Para salvar a Chihuahua, los ciudadanos vamos juntos al 2021

Hace unas semanas un grupo de mujeres y hombres me entregó una carta con una sugerente propuesta: me piden que busque la candidatura a gobernador del estado de Chihuahua durante las elecciones del 2021. Algunos de los firmantes militan en partidos, otros no tienen filiación alguna. Frente a ello, he asumido el compromiso de contestar de manera pública y abierta con estas palabras que emanan desde mi más profunda sinceridad y franqueza; desde mi valentía, por lo que implica tomar una decisión de esa naturaleza, pero sobre todo desde mi honorabilidad.

No es necesario decirle a la ciudadanía que la situación del mundo, del país y de la entidad es grave y que en los próximos meses todo se agudizará. Es difícil el tiempo que sobreviene y sólo con una gran confluencia social y metas claras podremos encarar los retos para empezar a superarlos. No tengo dudas de que tenemos las potencialidades para emprender la tarea y realizarla por el bien de nuestra generación y de las que vienen detrás, exigiendo trabajo, tierra y agua, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia, seguridad y paz. 

El tiempo y la experiencia han fortalecido mi convicción en el poder ciudadano que puede superar los días críticos que nos esperan. Necesitamos algo que no sea inferior a ese esfuerzo indispensable. Es imperativo superar las viejas marcas de fábrica del poder político que, caminando en una sola dirección, se han uniformado de PAN o PRI, o lo que es peor, en su mezcla siniestra. Este es un momentox propicio para dejarlos atrás y escoger lo más vivo y latente de nuestras comunidades, y descartar lo inerte que ha representado realmente ese lastre que frena la participación social.

Quienes han estado en el poder a lo largo de un siglo edificaron un régimen de privilegios y exclusión sustentado en la corrupción política, la impunidad y el control del disenso articulado de la sociedad. Los ha movido el egoísmo que, ahora, con falsas directrices, se vuelve a presentar porque quieren conservarse en el poder y les interesa como nunca conquistar la confianza para continuar caminando de espaldas al interés de la gente. 

Me considero preparado para la tarea. Conozco la entidad en toda su extensión geográfica y la magnitud de su problemática comunitaria. Siempre he estado comprometido con el pueblo raso y nunca he claudicado ante el autoritarismo y los privilegios de los mandones de Chihuahua. Personalmente en dos circunstancias electorales en las que he participado se derrotó al viejo partido de Estado y puse mi contribución desinteresada, aunque no siempre los que llegaron cumplieron sus compromisos. 

Tengo fortaleza, tengo mis convicciones, estoy en plena madurez para la faena y soy de los que asumen como triunfadoras este tipo de causas. Todas las batallas dan frutos pero estos nunca llegarán si aquellas no se libran, una y otra vez. Así ha sido en la historia y no tiene porqué ser diferente en esta coyuntura, con condiciones inéditas para lograr metas de gran tamaño.

Debo decirles, en especial a quienes me han invitado a participar electoralmente, que no estoy afiliado a ningún partido político. Luchar por un sistema democrático no es fácil; el que buscamos en México a partir de 1988 se coaguló en una siniestra partidocracia de la que, por voluntad y decisión profundamente ética, me puse al margen. Si no hubiera sido así, no tendría cara para tomar un compromiso como el que se me propone en estos momentos y hoy estaría escondiéndome, o de ventrílocuo de Peña Nieto y César Duarte para encontrarles imposibles justificaciones.

Al no tener partido, las dificultades se cruzan en el camino de la asunción de la candidatura. Debemos entender las escasas vías que se tienen para superar tales obstáculos, incluyendo la eventualidad de que organizaciones partidarias estuviesen en disposición de abrir sus puertas a una propuesta de ese nivel.

Se podría pensar en una candidatura externa, de consenso, de unidad compacta: para unificar y no para dividir o patrocinar fracturas. Mi perfil progresista se asienta desde mi más temprana juventud; desde ahí proviene mi creencia en la democracia y el federalismo avanzado, en la política que se práctica con imperativos éticos y con estricto apego al Estado de derecho. 

Por encima de todo, esa militancia es la que siempre me ha puesto en la posición de favorecer el bienestar del pueblo, de su gente. Esto hoy no se entiende sin la búsqueda de la equidad en todos los ámbitos de la vida. 

Soy ajeno al patrimonialismo, al patriarcalismo, al caciquismo y al nefasto corporativismo; por eso profeso el compromiso de eslabonar derecho, política y poder. 

Creo en la autogestión y las capacidades de la gente. Sostengo que la sociedad se debe emancipar, en clara reivindicación de la ciudadanía y sus prerrogativas soberanas. Esto en conjunto contiene una visión diferente de lo que es el Estado –nunca más propiedad de nadie–, porque fortalece al individuo, su pertenencia a la sociedad y su liberación de todas las ataduras. 

