*El doctor Grajeda no debió morir

* Buen hombre y excelente médico

* Omar Bazán sigue levitando

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El diecisiete de marzo Jesús Enrique Grajeda anunció el primer positivo de Covid en la entidad, un hombre nacido en Nuevo Casas Grandes y radicado en ciudad Juárez. De aquel caso no tuvimos información posterior sobre su evolución, se perdió entre las profusas estadísticas del virus, pero cuatro meses y diez días después recibimos la noticia de que el Secretario de Salud había perdido la batalla contra el mismo virus.

No debió morir, sólo tenía 73 años y estaba en plenitud de facultades físicas y mentales. Nada que hacer, los designios de Dios son inescrutables, en un mal día acompañó al gobernador Javier Corral a una gira de trabajo en Tamaulipas, donde lo contagió –presumiblemente- el gobernador de aquella entidad, Francisco Cabeza de Vaca, y ahí empezó la historia. Cabeza de Vaca se recuperó y Grajeda hoy es polvo de cenizas. Que vida más cruel.

Lo conocí cuando era director de Medicina y lo traté una vez que ocupó la rectoría de la Uach: hombre austero y decente por convicción, funcionario moderado, casi frugal, urólogo respetado y reconocido por el gremio, académico jubilado de intachable trayectoria. Durante los cuatro años de rector usó el mismo vehículo que le dejó Piña Marshall, era escrupuloso al extremo en el manejo del dinero.

Cuando permaneció alejado de la vida pública, concentrado en su familia y sus pacientes, le llegó la llamada de Corral para invitarlo a la Secretaría de Salud. Recibió la oficina sin emoción, podría decir que más bien resignado, el sector pasaba por uno de sus peores momentos y el arriesgaba su prestigio en una secretaría calamitosa. Nunca estuvo cómodo, en varios momentos puso su renuncia a disposición del gobernador, que reiteradamente se negó a liberarlo de la responsabilidad.

Debió irse antes, cuando dos meses atrás le pusieron a una “coadjutora” que manejase la crisis pandémica. Sin embargo aguantó sin quejarse en público, no podía saber que ese cargo le costaría la vida. Imposible saberlo, “uno puede salvarse del rayo pero no de la raya”, suelen decir los rancheros.

Una sincera condolencia a su esposa, hijos, familiares y seres queridos. Chihuahua ha perdido a un buen hombre y a un excelente médico. Salvo honrar su memoria, hoy nada se puede hacer, todos estamos a merced de ésta maldita pandemia que no termina de pasar. Era discreto creyente, Dios lo recibirá en el cielo.

Rompeolas

Omar Bazán sigue levitando, le fue de perlas con el enlace virtual donde Alejandro Moreno, presidente del CEN, timó la protesta a 60 comités municipales del PRI. En momentos decadentes, el sólo hecho de tener presidentes del partido en sesenta municipios es una verdadera proeza, Omar lo ha conseguido. Hace bien el trabajo de organización, pero su reto está en las próximas elecciones, ahí es donde el PRI necesita mostrar que todavía puede ser un partido competitivo. Ya veremos hasta dónde llegan, por lo pronto Omar no deja de moverse, quiere presentarse como una opción confiable para “lo que se ofrezca” el año que viene. “Haz lo que tengas que hacer y di lo que tengas que decir”, solía recomendar Artemio Iglesias. Omar seguro recuerda aquel consejo, lo que no sabemos es hasta dónde lo pueda llevar.