*El Tribunal los envilece

* ¿Qué oculta Lucha Castro?

* Duarte festina en Houston

* Patricio señorea en Canaco

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Los ganaderos de Chihuahua le pintaron un cuerno a los enviados de Javier Corral e impusieron en la presidencia a Lalo Prieto, el sábado pasado. El gobernador no entendió la importancia de esa elección y si la entendió no supo involucrarse de modo que su presencia fuese determinante.

¿De quién es la victoria y de quién la derrota? Para efectos de percepción el único gran ganador se llama César Duarte; es el titiritero de su sobrino Lico Duarte, quién a su vez hereda la presidencia del organismo a Prieto, a quien tenía de subordinado. En consecuencia el perdedor es Javier Corral.

En cuanto se contaron los votos y Lalo Prieto quedó arriba, los últimos leales a Duarte soltaron una de sus versiones favoritas, desde que el ex hace fuga: “el jefe se internó, nuevamente, en Houston”, dicen muertos de risa tras soltar el estribillo de la conocida explicación por las fingidas internaciones médicas.

Tienen razón en festinar, el triunfo de Lalo Prieto, aún valiéndose de las presiones y chantajes, es en realidad una pequeña victoria de César Duarte contra el gobernador Corral. Y quienes tengan dudas del desenlace adverso contra el mandatario, imaginen a Duarte de gobernador y a un pariente de Corral pretendiendo dejar heredero en la Unión Ganadera. Ni de chiste pasaba.

Conociendo a Duarte, también lo imagino muerto de risa, feliz esparciendo personalmente esos chistes léperos que suele soltar desde el exilio. Que les aproveche, otros tres años manipulando las estaciones de exportación, manejando los dineros para su beneficio y la ganadería al garete, divorciada del gobierno. Triste panorama para el noble sector.

Lo peor para Javier Corral es que en menos de una semana dos gobernadores le bailan un zapateado, en su presencia. En Canaco Patricio Martínez consiguió colocar a Edibray Gómez en la presidencia, sin que la gente de Palacio haya metido las manos. Volvemos a la misma pregunta ¿Patricio de gobernador hubiese dejado suelta esa elección?. Jamás.

La conclusión es sencilla: Duarte festina en Houston, Patricio señorea en Canaco ¿Y Javier Corral? Ocupado en consolidar su campaña del “contrapeso” a López Obrador y brincar a Los Pinos ¿A quién importa, con esas metas superiores y compromisos de altísima visión, asuntos domésticos de la ganadería y el comercio en Chihuahua?

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Cuando tironean la cuerda desde adentro con ganas de reventarla, el jalón estruja y sacude su entorno próximo si encuentra ambiente propicio. Es lo que hizo el jueves Joaquín Sotelo Mesta, con la denuncia de hechos presentada ante la Fiscalía General del Estado deslizó un tapujo que, por su contenido maloliente, la Judicatura pretendía mantener cubierto.

La denuncia es lapidaria: Un consejero de la Judicatura pide formalmente a la Fiscalía que investigue a sus compañeros, por el presunto delito de manipular el proceso electivo de jueces y magistrados. Es decir, los responsables de administrar justicia acusados por uno de los suyos de batir las leyes con fines aviesos. La justicia retorcida desde adentro.

De se tamaño es la denuncia de Sotelo Mesta. E insisto, lo hace en su calidad de Consejero de la Judicatura y confiesa que por estar harto de recibir negativas a solicitudes de información varias veces presentadas. Al mismo consejero le niegan información que debería ser accesible a quienes participaron en el concurso y a magistrados y jueces interesados en el mismo ¿Qué podría esperar el ciudadano común?. Una patada en el trasero, si se atreve a preguntar.

¿Por qué el Consejo de la Judicatura niega información a uno de sus integrantes, en lugar de transparentarla? Ese elemento en sí mismo es motivo de sospecha: algo quieren tapar, es la respuesta obvia. Pero además el Consejero incómodo presenta otros datos que acentúan las sospechas, de los cuales es valido inferir que hubo favoritismos en la designación de jueces y magistrados.

Habla que, para aplicar el examen, desestimaron los servicios de la Universidad Autónoma de Chihuahua siendo que su sistema es auditable por necesidad y garantiza riguroso resguardo del material, para entregarlo a la UACJ donde los exámenes son inauditables y además no suelen preservarlos como prueba de su inalterabilidad.

Peor, un funcionario meno de la UACJ entrega sin mediar acta de por medio, como si se tratase de una USB cualquiera, los datos a la Consejera Luz Estela Castro y sólo ella conoce los resultados. Una vez en su poder los archiva bajo siete llaves cual si fuese de su propiedad. Volvemos a lo mismo ¿Qué esconde?. Y cerrando el círculo de la opacidad dan por obviado la presencia de un fedatario público, a lo que estaban obligados.

Desde luego hay motivos más que fundados para las sospechas, les piden la información mil veces y se las niegan con cualquier absurdo y encima manipulan perversamente el proceso ¿Qué pensaría usted, amable lector?. Por simple congruencia y compromiso con la transparencia debieron abrir el proceso de selección desde un principio. Pues no, se recargaron en la más grosera opacidad.

Esas sospechas no son nuevas, ni Sotelo Mesta el único “malpensado” en sostenerlas, han trascendido al interior del Poder Judicial desde que empezó el proceso de selección y los comentarios en voz baja llevan hacia Luz Estela Castro, éste oscuro e influyente personaje que resuelve los asuntos sin otro argumento que por que lo dijo el gobernador.

Tengo excelente opinión de Pablo González Villaseñor, presidente del Tribunal. Su prestigio como jurista es incuestionable y en lo personal conozco su don de gente; amable, atento, sencillo. Pero algo tiene la presidencia del Tribunal Superior de Justicia que, pareciera, confunde y envilece a sus titulares.