*PRI de Moreno subordinado al Poder

* Las decisiones se toman en Palacio

* La nomenclatura perdió con Narro

* ¿Quién se queda con la candidatura?

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Perdido y desangrándose, el PRI pos Peña intentó reconstruirse inmediatamente después de las elecciones, galvanizado en su poderosa clase política; Salinas, Peña, exgobernadores, una larga lista de otros “ex”, gobernadores en oficio y las principales figuras en el Senado y la Cámara de Diputados. Eligieron como su candidato a la presidencia del CEN a José Narro, exrector de la UNAM y exsecretario de Salud con Peña, enviando señales a todo el país de que ahí estaba la línea. Tres exgobernadores de Chihuahua -Baeza, Patricio, Reyes- apuntaron su nombre a favor de Narro, respetando la vieja tradición de institucionalidad. Duarte no vino ya saben por qué.

Narro avanzaba sin rival, la Mafia lo arropaba ¿Qué podía ir mal? Los observadores externos pensaron que nada, la nomenclatura también. Error, había un nuevo Jefe Nacional y no estaba dispuesto a permitir que la semilla de futuras derrota fuese plantada por aquellos que, a su ver, lo habían robado durante décadas. Quería la permanencia del PRI, pero de su PRI, no de Salinas ni de Peña Nieto. Sólo necesitó una reunión con los gobernadores activos del Partido para trastornar los planes de Salinas, a quien tiene como jefe de la Mafia, y sus asociados.

Después de aquella famosa reunión en el Estado de México, entre López Obrador y los gobernadores del PRI, emergió el nombre de Alejandro Moreno, gobernador de Campeche, como el candidato más sólido a la presidencia del CEN, mientras se desvanecía el de Narro. En ese momento todo cambió para los promotores del exrector y para el mismo PRI, con el futuro dirigente del CEN a gusto de López Obrador, pasaba a ser un partido subordinado al Poder. Siempre había sido, esta vez con la pequeña diferencia, muy pequeñita, de que ahora iba como partido de segunda mesa, los ojos de su jefe pintan guinda, no tricolor.

Con Alejandro Moreno y casi todos los gobernadores del PRI sometidos a López Obrador ¿Quién decide la política en ese partido? Sin sombra de duda el gran Tlatoani, el líder amadísimo, llegó el momento de cobrar dividendos. Hay quienes aseguran que la influencia de José Murat, exgobernador de Oaxaca, es determinante al interior del Partido. Ese Murat es padre del actual gobernador de Oaxaca, el más rendido a los intereses presidenciales, incluso más que los gobernadores de Morena.

En Palacio Nacional serán consultadas las candidaturas del PRI y los propósitos de las mismas. Seguramente en algunos estados harán una alianza favorable al gobernador, poniéndoles candidatos de Morena cómodos, en otros postularán candidatos para restar votos al PAN y sus aliados y en otros para ir de paleros con Morena. Ese diseño estratégico será en razón de los intereses electorales del Presidente, operado por Alejandro Moreno y los gobernadores de su partido. Los gobernadores del PRI cuidarán su séptimo año más que a una hija señorita de paseo en un lupanar.

Estoy de acuerdo, pueden darse alianzas coyunturales con la oposición, algunas de las cuales se están manejando como en Zacatecas. Serán excepciones, López Obrador es un animal político, cuando se levanta piensa en política, al tomar su desayuno igual, si está con su esposa también y no se diga cuando decide sobre el presupuesto. Todo en él es un cálculo político cuyo fin superior es consolidar su trascendencia histórica. Si los acelerados en cada entidad piensan que no meterá las manos más allá de su partido y los satélites formales –PT, Verde y PES- o que pueden influir desde la periferia, bien ganado tendrían el mote de ternuritas.

Dejo a grandes trazos la extensa introducción, para decir que me divierten los priistas chihuahuitas. Se montan en una causa muy menor contra Omar Bazán como si fuese él quien toma las decisiones. Omar es otra pieza de ese gran rompecabezas, con la ventaja –eso sí- de tener al Partido en un puño. Aquel acuerdo entre Graciela Ortiz y Reyes Baeza para entregarle la dirigencia estatal nació muerto, en los hechos Graciela y Omar lo desconocieron al otro día y sólo era cuestión de que pasara el tiempo para que Omar se independizara de Graciela y se quedaría con el partido para él solito. Si quieren llamarle traición estoy de acuerdo, pero en política no hay lealtades ni entre padre e hijo, cuando cortejan a la misma muchacha.

La diferencia entre Reyes y Graciela, es que Graciela es una de las más confiables operadoras de Alejandro Moreno y Reyes está limitado por la UIF y su definición, en aquel momento lógica y pertinente, por José Narro. Chela es un activo en el equipo ganador, Reyes tiene que pelearla desde fuera. Lo que describo es una secuencia de hechos, ahí están para quien decida verlos objetivamente.  Ahora la pregunta: ¿Quién se quedará con la candidatura del PRI? Es de lo que hablaré mañana, y quizás pasado, no pensé cubrir tanto espacio en esta primer reflexión.