*Hasta el semáforo los confronta

* Sánchez Cordero ¿Bajos reflejos?

* El Artículo 55 de la Constitución

0
1

La inconformidad de los gobernadores de oposición con López Obrador tienta los linderos de la intolerancia. Da la impresión que está llegando a niveles exasperantes, como los matrimonios mal avenidos donde los cónyuges no pueden verse pero el interés los mantiene unidos.

El Martes pasado celebraron una reunión virtual con la secretaria de gobernación, Olga Sánchez Cordero, para discutir los detalles del desconfinamiento. En vez de salir avenidos terminaron en desacuerdo, con la idea de que cada quién haga en su estado lo que mejor le parezca.

Al ver la rebelión, Sánchez Cordero adoptó una posición radical intentando sujetarlos a una camisa de fuerza para, enorme estupidez, obligar a que todos los estados del país se acomoden en los mismos tiempos del semáforo Covid. Lo dijo en los siguientes términos:

“El semáforo debe ser federal, no podemos tener consideraciones de semáforos locales, porque sería una descoordinación total. Debemos tener una coordinación federal, de ahí el diálogo con los gobernadores para que todos vayamos con la misma gradualidad, realizando conjuntamente la reapertura de industrias y empresas”.

El Presidente está obsesionado en abrir cuanto antes la economía, cada mañana muestra su desesperación por el aislamiento y, contra las recomendaciones más sensatas, ha puesto fecha para reanudar sus giras; el martes dos de junio. Cuando el número de muertes y contagios avanzan más que nunca y López Obrador decide salir, qué mayor desesperación podría mostrar.

La evidente pretensión de la secretaria era doblegar a los gobernadores para que sigan al Presidente en sus fechas de apertura, de modo que todos los estados siguiesen los mismos tiempos a fin de no dejarlo solo en sus giras nacionales. Que se repartan la crítica social.

No la tomaron en cuenta, enfadados por las contradicciones y el manejo desacertado de la emergencia, los mandatarios siguieron con su agenda estatal de reapertura y, seguramente, hicieron llegar a la Secretaría de Gobernación sus decisiones. Una especie de “está muy bien tu semáforo pero a nosotros nos vale”.

En menos de 24 horas -tiempo en que estadísticamente morirán 500 personas por el Covid- la secretaria reculó aclarando lo que es una obviedad y retiró la camisa de fuerza: “El semáforo va a ser regional por que no puede ser para toda la República. No es lo mismo lo que está aconteciendo en el Norte que lo que está aconteciendo en el Centro, en el Sureste, en el Oriente o en el Poniente de México”.

¿Porqué el abrupto freno? Quiero suponer que López Obrador le dijo bájale con ese tema, al ver que cada quién hacía lo que les venía en gana, o que Sánchez Cordero ha perdido reflejos y tiene dificultades para interpretar oportuna y correctamente los momentos del Presidente.

Hace tiempo los gobernadores, incluidos de Morena, habían decidido tomar sus propias medidas y no iban a cambiar por el exabrupto de la secretaria ¿Ganaron la batalla? Ésta si, pero la confrontación con López Obrador seguirá y supongo que aumentando el tono.

Es una pesadilla para el país que ni en la peor emergencia sanitaria y asomando la mayor crisis económica desde la Gran Depresión, nuestros gobernantes –esta vez la generalización es pertinente- partidicen los asuntos públicos con evidente mezquindad. No se que es peor para los mexicanos, si la pandemia, las crisis económica o la estrechez mental de la clase política que nos gobierna.

Rompeolas

Jaime García Chávez, observador critico y activista de la política doméstica, me hizo llegar el artículo 55 de la Constitución Federal, subrayado un párrafo que dice lo siguiente: “Los gobernadores de los estados y el jefe de gobierno del Distrito Federal no podrán ser electos en las entidades de sus respectivas jurisdicciones durante el periodo de su cargo, aunque se separen definitivamente de sus puestos”. Ha dado en el clavo, se refiere a la imposibilidad de que Javier Corral deje el gobierno pensando en ser electo Diputado Federal, lo que sería su pase directo a la impunidad y pandero excelente para enrolarse en la sucesión de López Obrador, en la que aspira a ser protagonista. Ahí está un tema para el análisis jurídico y político, del que hablaré más extensamente en otro momento, pues las apuestas aumentan a favor de que Corral planea dejar inconclusa su responsabilidad con los chihuahuenses, con tal de agenciarse otra de sus múltiples pluris.