Unen arte, naturaleza y ciencia en el Museo Xinatli

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CIUDAD DE MÉXICO.

Una comprensión global del arte, obras que relacionen la creación humana, la naturaleza y la ciencia para “vivir con este planeta y no en su contra”. Ésta es la búsqueda que inspira al Museo Xinatli, el nuevo recinto de investigación artística, social y científica, “enfocado en explorar una posible convivencia armónica en el siglo XXI”.

Este espacio, ideado por la coleccionista de arte mexicano Fernanda Raíz, se construye actualmente al borde de la selva perennifolia, en la frontera entre Tabasco y Chiapas. En un edificio con forma de pirámide escalonada, hecho completamente de barro y madera, diseñado por Estudio Juiñi y Studio Viktor Sørless, se edificarán seis salas de exposición, diez pabellones diseñados por artistas, un instituto terrestre operado por científicos, un centro respiratorio y un restaurante.

Tenemos 90 hectáreas de terreno afectadas por la tala ilegal. Se suponía que allí se construiría un rancho de ganado. El equipo lleva cuatro años reforestando la zona, en colaboración con las comunidades locales. Los trabajos en el edificio principal comenzarán en los próximos meses”, explica Fernanda Raíz.

En charla con Excélsior, la promotora afirma que es necesario crear plataformas para artistas que trabajan en colaboración con la naturaleza y proponen nuevos acercamientos a ella. “La naturaleza no juzga, juega. Creo que es una buena reflexión para el arte. Buscamos una vida mejor para el colectivo”.

El nombre del museo, Xinatli, proviene del término nahua Xinachtli, que describe el momento en que germina una semilla y brota en una forma que da vida. “Simboliza el instante de creación y dignifica la posibilidad de metamorfosis”, agregó.

Quien preside la Fundación Raíz destaca que comisionaron a artistas “para que creen obras de arte específicas en el lugar, por lo que ahorramos en el almacenamiento. La naturaleza es el agente que actúa sobre las piezas, de forma que se convierten en un proceso vivo”.

Añade que los pabellones serán diseñados por artistas emergentes y establecidos: como el de tela, de la franco-mexicana Jeanne García, cuyo trabajo gira en torno a personas desaparecidas; el de los creadores Miguel Mwamba y Rodrigo Tascón, que utilizan esculturas hechas de hongos para transformar sustancias tóxicas; el del argentino Tomás Saraceno y su escultura de araña Hybrid Web, o el de la creadora guatemalteca Regina José Galindo, entre otros.

Además de los pabellones y el instituto terrestre, habrá un centro respiratorio donde las personas pueden pasar la noche en la naturaleza, y un restaurante con cocina abierta donde se preparan platillos con ingredientes locales”, detalla.

Raíz señala que en Xinatli poseen una comprensión global del arte. “Buscamos promover a más mujeres, más artistas indígenas, más creadores de origen diaspórico-africano, para dar a conocer diferentes realidades y prácticas de producción. Creo que sí hay una falta de justicia y por ello nuestro acercamiento dista de la perspectiva tradicional y eurocéntrica de la historia del arte”.

Fernanda confiesa que, de alguna forma, la idea del museo surgió en su infancia. “Desde muy chica caminaba con el estigma de estar fuera de la norma y ser diferente. Siempre vi el mundo con ojos distintos a los demás. Siempre resentí la injusticia, desde el machismo, la violencia desmesurada contra mujeres y niños, hasta el abuso de los recursos naturales y el maltrato animal”.

Para ella, aclara, la crisis climática es de percepción. “Los hechos científicos por sí solos no ayudan. Creo que la empatía surge del reconocimiento de la conciencia. Cuando percibimos profundamente lo que los demás sienten, cómo las personas, los hongos, los animales y las plantas están conectados entre sí. El arte puede ayudar a crear esta perspectiva. Por lo tanto, necesitamos el arte y la ciencia para provocar un cambio climático en el sentir y en la mente”, indica.

Concluye que “la Fundación Raíz invertirá cientos de millones de dólares. Mi patrimonio es este museo. Esperamos que Xinatli esté abierto al público en 2024”.

UN TODO MULTIDISCIPLINARIO

Fernanda Raíz menciona que, a la rama de investigación en el instituto terrestre, que está casi listo, le llaman “vida entrelazada”. Y explica que, “en contraste con la academia, donde la investigación todavía funciona en secciones aisladas, nuestro instituto está pensado para investigadores multidisciplinarios que perciben la naturaleza como un todo, como la vida misma funciona en conexión con lo demás”.

Y destaca que en el equipo se encuentran “una científica de Monterrey, que usa cactáceas para crear nuevos tipos de empaques para reemplazar el plástico; un filósofo de Nigeria, enfocado en temas de descolonización; un lingüista de Honduras que colabora con biólogos especializados en el comportamiento de animales y plantas y, juntos, estudian las formas de comunicación entre los seres vivos.

Además, una abogada de Ecuador que hace campaña por una constitución mundial en la que la naturaleza sea reconocida como un sujeto legal, cuya violación de derechos puede ser llevada a juicio”, dice.