El incómodo viejo de la 4T

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Es un anciano de 85 años con gusto público por la copa exquisita, frecuente y sin restricciones, que a la edad de 43 años compró un terreno contiguo a su propiedad, en la Ciudad de México, porque su jardín era “muy chico para recibir contingentes”, según le dijo Luis Echeverría haciéndolo pensar que sería candidato del PRI a la Presidencia de la República. Juzgó mal el cálculo del presidente, aquel año del 76 el candidato sería José López Portillo, uno de los peores presidentes en la época posrevolucionaria.

Diez años más tarde renunció al PRI para fundar, junto a Cuauhtémoc Cárdenas e Ifigenia Martínez, la Corriente Democrática de la que se nutriría el Partido de la Revolución Democrática y asidero del Frente Democrático Nacional que unió a los partidos de izquierda en torno a Cárdenas, en la histórica campaña del 88 que terminó con la “caída del sistema” y el fraudulento arribo de Carlos Salinas a los Pinos.

Personaje estelar en las últimas cinco décadas de vida pública en el país, tiempo durante el cual ha sido Secretario del Trabajo y Secretario de Educación, embajador de México ante la ONU, la Unión Europea y la Unesco, presidente nacional del PRI y del PRD, senador y diputado, candidato a la presidencia por el desaparecido PARM y consejero de las tres figuras más grandes de la oposición en los últimos 40 años del país; Cárdenas, Fox y López Obrador.

Ninguno de los políticos mexicanos que permanecen activos –Cárdenas, Fox, Diego, Bartlett, Calderón, Beltrones, Madrazo, Elba Esther, Salinas, Peña- mantuvieron vigencia continua al más alto nivel en la política mexicana como Porfirio Muñoz Ledo. Su longevidad pública lo describe.

Hoy, cargando ochentaicinco años sobre sus espaldas, la dentadura incompleta y arrastrando la voz, es presidente de la Cámara de Diputados y único entre los altos representantes de la 4T que ha mostrado estatura y claridad de ideas en la crisis de los aranceles.

Desde que puso el tono disonante en el mitin de la unidad nacional, en Tijuana, ha mantenido una postura desaprobatoria de los acuerdos, conocidos y “secretos”, firmados entre funcionarios de ambos país. Desde el sábado pasado ha estado más activo y ha sido más critico que cualquier miembro de la oposición.

Al recuperar sueltas algunas de sus frases nos damos cuentas de su lapidaria perspicacia: “No podemos ser el tercer país seguro, eso sería un país enjaulado”, “Hacemos un escuro favor a Estados Unidos”, “Estamos frente a la disolución moral del estado mexicano”, “No hay que tener conversaciones secretas, eso no es diplomacia, al contario, es debilidad”, “ya doblamos las manos”.

Es el único de los altos funcionarios que hizo público lo que todo mundo sabe, el origen electoral de la emergencia: “¿A qué está jugando Trump? A su reelección, ya teniendo a México como pelotita de juego está tranquilo. O sea, nos aprieta cuando quiere, chillemos o no chillemos, y ya entramos en el camino. Él nos aprieta económicamente y nosotros le damos todo. Eso no es posible”.

El desencuentro público con Dolores Padierna, diputada por Morena, la declaración de que Marcelo Ebrard invade facultades de la Secretaria de Gobernación, seguro de que se trata de un encargo presidencial, y su iniciativa para hacer respetar los derechos del migrante, dominan la discusión nacional.

La vocería a favor del nuevo oficialismo lo ha descalificado, desde luego, principalmente por su avanzada edad. Pero López Obrador y Marcelo Ebrard, entre sorprendidos y molestos, guardan silencio frente a la opositora y lúcida discursiva de Porfirio. No esperaban una reacción así, siendo que lo tienen por parte de los suyos.

Mis respetos, intentando evitar las zalamerías, al viejo sobreviviente. Pocos a su edad presentan una lucidez como la suya y ciertamente la mayoría prefiere permanecer en la comodidad del sillón frente a la tele, la mecedora en el fresco de la terraza o perder el tiempo tratando de apaciguar a los bisnietos.

Digan lo que digan, Porfirio es uno de los políticos mexicanos más brillantes y con mayor vocación opositora de las últimas décadas: opositor en el PRI, opositor en el PRD, opositor a Fox y ahora opositor a López Obrador ¿Qué chochea? Si, pero ya quisieran sus detractores tener la mitad de su lucidez.