Vuelos en jet privado y camas que evalúan la actividad sexual

Así serán las vacaciones del futuro:

Imagínese viajar en un jet privado, volar en una nave espacial y divisar la Tierra a través de una gran ventana o disfrutar de un largo trayecto viendo a su alrededor una playa de arena fina y aguas cristalinas. Son experiencias que en principio están al alcance de muy pocos, pero es posible que gracias a la tecnología cambie dentro de muy poco. Iberia va a empezar a ofrecer este año en algunos de sus trayectos la posibilidad de alquilar unas gafas de realidad virtual con las que el usuario podrá trasladarse a diferentes escenarios durante el vuelo, además de jugar o ver diferentes películas.

La realidad virtual también va a ayudar a los turoperadores a trasladar a las personas a otros lugares antes de comprar sus vacaciones. La empresa Forma Disseny graba vídeos en 360 grados para que cualquier persona pueda transportarse sin moverse de la agencia de viajes a un hotel determinado, un camping o incluso una playa de la Costa Brava. “Es mucho más realista que verlo en fotos. Antes las gafas valían 4.000 euros y tenían que estar conectadas a un ordenador, ahora apenas valen 200 euros y la calidad es mucho mejor”, cuenta a EL PAÍS el fundador de la compañía, Albert Canals, en la Feria Internacional de Turismo (Fitur).

Para quienes compren el viaje por Internet, los anuncios cada vez serán más personalizados. Y también las ofertas. Imagine un sistema que sea capaz de predecir la probabilidad de que reserve el viaje en la web. Aunque esta idea pueda parecer un poco futurista, este algoritmo ya existe. Se llama oráculo y lo utiliza la empresa The Hotels Network. “Si un usuario tiene una baja intención de compra, se le ofrece una oferta especial como un descuento o algún beneficio. Pero si tiene una alta intención, se intentará que reserve algún otro servicio como un spa o una cena en un restaurante”, afirma la trabajadora de la compañía Natalia Palacios.

Una vez que comiencen las vacaciones, la experiencia en el hotel será un tanto diferente desde el momento en el que se entra por la puerta. Guillermo López, ingeniero de prescripción de Zennio, predice que en el futuro habrá dos tipos de alojamientos: “Por una parte estarán los de alta gama, en los que la recepción y la atención es personalizada y los clientes reservarán experiencias en vez de estancias. Por otra, hoteles en los que no vas a cruzarte con nadie y podrás reservar cenas en restaurantes o masajes a través de una pantalla”.

Cada vez más empresas desarrollan dispositivos que harían posible los hoteles sin trabajadores humanos. RoomMatik permite a los huéspedes que hagan ellos mismos el check in al llegar al hotel. Solo tienen que meter sus datos en una máquina que inmediatamente después les facilitará la llave de su habitación. Es probable que el hotel del futuro también cuente con múltiples expendedores automáticos de planos del lugar y androides que amenicen la llegada.

Pepper es un robot humanoide que mide poco más de un metro y, además de recibir a los huéspedes, puede realizar el check in y ser el asesor turístico del visitante. De hecho, ya es capaz de hacer recomendaciones en función de las preferencias y gustos del viajero gracias a su integración con TripAdvisor. Por su parte, el robot Nao puede ofrecer entretenimiento y diversión con coreografías musicales o clases de yoga.

Jorgina Díaz Torres, directora de desarrollo de negocio digital de Alisys, explica que con estas máquinas se pretende “humanizar la tecnología”. El uso de robots en el sector hotelero, según sostiene, aún está despegando en España: “En Asia ya hay hoteles íntegramente gestionados por robots. En Europa me cuesta ver un hotel de este tipo”.

Los expertos en el sector predicen que aún falta mucho tiempo para que esto sea posible. Por ello, hay empresas que se centran en agilizar el proceso de entrada de los clientes en el hotel. La Ley de Alquiler Turístico obliga a empresas y gestores de viviendas vacacionales a recopilar datos de los clientes, lograr que firmen el parte de entrada de viajero y enviarlo en menos de 24 horas a la policía o las autoridades competentes. “En registrar a un huésped, normalmente se tarda unos siete minutos, así que imagínate si tienes a 50”, afirma Lidia Valenzuelo. Ella se encarga del soporte técnico de la empresa Check-in Scan, que ha desarrollado una app capaz de escanear un pasaporte o documento de identidad y extraer toda la información necesaria en apenas un minuto.

Por el momento, es habitual que los recepcionistas humanos sean quienes atienden a los clientes que llegan a los hoteles. La tecnología también sirve para valorar su trabajo. Imotion Analytics permite monitorizar el estado emocional de un cliente cuando es atendido gracias al vídeo infrarrojo y el reconocimiento facial. “Se miden dos índices: la felicidad y el emotional performance score, que mide la evolución de las emociones durante la interacción. Si un cliente llega enfadado, el recepcionista puede mejorar o empeorar el estado de ánimo”, cuenta Oscar Peón, socio fundador de la empresa. Un total de 15 cadenas hoteleras ya trabajan con esta tecnología que, según sostiene Peón, permite probar diferentes protocolos de atención y analizar qué se puede hacer para que el cliente se vaya más feliz.

Habitaciones inteligentes

Las habitaciones del futuro, según predicen los expertos del sector, también serán totalmente inteligentes. Guillermo López, ingeniero de prescripción de Zennio, explica que actualmente los hoteleros muestran sobre todo interés por la detección de ocupación gracias a sensores de apertura de puerta y de movimiento: “Si una habitación está desocupada, se apaga la música o la luz”. De esta forma, el ahorro energético “es enorme”.

Ya hay algunas habitaciones que se abren con el smartphone y en las que los clientes pueden regular con sus dispositivos electrónicos la temperatura, el color o la intensidad de las luces, la música que suena o incluso el olor. “Hay sistemas que emiten olores. A lo mejor te gusta despertarte con olor a café”, cuenta Raúl Fernández Pérez, consultor de Altran.

Y para dormir por la noche hay hoteles que apuestan por colchones inteligentes. El expuesto este año en Fitur puede informar a quien lo use de qué tal ha dormido y recomendarle cómo mejorar el sueño. Pero va mucho más allá: también evalúa la actividad sexual. La nota no es numérica, sino que el resultado se relaciona con un animal en función de parámetros como el tiempo, los movimientos o el ritmo cardiaco. El más fogoso es el tiburón y, entre la fauna con la que se te puede relacionar, también están el tucán o el flamenco.

También hay empresas que crean televisiones inteligentes que apagadas parecen espejos. Es el caso de Cerium, cuyo dispositivo permite, además de ver películas, realizar un pedido de comida, reservar un spa, consultar las noticias o el tiempo, reservar experiencias e incluso hacer el check out.

El espejo inteligente de Altran funciona con reconocimiento facial y tiene en cuenta el estado de ánimo, si eres hombre o mujer, la edad, el tiempo que hace fuera y características de la vestimenta para recomendarte planes. Mientras que a una persona mayor le recomienda una conferencia, una sesión de spa o una clase de taichi, a un joven le aconseja acudir a un monólogo o alquilar un patin eléctrico. Esta compañía también permite al usuario escoger qué hologramas quieres que decoren la habitación. Por ejemplo, un tiburón o una mariposa. Cada vez más hoteles se animan a probar estos nuevos dispositivos, según afirma Fernández: “La tendencia a la tecnología es grande. O la aprovechan y se suben al carro o vendrá otro y lo hará”.

HTML Snippets Powered By : XYZScripts.com