*Su compromiso con la verdad

* … Y Chihuahua anda vete

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Lo había dicho de diversas formas y en distintos momentos, siempre movido por un asunto específico; el recorte al subsidio minero, los mal tratos con el presupuesto, las estancias infantiles, el superdelegado y otros etcéteras. Pero ayer Javier Corral desdobló su discursiva contra López Obrador por el gusto de hacerlo, por que quiso y pudo, por que le dio gana, por amanecer de buenas… o de malas.

Es el momento de alzar la voz aunque sea mal visto, dijo. Es un compromiso con la verdad, un deber moral, una de sus obligaciones como gobernador, por que “hoy lo único que no le sirve al país es el sometimiento o el acomodamiento”.

Entonces habló, sin cuidar tonos ni matizar palabras, de “la diatriba con las organizaciones de la sociedad civil, el ataque a órganos autónomos, el desdén por lo local, por los gobiernos estatales, por los municipios, ésta concentración de facultades, de recursos, éste acaparamiento del presupuesto federal, ésta dinámica de polarización y de división.”

Tiene razón Javier, son signos inequívocos de que la Cuarta Transformación avanza directo hacia una regresión autoritaria, hacía el reforzamiento del autoritarismo, puntualizaría yo. Es el avasallamiento generalizado que practica López Obrador sin que nadie oponga resistencia, ante un país mudo y atónito que lo deja obrar a sus anchas, avenido al empuje del gran Tlatoani.

Pudo comentar también, lo ha dicho en otros momentos, que la concentración del presupuesto en una gran bolsa que distribuirán agentes del gobierno, tiene el propósito de crear una plataforma electoral que le permita afianzar al nuevo régimen. Prepara la legión de obedientes electores con los cuales consolidará su partido hegemónico de ribetes moralistas y buenas costumbres.

¿Porqué los otros gobernadores de oposición deciden callar donde Javier se explaya? ¿No advierten los movimientos hacia el autoritarismo absoluto? ¿Los ven pero son cobardes? ¿Les falta comprometerse con la “verdad” y aceptar el deber moral de sostenerla? ¿Son acomodaticios y prefieren tirase a los pies por donde pasará el Tlatoani?.

No, también observan con claridad el rumbo que toma México, caminando hacia una dictadura, ven los avances en la concentración de poder y el sometimiento de las instituciones, están conscientes de la estructura electoral en formación y entienden su importancia en los próximos comicios.

Ven y observan con la misma claridad, sólo que deciden guardar para sus amigos los comentarios que Javier hace públicos. Se contienen por que conocen las consecuencias que sufren entidades federativas donde el gobernador osa insubordinarse a la Federación. Tratándose de un presidente autoritario como el que tenemos más la piensan y si disienten buscan términos comedidos.

En esa parte difiero del gobernador Corral. Poner su “compromiso con la verdad” por encima de los intereses estatales, los de toda una sociedad, sabiendo que Chihuahua sufrirá a causa de sus “valerosos” desplantes, me parece insensato y hasta mezquino.

Javier dice que son momentos difíciles porque les echan en cara los 30 millones de votos y los enormes porcentajes de aceptación popular, generando mal ambiente social a la critica contra el presidente. Falso, su lectura es desacertada, vivimos los mejores momentos para un opositor firme y consistente, son difíciles –aquí si- para ser gobernante y más para quién, teniendo responsabilidad de gobierno, pretende pasar por líder opositor y desafía al presidente. En la responsabilidad con el estado que gobierna radica la dificultad de criticar, no en los 30 millones de votos ni en la popularidad de López Obrador.

Un gobernador comprometido con su estado debería estar trabajando con los funcionarios federales, empezando por el presidente. Buscar soluciones a los problemas que inhiben el desarrollo, generar estrategias conjuntas para detonar el crecimiento, solucionar la crisis financiera, combatir el crimen.

Dejemos en los partidos de oposición, en senadores, diputados y cuanto líder asuma como propia, por convenirle a sus intereses políticos o en legítima oposición, la tarea de “advertirnos” que México camina hacia el autoritarismo y se dieron la tarea de salvarnos.

Su compromiso es aquí y ahora, hoy. Si las consecuencias de oponerse al gran Tlatoani fuesen exclusivamente para Javier Corral, perfecto, que se atraviese y mande a López Obrador hasta su rancho en Palenque. Sin embargo sucede que Chihuahua, todos nosotros como sus habitantes, pagamos las cuentas de sus desplantes. Esa parte no la entiende Javier y si la entiende peor, demuestra que la entidad que gobierna le importa tres cacahuates.