El ADN desvela una nueva especie de chimpancé extinto

Un estudio genético acaba de desvelar un capítulo desconocido de sexo entre especies que acerca a los humanos actuales y a sus dos parientes vivos más cercanos: los bonobos y los chimpancés.

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El trabajo apunta a que hace unos 450.000 años —unos 100.000 antes de que aparecieran en África los primeros Homo sapiens— una especie de chimpancés desconocida hasta ahora cruzó el caudaloso río Congo, se encontró con los bonobos, una especie distinta de primates, y ambos tuvieron sexo e hijos fértiles. El eco de aquel encuentro entre especies sigue aún vivo en el genoma de los bonobos actuales, que llevan en su genoma en torno a un 1% del ADN de aquella especie de chimpancé “fantasma” que se extinguió. Son cruces similares, pero mucho más antiguos, que los que ya se conocían entre especies humanas. Por ejemplo, todas las personas actuales de fuera de África llevan un 3% de ADN neandertal fruto de cruces hace unos 55.000 años.

«Esta es la primera vez que se descubre un cruce entre especies en otro género que no sea el humano”, resalta Tomás Marqués-Bonet, genetista del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona y autor principal del estudio, publicado en Nature Ecology and Evolution. “Sabemos que el linaje humano está lleno de estos cruces mientras que de los chimpancés no sabemos casi nada, pues solo conocemos un sólo fósil bien preservado de esta especie [los fósiles no se conservan bien en las junglas cálidas donde vivieron los ancestros de estos primates]. Por eso hasta ahora ha sido imposible saber si la diversidad de especies y formas es exclusiva del linaje humano o también sucedió en otros homínidos”, resalta.

El trabajo ha analizado el genoma de 59 chimpancés y 10 bonobos, las dos especies vivas genéticamente más parecidas a la nuestra. Estos dos homínidos viven separados a uno y otro lado del río Congo, en África, y han evolucionado aislados durante 1,5 millones de años hasta ser bastante diferentes en su organización social y comportamiento. Los chimpancés son más grandes y violentos y los bonobos más ligeros y pacíficos. En 2016, un estudio del mismo equipo desveló que ambas especies se cruzaron e intercambiaron un 1% de su ADN hace unos 200.000 años.

Los investigadores dicen que el ADN encontrado en el genoma del bonobo es de una especie de chimpancé distinta a las actuales que vivió hace más de 400.000 años y de la que han conseguido rescatar un 3% de su genoma completo juntando los fragmentos hallados en todos los bonobos analizados.

El equipo ha usado técnicas de análisis genético similares a las empleadas para desvelar cruces entre Homo sapiens y otras especies. La tecnología permite identificar fragmentos de ADN que se remontan a hace 3 millones de años y que tienen que provenir de una especie diferente a los bonobos o a los chimpancés actuales. «A través de esta información genética, podemos releer la historia de los simios africanos y proponer que hubo una tercera especie de chimpancé viviendo en la selva centroafricana», asegura Martin Kuhlwilm, coautor del trabajo. «Lo que ahora queda claro es que la especie fantasma ahora extinguida, que se separó del ancestro común de chimpancés y bonobos hace entre 3 y 4 millones de años, se cruzó con los bonobos dando lugar a descendencia fértil hace más de 400000 años», añade.

En 2010 se descubrió que los neandertales tuvieron hijos con los Homo sapienshace unos 55.000 años. En 2016 otro trabajo desveló que los primeros cruces entre estos dos primos evolutivos sucedieron hace más de 100.000 años. Los denisovanos, un linaje emparentado con los neandertales de los que apenas se conocen fósiles, pero sí su genoma completo extraído de una sola falange del dedo, también se cruzaron con los sapiens. Como resultado, algunas poblaciones indígenas de Oceanía llevan un 1% de ADN denisovano, mientras que otros humanos de Asia y América llevan un 0,2% de ADN de aquel linaje humano ya extinto.

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Algunos de los genes que nos pasaron los neandertales aportaban ventajas adaptativas y probablemente por eso los hemos conservado hasta hoy. Del mismo modo, los autores especulan que el chimpancé “fantasma” pudo pasarle al bonobo genes que reforzaron su sistema inmune e incluso permitirle adaptarse al consumo de diferentes alimentos.

Marqués-Bonet explica que ha iniciado un proyecto para secuenciar el genoma de cientos de chimpancés y bonobos para intentar rescatar más fragmentos del ADN de la especie extinta hasta conseguir en torno al 40% de su secuencia genética completa.

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