*El “duartito” renegó de su padrino

* La confusión de Cruz ¿Cuándo parar?

* Virus, salimos en la cima de contagios

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En Parral hicieron un juego de palabras, en forma de insidiosa adivinanza: Miente como Duarte, blofea como Duarte, hace negocios sospechosos como Duarte, traiciona como Duarte, presume como Duarte, abusa como Duarte ¿Quién es? Desde luego el As de Oros al que Javier Corral motejó “vulgar ladrón”, sería una redundancia.

Alfredo, Caballo, Lozoya, Presidente Municipal de Parral, aspirante sin posibilidades reales a gobernador del estado, es la respuesta ensayada que algunos de sus malquerientes hacer correr entre carcajadas y sorna. Ven a Lozoya como un clon inacabado de César Duarte y lo tienen por amenaza en Parral y la región.

Para dar credibilidad a la comparación, aparte de recordar los inicios mentiros de Duarte cuando era un modesto político pueblerino, refieren que Lozoya consiguió el negocio de la energía eléctrica y la recolección de basura en el trienio de Miguel Jurado, el presidente municipal más duartista entre todos los ediles de aquel sexenio pasado por abusos y corrupción.

¿Será? ¿Hace Lozoya negocios con los servicios de alumbrado y recolección de basura en la administración que preside y los consiguió con Jurado? Esas son versiones generalizadas en Parral que hace tiempo llegaron al primer círculo chihuahuita. Lo que hoy nos recuerdan sus paisanos es que los adquirió bajo el visto bueno del gobernador detenido, pues Duarte no dejaba pasar –según se ha dicho- ningún negocio de ese tipo.

Quizás por saberse –de ser ciertas las versiones- cercano al “As de Oros” hoy juzgado en una Corte Federal de Miami por malversación de fondos y otros delitos presuntamente cometidos cuando era gobernador, Lozoya se convirtió en el más severo juzgador de los “duartisras”, como queriendo decir “allá va el ladrón, todos a él”, mientras esconde tras su espalda el producto de lo robado.

Fue tanto el poder corruptor de Duarte que muy pocos pueden decir, legítimamente, a mí que me esculquen ¿EL caballo está libre de pecados para tira la primera piedra?.

Rompeolas

Cruz Pérez Cuéllar es un político profesional, con oficio probado, inteligente. El hombre ha sobrevivido a los más variables vaivenes de la política y salido victorioso. Hoy que se ve señalado por su –real o ficticia- asociación a César Duarte, da la impresión que perdió el toque. Le gana su conducta de retador, de político fajado. Mente fría, llegaron los tiempos de las definiciones, necesita hacer una correcta interpretación  de su frágil momento político, saber cuándo parar y buscar alianzas. Piensa que su problema es legal, por eso pide que le muestren pruebas del dinero que presumiblemente recibió de César Duarte. Está confundido, no es cuestión de pruebas, ni de legalidades, se trata de la percepción pública y sabes que percepción es realidad, pero finge olvidarlo. Es inteligente poner los pies sobre la tierra y hacerse una simple pregunta ¿Postularía Morena a un candidato acusado públicamente de ser copartícipe en la corrupción de un personaje al que el Gran Tlatoani puso de ejemplo en el combate a la corrupción? Responde, Cruz, con sinceridad a esa pregunta y tendrás la respuesta de cuando parar y con quién aliarte. No es magia, es cabeza fría y lectura correcta.

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Brote de Covid en oficinas centrales de la Secretaría de Salud, el secretario Grajeda está grave e internados varios funcionarios de primer nivel; en Pensiones Civiles, dos médicos y varios empleados administrativos confirmados y otros sospechosos; en las áreas administrativas del Hospital Central, dos empleadas positivas y alarma en el resto por que no reciben equipo de protección. La epidemia se extendió hasta Jiménez, una comunidad que había permanecido fuera del contagio. Un supervisor de casetas estatales les llevó el virus y, al contagiar a un chofer, generó una cadena de que llegó hasta la Presidencia Municipal. Hoy son 25 positivos y dos muertos. Los especialistas del Sistema Estatal saben que la ciudad de Chihuahua está en el momento de mayor contagio y la gente decidió flexibilizar las medidas de protección. Si los funcionarios estatales decidieron, como López Gatell, ocultar la información, por lo menos mantengan los llamados permanentes a la sana distancia. Todos queremos regresar a la normalidad, todos estamos desesperados, pero si salimos como ganado sediento, en tropel, el costo a pagar será muy alto. Regresemos a las medidas preventivas hoy, cuando los hospitales no se han saturados. Después podríamos lamentarlo profundamente.