En la era de la cuatroté ningún mexicano está a salvo, la ira del “señor” no distingue entre ricos o pobres; gobernadores o menesterosos; empresarios o changarreros. Cualquiera es objeto de persecución política, si de ganar elecciones o de imponer su criterio se trata. Ah, pero recordemos, él jamás metería las manos en las campañas, es diferente.
El mensaje que nuestro Gran Tlatoani y Líder Amadísimo envió a los grupos de poder con la solicitud de desafuero al gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, dejó temblando y destemplados lo mismo a empresarios que a líderes de la oposición y gobernantes de turno. Tengan o no fuero da igual, cuando quiere ir por ellos su palabra es ley.
Probablemente el gobernador tamaulipeco ha estado malversando fondos públicos en beneficio personal, quizás recibió sobornos –cuando era senador- de Lozoya. No meto la mano al fuego por él ni por ningún otro político, pero es claro que López Obrador decidió empatar el juicio de desafuero con las elecciones sólo por si a los candidatos de Morena casualmente se les ocurre capitalizar el escándalo en plenas campañas electorales.
Según ha trascendido, Emilio Lozoya entregó un catálogo de 70 funcionarios, actuales y pasados, que habrían recibido sobornos por la ley de energía. Una baraja muy amplia, sin detenernos a pensar en los que entregará Rosario Robles por la llamada Estafa Maestra, ahora que cedió a la presión y decidió cantar como ruiseñor. Por cierto, entre los señalados por Lozoya está Ricardo Anaya ¿Seguirá con sus videitos provocadores? Es pregunta. Todos pecho tierra, la tolerancia es cero.
Ningún Presidente del país había dispuesto de todos los recursos del Estado como López Obrador, para ponerlo al servicio de su partido. Tomó las instituciones de procuración de justicia, el Poder Judicial, la Corte, el Ejército –lo trae repartiendo apoyos- el Tribunal Electoral, la CNDH, el gabinete, las vacunas, el presupuesto y la tribuna matutina de Palacio.
Ahora sí, con Cabeza de Vaca temblando y el resto azorados, que los otros gobernadores firmen el compromiso de no participar en elecciones o ya saben lo que pasa, sólo él puede intervenir y además en absoluta impunidad. Como he dicho antes: López Obrador es Morena; Morena es el Estado.
Rompeolas
Ooooooootra vez difirieron la audiencia a vinculación de Maru Campos. Con ésta van tres o cuatro, he perdido la cuenta. La candidata del PAN llegó al juzgado provista de un amparo provisional y sus abogados con el tesón de que no les han entregado el expediente completo ni debidamente foliado, como dispuso el juez ¿Así o más claro?. Empiezo a sospechar que ya se trata del mero escándalo, como carecen de pruebas para vincularla, deciden hacerle al tío Lolo con el expediente y que sigan programando y difiriendo la audiencia. “En cuanto Corral quiera la mete al bote”, dijo un amigo despistado. Ajá, si por querer fuese desde cuando la hubiese metido, de mil maneras ha intentado y en todas fracasó. Es más, a estas alturas no hay abogado, tinterillo o pasante de leyes que apueste por la Fiscalía. No es cosa de querer, es que ya no pudo y no podrá ¿Cuántos topes de cabeza más se darán contra la pared, antes de percatarse que su batalla está perdida?. Cuando Maru rinda su tercer informe de gobierno, Javier seguirá insistiendo en que ahora si, la última es la vencida. Ahí la saca.
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Con 67 manifestantes, contados uno a uno según testigos, Oscar Castrejón hizo su panchito en los tribunales, donde declararía Maru Campos, candidata a gobernadora por el PAN. Si deciden manifestarse, por lo menos hagan sentir su presencia, con ese “contingente” dan la impresión de pertenecer a un nano partido. En serio aplíquense, hacen más ruido las madres de familia en una primaria fifí que un aspirante de Morena a la alcaldía. Javier Corral pone las condiciones para que se luzcan, y terminan pasando lista de presentes a ver quien faltó. Más seriedad, la gente que en esos momentos pasó por el lugar no sabía si estaban en una manifestación de la “Fedeco” -¿todavía existe? o en la fila en las tortillas.
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En un ejercicio de autentica austeridad republicana, Pablo Héctor González, presidente del Tribunal Superior de Justicia, presentó su informe de labores. No se metió en problemas de gastos, tampoco de invitados, ni celebraciones ostentosas. Un video muy sobrio, un mensaje desprovisto de ínfulas y tan tan, asunto resuelto, cumplió con su deber. Los presidentes en la era del duartismo gastaban más en una comida que Pablo Héctor en su informe. ¿Lo hizo por gusto o por ahorrarse la invitación al gobernador? Es pregunta, y sí, sólo por mortificar. La motivación es lo de menos, el hecho tiene su mérito en tiempos de superficialidades y alto pago de reflectores por cualquier cosa.
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Un secreto, a condición de que no se lo digan a nadie, pero a nadie, ni siquiera a quien más confianza le tengan. Una fuente muy bien informada, al más alto nivel en Palacio de gobierno, de las de arriba, pero de mero, mero arribotota, me confesó que en unos días, muy pocos, extraditan a César Duarte, a su esposa Bertha Gómez y a Pedro Hernández. Pero en serio, no se lo cuenten a nadie pues todos serán internados en San Guillermo, con uniforme a rayas y foto tras los barrotes. Jajajajajajaja, cuanta inmadurez, mayúscula insensatez, mientras más declaran que ya viene y ya viene, mayor el ridículo que hacen. Dejen de hablar y cuando llegue –si llega- al aeropuerto hagan el escándalo, no antes. Cuando aprenderán a guardar silencio, entiendan, mueven a risa.
