*Acuerdo por la Democracia nace muerto

*Estamos frente a elecciones de Estado

*Mitofsky da empate técnico en la capital

*Corral urgido de hablar con el Tlatoani

*Edibray Gómez distraído en politiquerías

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El Acuerdo por la Democracia, firmado ayer por los gobernadores del país y el presidente López Obrador, nació muerto y sin posibilidades de cobrar vida en el curso de los comicios. Es una simulación absoluta, una engañifa donde los mandatarios estatales se prestaron para servir de utilería teatral en un escenario de actor único; el Tlatoani desea pasar por demócrata.

El presidente considera que ganar las elecciones es de la mayor prioridad para consolidar lo que llama “Cuarta Transformación”, lo ha confesado en sus comparecencias matutinas, y en ese propósito trabaja mañana, tarde y noche, haciendo de las elecciones un asunto de Estado; los gobernadores, cada uno a su modo, están concentrados en sus particularísimos intereses.

En consecuencia me parece un acuerdo hipócrita, superficial, vacuo, de nula aplicación práctica, montado para la foto. Si tuviese que pensar en alguna utilidad, diría que López Obrador lo propuso pensando en chamaquear a los gobernadores, el razonamiento de un dictador revestido de transparente y democrático. Creo, sin embargo que ni eso, también los gobernadores tienen metidas las manos hasta el codo en las elecciones de sus estados. No los detendrán.

Un detalle importante sobre el dominio que López Obrador ejerce en la elección, es que el Acuerdo fue firmado en Palacio Nacional, en lugar de las oficinas del Instituto Nacional Electoral, a cuyo presidente, Lorenzo Córdova, no se tomó la molestia de invitar. El que convoco soy yo, el que define contenido soy yo, el que digo cuando y donde se firma soy yo, el que decide quienes lo firman soy yo ¿Qué garantías tienen los electores de que alguien que se presenta y actúa como jefe de la campaña de Morena respete su voto?.

Los gobernadores, obedientes, guardaron absoluto silencio, cumpliendo eficientemente con su papel de esfinges decorativas. Concluida, el único que tímidamente levantó la voz fue Javier Corral, al señalar la obviedad del INE ausente y calificar el acuerdo de “muy básico”.

Pero hasta ahí llegó, es más, se abstuvo de engolar la voz cuando ofreció a Chihuahua de ejemplo nacional en el ejercicio democrático. Trae una feroz persecución política contra la candidata de su partido ¡Y el orondo se pone de ejemplo!. Está desubicado, ve a un Javier que no reconocen la enorme mayoría de los chihuahuenses.

Esos son nuestros demócratas, los único que podemos defender el voto somos los ciudadanos, de ellos nada cabe esperar.

Rompeolas

Consulta Mitofsky es una de las casas encuestadoras más reconocidas del país, o al menos esa fama tiene. Llamó la atención que haya puesto a Marco Bonilla y a Marco Adán Quezada en un literal empate técnico. Más parejos imposible: Bonilla 29.4, Quezada 28.4, un punto porcentual de diferencia entre ambos. Semanas atrás se publicó otra encuesta similar de una casa desconocida, que también los presentó tablas en la fotografía del momento. Lo que más comentaron los analistas de café, es la diferencia en el grado de conocimiento: 66 por ciento Quezada, 40 por ciento Bonilla, quien incluso está ligeramente abajo de Miguel Riggs, que sólo ronda el seis por ciento en las preferencias electorales. ¿Tan bajo en conocimiento está el candidato del PAN a la Presidencia Municipal de Chihuahua? Como dije antes, hay tiro entre los marcos.

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Al gobernador Javier Corral le urge hablar con López Obrador, necesita desesperadamente oxigeno con un préstamo de mil millones de pesos para cerrar la administración. En Palacio Nacional, durante la firma del Convenio Democrático, no pudo ni saludarlo más que de lejos y a señas. A ver si el viernes que viene a Ciudad Juárez logra hablar con él, aunque sea cinco minutos y en la banqueta. Sin la autorización del Tlatoani ese dinerillo jamás llegará a Chihuahua y el cierre de la administración estaría seriamente comprometido.

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Edibray Gómez no tuvo que despeinarse para conseguir su reelección en la presidencia de Canaco, iba sin competencia. Quizás por eso se ha dedicado a la grilla partidista, estricta politiquería, queriendo quedar bien con candidatos azules, cuando siempre ha sido tricolor. Pero eso si, en lo que se refiere a cumplir con sus agremiados deja mucho que desear, está en todo menos en lo suyo ¿Qué hizo durante la pandemia? Tres declaraciones forzadas de solidaridad y ningún apoyo concreto. Si se reelige, es solo merced a la mafia que secuestró a la Cámara años atrás.