Todavía no sepultan a las víctimas en el tiroteo racista de El Paso, sus familiares las siguen llorando desconsoladamente y la politiquería ya tomó parte preponderante de la jornada de muerte, con desplantes tan estridentes como ineficientes. Ven una oportunidad y a fuerza quieren hacerse notar.
Javier Corral se apersonó en el hospital de El Paso donde se recuperan los heridos de la balacera y presume su acción como si fuese virtud: “Me encuentro en El Paso, Texas, visitando a los chihuahuenses sobrevivientes del ataque perpetrado el sábado pasado, para conocer de primera mano su estado de salud y necesidades, es una buena noticia saber que se recuperan en medio de tanto dolor y frustración”, publicó en sus redes.
Imposible dejar pasar su insensibilidad en estos momentos de dolor. Jamás se ha preocupado de los muertos inocentes, les llaman víctimas colaterales de la guerra contra el crimen, pero eso sí, es el primero en llegar a los hospitales de El Paso y tomarse la foto mientras recorre los cuartos de los heridos. Un mínimo de respeto y congruencia, dejen que al menos lloren en paz a sus muertos y los heridos asimilen lo sucedido.
No, ajeno a su imprudencia, formula declaraciones como si realmente pudiese hacer algo en beneficio de los dolientes: “hemos fijado acciones para atender y defender a los connacionales que habitan en Estados Unidos”, declaró henchido de seguridad. ¡Que fije acciones contra la crisis de los hospitales estatales, donde chihuahuenses mueren a diario por falta de atención médica!.
La ausencia de sentido común en muchos de nuestros gobernantes es uno de los factores que alientan esos episodios violentos. Somos incómodos e impotentes vecinos del poderoso Imperio, donde prospera una cultura de odio racial inspirada en su propio presidente, y nuestro querido gobernador prometiendo que “atenderá y protegerá” a los connacionales, sabiendo que no puede hacer más que estridentes declaraciones.
Primero que proteja a los chihuahuenses en el territorio que gobierna, un territorio dominado por grupos criminales que generan decenas de muertes cada mes y donde los autores de la violencia transitan impunes entre las corporaciones policiacas. Chihuahua ocupa el tercer sitio nacional de la violencia y el descontrol permanece en constante aumento ¿Cómo espera Corral proteger a los connacionales al otro lado de la frontera, si en el estado que gobierna las matanzas son cosa de todos los días y nadie hace nada para detenerlas?. La suya es una postura cretina.
Hay momentos en que el oportunismo y la politiquería deben quedar a un lado, el presente es uno de ellos. Por desgracia nuestro gobernador no se entera, es ajeno al rechazo que generan sus comentarios en medio de profundo dolor y luto sincero. Es lo que hay, y todavía le faltan dos años.
Rompeolas
Otro ingenuo y además inane panista llamada Edgar E. Villanueva, presunto líder juvenil de ese partido, presumió estar bien tras el tiroteo por que él compra en Walmart de Yarbrough, donde “no hay tanto chihuahuita”. De que los hay los hay y ni siquiera hay que buscarlos, solos se exhiben. Sin darse cuenta, el muy baboso le dice a los familiares de las víctimas que murieron o están heridos que eso les sucede por ir al Walmar donde van los chihuahuitas. Benditas redes sociales, son un eficiente medio de comunicación que, muy seguido, exhibe la torpeza de sus usuarios.
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Instalado en la ensarta de torpezas, en Santo Niño tenemos otra. Ayer los vecinos del sector hicieron otra manifestación para evitar que maquinaria pesada del gobierno estatal ingresase al parque, con fines de iniciar la demolición de las canchas para despejar el terreno donde planean construir el Centro de Atención Múltiple. Quisiera poder felicitar al gobierno por algunas de sus acciones, lo digo muy sinceramente, pero vea usted el grado de la sinrazón a la que llega: en sus primeros tres años la administración estatal no ha entregado una obra que valga la pena mencionar y cuando se propone construir el CAM, que tampoco es la gran cosa pero algo es algo, entran en conflicto con los vecinos, por unas canchas semiabandonadas. Es que dan risa, baten la única obra que podrían presumir.
