Elecciones 2019; Morena si, pero…

* En el norte votaron por candidato

* El PRI reducido a nano partido

*Leyzaola presidente de Tijuana

En un corte preliminar sobre los resultados electorales en la jornada de ayer, primera votación en la era de López Obrador, queda claro la preponderancia de Morena como partido político y la importancia de los candidatos en el norte, donde los votos diferenciados dejaron un mapa político variopinto, por ejemplo, en Baja California y Durango.

A reserva de los resultados oficiales, en Puebla la votación cerrará llegando al cincuenta por ciento para Miguel Barbosa, según diversas encuestas de salida ofrecidas por la televisión, pero cuando avanzó la jornada los datos se apretaron, de modo que Barbosa habría ganado por estrecho margen sobre el PAN.

En un estado donde el PAN era la primera fuerza política, hasta el trágico accidente donde murieron el senador Rafael Moreno Valle y su esposa, la gobernadora Erika Alonso, ganaría un candidato lisiado a causa de la diabetes y por el mismo motivo débil visual, al que impuso López Obrador y que sólo un años antes perdido la misma elección.

La polarización de la sociedad poblana, por la súbita muerte de su gobernadora y del hombre fuerte de la política, generó una votación a favor de Morena, capitalizada por Barbosa y su principal promotora, Yeyckol Polesky, la polémica y debilitada presidenta del partido que, con los resultados de ayer, recobra cierto impulso.

De Puebla poco que decir, un resultado predecible. Donde hay materia de análisis es en Baja California. Conforme a las encuestas de salida ganó también Morena y con una presencia arrolladora, alrededor del 50, a reserva de conocer los resultados oficiales.

Pero en este caso el candidato a gobernador contribuyó de manera definitiva a un triunfo así de holgado. No puede decirse que se trata del partido como tal, Jaime Bonilla es un expriista popular, muy bien visto por los bajacalifoniranos, que hace menos de un año renunció a su partido para ir a Morena. El hombre es un activo político en si mismo al que jamás reconoció el PRI, como tantos otros ejemplos que dejaron al partido por que los hacían menos.

Y donde más se nota la importancia de los candidatos es en Tijuana y Mexicali. En Tijuana ganó un viejo conocido de Chihuahua, Julián Leyzaola, con una votación superior al 40 por ciento ¡compitiendo por el PRD!. Es decir tomó las siglas de un partido decadente y se quedó con esa importante presidencia municipal, dejando a Morena en un lejano segundo lugar y al PAN marginándolo a una votaciones del 11 o 12 por ciento,

En Mexicali, el otro municipio importante, gana un panista, Gustavo Sánchez Vázquez, con el 36 por ciento –según encuestas de salida- muy cercano de Morena con el 34 por ciento –probablemente judicialicen la elección- y el PRD que arrasó en Tijuana, apenas alcanzó el cuatro por ciento en Mexicali.

¿Qué nos dice lo anterior? Que en ésta entidad fronteriza la gente votó por los candidatos. Los tres ejemplos son incuestionables. Aunque haya ganado Morena la gubernatura por amplio margen, es claro que el voto le llegó por su candidato Bonilla, no tanto por el partido.

Otro estado norteño, Durango, también entregó resultados interesantes en la elección de su capital. Estando gobernado por una coalición PAN-PRD, ahí se declaró ganador Movimiento Ciudadano, con un personaje como José Enríquez Herrera, senador con licencia que antes había ganado por la misma coalición PAN-PRD, es decir de confirmarse su victoria, pues también el PAN reclamó la alcaldía, es causa de su propio liderazgo. Morena cayó hasta el tercer con 13 por ciento. Nada más claro, en ambos estados –Baja y Durango- la gente votó por el candidato.

Quizás advirtió que no hice mención del PRI, tiene razón, es que no vale la pena, en todos los casos sus resultados son de vergueza. En Puebla rondará el 12 por ciento, en Baja alrededor del ocho, en Durango si acaso alcance el diez, en Aguascalientes apenas conservará el registro. Es patético en lo que ha terminado el que fuese partido hegemónico durante décadas.

El PRI ha perdida toda viabilidad electoral y todavía falta la última y gran ruptura, misma que llegará después de las elecciones internas, con el sindicato de gobernadores agrupados en torno a Alejandro Moreno, “alito”, y la Mafia Salinas-Peña con José Narro.

Hablar del PRI hoy es una pérdida de tiempo, a menos que sea para efectos de referencia histórica. Resígnese, vivimos otros tiempos con un Morena que avanza hacia nuevo partido dominante, el PAN consolidándose en la primera oposición y liderazgos regionales con credibilidad y aceptación popular que pueden ganar con cualquier sigla.

Mañana abundaremos con el análisis, teniendo resultados definitivos.

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