Estoy dispuesto a cualquier convenio que no deshonre a nadie porque asumo que la ley siempre ha estado y estará, para mí, por encima de todo. Sé cumplir, también resisto la disciplina ilegítima, y más cuando se excusa en motivos de Estado o de partido. Entiendo la propuesta de la candidatura para ser un gobernador auténtico, cuya mirada prioritaria estará puesta en los intereses de un Chihuahua pluriétnico, pluricultural y diverso. 

La vía independiente es un camino a considerar entre los ciudadanos y ciudadanas sin partido que firmaron la carta de la que doy noticia. En este caso, la Ley Electoral de Chihuahua es partidocrática, exige requisitos que la hacen nugatoria, mas no imposible. Tiene las limitaciones que le producen desventajas frente a los partidos, en especial a los que son simples franquicias. Y aparte, habría que obtener con premura 100 mil firmas validadas. 

Acepto la petición que me hacen porque, además. está en la agenda de Unión Ciudadana, la organización cívica que abrió y sostuvo la exigencia de derrotar la tiranía de César Duarte para someterlo a la justicia penal. Esa lucha se dio desde fuera de todos los partidos e instituciones que lo solaparon a ciencia y paciencia. Buscaré la candidatura en un esfuerzo sostenido de encuentro con la ciudadanía, con los destacados liderazgos de las comunidades. A mis conciudadanos les digo que lucharé porque Chihuahua no sé convierta, una vez más, en el botín de unos cuantos, ahora que hay campañas adelantadas, abiertas, ilegales e ilegítimas, que crean inequidad para una competencia entre iguales. 

Si hay que arrostrar los efectos de una crisis política, ocuparemos un lugar en esa batalla ineludible. Chihuahua necesita cirugía mayor y es mejor aplicarla por las vías pacíficas. Pero no seré de los que contribuya a cerrar compuertas insurgentes de los que anhelan cambiar el rumbo y saben que este es el momento. Sé de cierto que todos prefieren el calor del hogar doméstico al fervor de la hoguera en las plazas públicas.

Pero Chihuahua debe cambiar. Lo principal es construir el bienestar de todos, con ingresos remuneratorios y salud digna. Sus finanzas ya no aguantan el manoseo de la banca usurera y de sus gobernantes serviles. Es criminal que semana a semana se paguen altísimos intereses que ya quisiéramos para resolver el requerimiento de salubridad para ganar la batalla al Covid-19. 

Es necesario abolir el centralismo hacendario y fiscal, obsoleto e inadmisible. Es imperativo derrotar en todos los frentes al crimen organizado, impidiendo la colusión y el comportamiento de los funcionarios que dicta la claudicación y la prebenda fácil y peligrosa. Necesitamos rescatar los recursos hídricos de Chihuahua a la brevedad, con el vigor y coraje mostrados por los agricultores de la región centro-sur del estado, desatendidos por la federación y el gobierno local, porque además hay que lograr sostener el equilibrio ecológico en la entidad y el apoyo de la economía agrícola de los productores de todos los niveles. Entre otras muchas tareas, es prioritario también establecer relaciones profesionales con la prensa, para dejar atrás los maniqueos tratos de “amigos” y “enemigos” con los medios según convenga.

Es impostergable dar el viraje necesario que las circunstancias reclaman y emprender una nueva ruta. Dialogaré sin exclusiones ni prejuicios con todos los que me brinden su apertura para deliberar sobre nuestros rezagos en la búsqueda de soluciones. 

Debemos dar paso a un alto sentido de la representación política y popular, dándole vida desde las campañas, entendiendo que el momento de los partidos y las contiendas es uno, y otro, esencial, el de asumir el gobierno, otorgándole consecuencia a los compromisos para integrar una administración calificada, profesional, neutral y apegada a la Constitución. 

No queremos ver las escenas postelectorales de políticos que se reparten los puestos con espíritu de facción y con altos costos económicos para el patrimonio público, como si fueran los despojos o el botín propio de una guerra de ruindades. Precisamos de mujeres y hombres de Estado que se pongan en los zapatos de todas y todos para asumir la resolución de los grandes problemas que nos aquejan. Tenemos la fortaleza del número frente a una minoría que depreda a Chihuahua y sus grandes recursos.

Si estas condiciones se dan, puedo asumir la candidatura a la que se me invita. Tampoco descarto que otros ciudadanos, que cuenten en su haber con una vida con significación en Chihuahua, puedan colocarse con igual o mayor mérito del que dispongo como persona y ciudadano.

Atentamente:

Jaime García Chávez

Presidente de Unión Ciudadana, A. C.

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