*Una gran dosis de pendejismo

* Jugando a la manzana del poder

* ¿Es posible recomponer al PRI?

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La pregunta es de suyo insidiosa y no faltará quién la tome, con razón, por ofensiva. Tendrían razón, va sin más ánimos que joder, pero nadie podría negar su pertinencia, hasta los militantes más fieles y convencidos, los que antaño solían definirse como de “hueso tricolor”, a menudo se preguntan si es posible recomponer al PRI.

Tendría que ser fatalista para responder que no, habida cuenta de que no hay imposibles en éste mundo y además hoy reconocidos científicos postulan la teoría de los universos paralelos. Quizás en alguno de esos universos el presidente de México se llama José Antonio Meade y el gobernador de Chihuahua Enrique Serrano. Puede.

Puesta en un lado la física experimental, lo concreto es que Vicente Fox “sacó al PRI a patadas de los Pinos”, en el 2000 y doce años después regresaron con inusitada fuerza ¿Qué les impediría volver sobre sus pasos en seis, doce o dieciocho años, si en la peor de sus elecciones uno de cada cinco votantes eligió a sus candidatos?

En realidad nada, más bien observo un escenario favorable para su regreso, si tenemos en cuanta la soberbia y arrogancia del presidente López Obrador y su empeño por destruir la economía nacional, mientras se erige como el gran dispensador de dinero público, pensando que la luna de miel será infinita. Y que el PAN sufre su particular implosión, destruyéndose por dentro.

El problema de los priistas no está en la competencia externa, radica en su yo interior, en la mezquindad de sus liderazgos. Radica en la miopía con que se conducen cuando van por el poder que los alucina y pierde, entonces no piensan más allá de la elección en puerta ni ven otra cosa que no sea su ambición e intereses. Es un partido donde los militantes muestran avanzada vocación suicida. El oficio y la inteligencia que los hizo permanecer en el poder durante casi un siglo, hoy lo ejercen despedazándose a contento unos y otros, sin piedad ni sutilezas. Sin arrepentimiento.

Si hubiesen puesto la misma pasión e inteligencia en combatir la corrupción y exhibir falsedades y falacias de sus adversarios, en vez de usarla para autodestruirse, el PRI seguiría gobernando sin que los otros partidos representasen amenaza real a su dominio, como lo hicieron durante décadas.

Imagine formados en círculo, listos para correr, a Patricio Martínez, Reyes Baeza, Graciela Ortiz, César Duarte, Teto Murguía, Enrique Serrano, Lilia Merodio, Alejandro Cano, Omar Bazán, Mario Tarango y al centro del círculo la manzana del poder, fresca y apetitosa. Todos han sido informados de que el primero en llegar tiene derecho a comérsela y a prevalece sobre los demás. Ellos mismos ponen las reglas del juego y sólo deben esperar el silbatazo del árbitro para emprender la carrera.

Conocen una advertencia superior: de no alcanzar la manzana en el lapso de un minuto –ponga el tiempo que usted quiera- ésta se traslada, por arte de magia, a otro círculo donde ninguno de los competidores anteriores es admitido o bien la manzana se marchita y pierde sus cualidades de poder, haciéndose indeseable. En sus marcas, listos, fuuuuuuuera…

¿Los ve poniéndose de acuerdo para llegar antes del minuto y que la manzana no vuele al otro círculo? ¿Cumpliendo reglas elementales de modo que cada uno corra por su carril? ¿Organizados en grupos como su fuese futbol americano y después compartiendo el fruto? ¿Sobornando al árbitro para que les anticipe el momento exacto de salida y distraiga a los demás? ¿Avanzar a puntapiés y codazos? ¿Blandir machetes y fileros? ¿Disparar a los que van adelante o, de plano, ve a los rezagados disparando a la manzana con tal de que ninguno se quede con el premio?.

A éstos lindos priistas yo los veo como ejemplo de la fábula del alacrán y la ranita. La conocen todos: a medio río el alacrán insertó su venenoso aguijón en la ranita que lo llevaba sobre su espalda, consciente de que ambos morirían ahogados. No se han despedazado del todo por que les falta poder, pero si por ellos fuese hoy el ganador estaría diciendo como Pirro: “otra victoria de éstas y perezco”.

La diferencia entre Pirro y los priistas de hoy es que Pirro tenía un reino que proteger y los priistas ya perdieron el suyo, sin embargo siguen peleando desesperadamente por alcanzar la manzana, ignorantes de que saltó al otro círculo, el círculo donde no tienen cabida o está convertida en desecho.

Si, la rivalidad es una condición humana y más cuando se trata del poder, pero también es una gran dosis de pendejismo jugar a “esta vez todos morimos”. Posible que el PRI regrese, si; probable, no.