Los desplantes de Corral

*Incómodo encuentro privado

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Mañana estará López Obrador en Ojinaga y según los trascendidos en medios nacionales, viene para informar sobre los apoyos del Gobierno Federal a los estados fronterizos, con motivo del nuevo estatus migratorio forzado por las amenazas de Donald Trump. La espada de los aranceles.

En otras palabras hará público –se supone- el cuándo, cómo y cuánto recibirán los gobernadores y las comunidades locales para enfrentar la emergencia migratoria, sobre la base que empezaron a llegar los primeros deportados y el compromiso es atenderlos.

La visita esta precedida por dos desplantes irracionales del gobernador Javier Corral al presidente. El 30 de mayo desairó una convocatoria de López Obrador a los gobernadores del PAN, en Palacio Nacional, donde discutieron sobre inversiones federales en infraestructura, y el sábado anterior tampoco viajó a Tijuana, al encuentro de la unidad nacional, desaprobando en Twitter la reunión por que “las amenazas de Trump merecían una respuesta de estado, no un mitin popular”.

Es admirable la conducta de Javier Corral, desde la periferia exige acciones contra Duarte, obsesionado -como está- en detenerlo, y apoyos de la Federación en recursos económicos, rubro en el que Chihuahua ha sido una de las entidades más castigadas, y cuando se trata de ofrecer su respaldo a las políticas presidenciales, las desautoriza o se hace el disimulado con el insulso pretexto de que desaprueba las formas.

No lo eligieron para hacer lo que le guste, su compromiso es ver por los intereses de Chihuahua, con independencia de preferencias personales o modos de pensar y entender la relación entre niveles de gobierno. ¿Qué a Chihuahua se lo lleve el diablo por sus desplantes? Jamás he visto mayor despropósito en un gobernador.

Además de irresponsable, por que margina a Chihuahua de las decisiones del Gobierno Federal en un país esencialmente centralista, su conducta es la de quién se asume merecedor de las mayores atenciones, sin ofrecer a cambio ni una mirada amable. Es decir, voltéenme a ver, por la cara, soy Javier Corral. Ajá

Con todo, ha trascendido que fuera de agenda oficial consiguió una reunión privada con el presidente. Presumiblemente se realizará en Palacio de Gobierno una vez desahogado el trámite de Ojinaga.

Es fácil imaginarlo pedir, exigir, al presidente que ordene a Marcelo Ebrard acelerar los trámites para la extradición de César Duarte, ahora que nuestras relaciones son tan buenas con el imperio, y que Carlos Urzúa libere los recursos que “en justicia corresponde a Chihuahua”. También la respuesta de AMLO es previsible: “muy bien, Javier, desde luego, pero antes dime cómo prefieres tu nieve de vainilla o chocolate”.

Pronto tendremos noticias de la gira, pero nada bueno se augura para Chihuahua con un gobernador engreído y temerario sin más razón que la de su personalísimo entorno interpretativo, lo que ve es y no hay más, y un presidente que miró al norte forzado por las amenazas arancelarias.