*Las ternuritas que creen en Santa claus

* Loera, será que el amor todo lo puede

* Víctor Quintana se apuntó sólo

* Maru Campos dobla su apuesta

* El caprichoso semáforo chihuahuita

Apretándose los tiempos electorales, a varios aspirantes de Morena les dio por seguir creyendo en Santa claus  y los Reyes Magos, o su lealtad es tan ciega que dan por buena la narrativa democrática del presidente y los dirigentes del partido. Ese partido elegirá al candidato bajo el infalible y muy democrático método de lo que diga el dedito de ya saben quién.

No me sorprende Juan Carlos Loera, su obtusa visión, la necedad de su radical patrocinadora y la inexperiencia política lo convierten en un crédulo confeso, hasta el punto de confiar en que el “amor todo lo puede”. Es su asunto, cada quien según sus posibilidades y alcances.

Pero Víctor Quintana me tiene desconcertado. Verlo haciendo intentos desesperados por que la dirigencia de Morena le reconozca, al menos, calidad de “pre”, causa cierto sentimiento de solidaridad con el perdido, es condición humana. A sus años y con el camino recorrido que tiene, le sienta muy mal pasar por ternurita ¡Cómo puede suponer que ganaría la candidatura, si la dirigencia de su partido no lo tiene ni considerado!.

A Carmen Almeida, otra soñadora despierta, la colocó en lista aspirantes su amiga Tatiana Clouthier, de la que es suplente a diputada, los senadores –Cruz y Caraveo- están ahí por definición política, Loera gracias a su amiga Montiel, a Rafa Espino lo puso la poderosa nomenclatura fifí, Chaparro por ser presidente del CDE. Pero Víctor Quintana tuvo que solicitar personalmente que su nombre fuese tomado en cuenta, si el Partido no tenía inconveniente.

Todos menos uno van ahí de relleno, Morena necesita hacer la faramalla de que cumple con los estatutos, pero eso de las encuestas es mera formalidad, son a modo del elegido. Recuerde que en el lapso de quince días hicieron más popular a Mario Delgado –nadie lo conocía fuera de la ciudad de México- que a Muñoz Ledo, con cincuenta años apareciendo en los medios nacionales.

En ninguno de los quince estados tendrán dificultades para colocar de ganador al que ya decidió –esto está decidido de semanas atrás- el Tlatoani. Además, el resto sólo tendrán derecho a felicitarlo, pus entre los requisitos de la convocatoria está que no pueden cuestionar el método ni al ganador. Conociéndose, los amordazaron.

Y lo más seguro es que en la mayoría de los estados, si no es que en todos, completen el ejercicio de unidad al viejo estilo del PRI, con la regla engaña bobos del “si no eres tu, a quien elegirías”. En ambos casos, encuesta o unidad, el resultado será el mismo, los candidatos ganadores ya están elegidos y todos saben por quién.

Rompeolas

Maru Campos dobló la apuesta y obligó al gobernador a poker. Faltando días para que solicite licencia a la alcaldía, ratificó lo dicho sobre la persecución política, denuncio que Corral prometió encarcelarla desde el 15 de septiembre y coqueteó con la idea de competir por otros partidos o explorar la vía independiente. Nunca es tarde para los acuerdos políticos, como debería resolverse la crisis interna del PAN, pero mientras más pasa el tiempo más se afianza la alcaldesa en su proyecto. Si la bajan a estas alturas sólo causaría una fractura del PAN que, faltando seis meses para la elección, sería imposible de subsanar. Salió más respondona, mucho más, de lo que Javier se imaginaba. En los próximos días veremos el desenlace, pero si no se da mediante una negociación, serán malas noticias para el PAN y, en lógica consecuencia, muy buenas para Morena.

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Caprichoso el semáforo Covid en Chihuahua, se mueve a su antojo, sin reconocer las normas internacionales del color. Hace un mes cambió de amarillo a rojo, sin pasar por naranja. Después de rojo intensó a rojo descolorido, sin que ninguna tabla reconozca esas tonalidades y ahora está en Naranja “restrictivo” ¿Qué significa eso?. Si no pueden controlar la pandemia ni incentivar la economía, recomiendo al gobernador Corral o a sus más allegados que patenten la dinámica del semáforo Covid chihuahuita. Es tan flexible que va del amarillo al rojo, vuelve al naranja y mañana podría estar en verde, pasando por distintas tonalidades en cada color. Por ingenio no quedamos, si así fueran para atender la crisis, no habría muerto tanto médico y personal de salud, ni los hospitales estaban llenos.

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