*El reto de permanecer en casa

* La irresponsabilidad de no contar

* Madero con la sonaja del Pacto

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Cuatro, cinco, seis, las semanas que sean son muchas para que la gente permanezca encerrada, por muy comprometida y de buena gana que hayan tomado la decisión voluntaria de la cuarentena. Es comprensible su desesperación, pero de alto riesgo, pues el hastío empieza a ganarnos justo cuando, nos han dicho, estamos en la parte más alta del pico.

El relajamiento social fue claramente observado el pasado fin de semana –hasta la policía municipal recibió más de 550 reportes sobre reuniones “ilegales”- y ayer lunes continuó, sin que se vieran las filas en los depósitos de cerveza. Las calles estaban casi como cualquier día, según diversos reportes.

El hastío es una condición humana, pasa el tiempo y la gente se desespera cada vez más en la rutina, pero temo que sea la incertidumbre del trabajo, el no saber hasta dónde llegará la parálisis económica, lo que más empuje a las personas hacia afuera. En la medida que tomamos conciencia del colapso económico perdemos miedo al virus. ¿De que forma quieres morir, por el Covid o el hambre? Elige tu veneno.

La crisis económica es la otra pandemia, una donde los gobiernos han hablado más de lo que actúan. Describen amplios programas, citan cifras de apoyo, presumen medidas paliativas, pero todo queda en una narrativa oficialista sin aterrizar en beneficios prácticos para la gente. Los millones y millones anunciados no se ven en las calles.

Por eso no consiguen tranquilizarlos, carecen de credibilidad. Esta situación explica, en muchos modos, que la gente empiece a perder miedo al virus, pensando en que mañana tendrán dificultad para alimentar a sus familias o mantener mínimos niveles de ingreso que les permitan sobre llevar el inminente impacto económico en condiciones aceptablemente decorosas.

En ésta desesperación social mucho tiene que ver la cuestionada estrategia del Gobierno Federal contra el virus. Al decidir no hacer pruebas como recomendó ampliamente la OMS, claramente privilegió la propagando gubernamental del “vamos muy bien”, “lo “hemos domado”, ya “vemos la luz al final del túnel”, en vez de tratarnos como adultos e informar con datos objetivos y en tiempo real sobre la evolución de la pandemia.

¿En que parte estamos? Nos han dicho que la más difícil, pero si recordamos López Gatell y el propio López Obrador habían dicho lo mismo para los últimos días de abril, después a principios de mayo, luego a mediados ¿Cuándo, por fin, llegaremos a esa parte que nos tienen tan insistentemente anunciada? ¿Ésta es la vencida?.

Están peor que las amenazas de Pedro y el Lobo, pues en los últimos días también han adoptado un discurso triunfalista –“ya aplanamos la curva”-, “felicito a los gobernadores que…”, como si estuviésemos del otro lado. Otra vez ¿En dónde estamos?.

Pierden toda credibilidad y la gente observa, se da cuenta y hace sus propias conclusiones. Sabe que el tamaño de contagios es mucho mayor al que informan las autoridades, increíblemente renuentes a practicar exámenes hasta en pacientes altamente sospechosos, así que termina por no creer nada.

Sin embargo debemos guardar compostura, mostrar serenidad y comportarnos a la altura. No podemos relajarnos o permitir que las ansias nos hagan salir en manada cuando el virus sigue más extendido, presumiblemente. Si tenemos autoridades que ocultan la verdad, nosotros demos ejemplo de civilidad y permanezcamos en casa, conservando la sana distancia y tomando las providencias recomendadas cuando tengamos la necesidad de salir.

¿Y la cerveza? No pasa nada, dejen de comprar y ajustar el precio, en su momento las plantas reanudarán la producción y todo regresa a la normalidad. Un diez de mayo bien puede pasarse sin alcohol, a fin de cuentas no son las mamás quienes empinan el codo, sino los hijos que necesitan el trago para celebrarlas efusivamente y con frecuencia terminan batiendo el festejo. Calma, otra fecha que habrá de pasar para el anecdotario del 2020.

Rompeolas

Gustavo Madero se montó, siguiendo a Javier Corral y a los “ex”, sobre el tema del Pacto Fiscal, eje sobre el cual pretende articular su campaña a la gubernatura. Mañana hará presencia virtual en Nuevo León, invitado por el PAN de aquella entidad, para hablar sobre el tema. Lo conoce bien, tocará las fibras que molestan a López Obrador, pues sabe que eso le da rendimientos en un amplio sector de la IP, desde donde apalanca su proyecto. Ya se vio, pero donde cierra los ojos o mira hacia otra dirección es en la exigencia de muchos panistas que no desean verlo de candidato, pues lo tienen por perdedor, hablando de elecciones. La razón de que lo rechacen es obvia; quieren repetir en la gubernatura y los antecedentes electorales del senador son deplorables. En 2016 perdió contra una oscura Victoria Caraveo, teniendo todo el apoyo del gobierno ¿Cómo espera ser candidato en una elección altamente competida donde Morena y AMLO pondrán todo para ganar el estado?.