, recorren hasta 12.000 kilómetros para ir al norte en verano.

«Hay mucha comida en el Ártico durante su corto verano y una relativa ausencia de depredación, al menos comparado con los trópicos», explica Ricklefs en un correo. «Así que merece la pena viajar al norte y aprovechar los recursos comparativamente menos explotados de los entornos templados y árticos», añade este científico, que no ha intervenido en el estudio.

Sin embargo, el cambio climático está cambiando el escenario. Al menos eso es lo que, para los investigadores, explicaría el aumento de la ratio de depredación en las latitudes más septentrionales. Para confirmarlo, analizaron una serie de variables climáticas, encontrando una correlación entre elevación de la temperatura en una latitud dada y el incremento de los ataques a los nidos. Y la mayor variación térmica se está produciendo en la región ártica. El hecho de que en el sur apenas haya habido cambios no debilita la relación, más bien la refuerza.

«No hemos registrado cambios significativos en el hemisferio sur. El sur está bien, debido posiblemente al menor cambio climático y a que no se haya producido un colapso en la base de la cadena alimenticia», comenta el investigador de la Universidad Carolina de Praga (República Checa) y principal autor del estudio, Vojtěch Kubelka.

El cambio climático estaría alterando la base de la cadena alimenticia, llevando a los depredadores a los nidos

Lo que no han determinado los científicos son las causas concretas que están convirtiendo el norte en una trampa para las aves migratorias. En sus conclusiones mencionan algunas posibilidades, como cambios en la vegetación o la llegada de las nieves. Pero apuestan más por un impacto en la relación depredador-presa. Los osos polares, por ejemplo, están incluyendo los huevos en su dieta ante la creciente dificultad para cazar focas en el hielo. Otros depredadores que ya tenían los nidos entre sus preferencias, como zorros y comadrejas, dependen cada vez más de ellos. Estudios anteriores han mostrado que el calentamiento está reduciendo la verdadera base de la cadena, las poblaciones de lemming, topillos y otros roedores. Así que se ceban con los huevos.

De seguir así las cosas, en medio siglo, el playero siberiano, el chorlito carambolo, el frailecillo blanco y otras muchas limícolas se quedarán sin hasta el 80% de sus territorios de verano habituales para anidar, según un estudio de 2016.  «El resto de ventajas del ártico, como la comida y la menor competencia, no han cambiado», recuerda la principal autora de esta investigación, la bióloga de la Universidad de Queensland (Australia), Hannah Wauchope. Para ella, aunque el cambio climático está afectando de diversas formas a las aves que anidan en el norte, es difícil saber qué pasará en el futuro: «Creo que veremos grandes reducciones en muchas de las especies de aves limícolas que anidan en el Ártico y sospecho que quedarán restringidas solo a los lugares más al norte», apunta.

Aunque, en contrapartida, si el invierno es más suave, ¿podrían pasar todo el año allí? ¿dejarían de migrar? El veterano ornitólogo Robert Ricklefs no lo cree: «Me parece muy poco probable que el calentamiento del clima sea tal que permita a las aves que se reproducen en el Ártico pasar el invierno allí, al menos en el futuro más cercano. Si sucediera, significaría que la Tierra se ha convertido en un lugar muy diferente, tal vez más parecido al del clima durante el Eoceno, cuando los bosques tropicales se extendieron hasta América del Norte y Europa».

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