Por primera vez en México, presentan retrospectiva dedicada a Alexander Girard

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CIUDAD DE MÉXICO.

Por primera vez en México se presenta una retrospectiva dedicada al diseñador estadunidense Alexander Girard (1907-1993), con 683 piezas en el Museo Franz Mayer, donde es posible observar las creaciones de uno de los diseñadores de interiores y de textiles más importantes del siglo XX, quien introdujo nuevas maneras de entender el color y se inspiró en el arte popular mexicano.

La muestra El universo de un diseñador. Alexander Girard, que abrirá hoy y permanecerá hasta el 15 de agosto, se divide en cuatro momentos que, a su vez, atraviesan cuatro nociones o núcleos temáticos, detalló ayer José de la O, diseñador y curador de la muestra.

La primera sección refleja los primeros años de Girard, desde que nace en Nueva York y su recorrido por Florencia e Inglaterra, así como sus influencias, que van desde el Renacimiento hasta los primeros estertores de la arquitectura del movimiento moderno, donde se observa su exploración formal en torno al color y su incursión en la pintura, el dibujo, láminas y patrones de color.

Algo que marca a este periodo es que Girard no sólo habita, sino que construye universos en su entorno y hace que su espacio de desarrollo sea una exploración. Ahí es donde empieza a probar formas, soluciones y a construir un mundo lúdico e inventivo, y a atraer referencias y a transformarlas de cara a las necesidades de su época”, detalló.

Además, durante su desarrollo en Nueva York tuvo vínculos con Herman Miller y el pop art. “Herman Miller es el segundo gran núcleo de la muestra, donde vemos cómo Girard asume esas experiencias que tiene a lo largo de su vida y las pone a prueba, no sólo con el juego de múltiples técnicas, desde sellos, collage, estampados y conformación de nuevas estructuras textiles, sino con algunos guiños al pop art, en lo que será llamado el diseño total”, añadió el curador.

Le sigue una sección dedicada a su colección de arte popular y otra que resume el mundo imaginario y juvenil del creador. “Son cuatro momentos donde podemos observar una biografía que se adapta, experimenta y construye de manera incesante”.

683 piezas conforman la muestra El universo de un diseñador. Alexander Girard, en el Museo Franz Mayer

Por su parte, Alejandra de la Paz, directora del Franz Mayer, dijo que esta exposición fue buscada desde hace dos años con el Vitra Design Museum de Alemania, “convencidos de que la presencia de Girard y que esta primera retrospectiva hiciera una parada en su itinerancia internacional en la Ciudad de México, un punto obligado no sólo por la importancia de Girard como una figura icónica del diseño moderno, sino porque es uno de los diseñadores más polifacéticos, que tuvo una increíble productividad y una creatividad e imaginación sorprendentes”.

Además de que “México, para su obra, su imaginario y su afán de coleccionismo, fue un punto fundamental en todo su devenir”, abundó.

De acuerdo con el curador, Girard realizó diseños lúdicos —prueba de su pasión por los colores, la ornamentación y el arte popular—, que forjaron la estética del diseño estadunidense en la posguerra y anticiparon la globalización del diseño.

Hacia 1951 fue nombrado director del departamento de textiles del fabricante Herman Miller, para el que diseñó en las siguientes dos décadas más de 300 telas que iban de lo figurativo a lo orgánico y de lo abstracto a los patrones geométricos.

Otras obras destacadas de Girard son el interiorismo de la Casa Miller en Columbus, Indiana; su casa en Santa Fe, Nuevo México (1953), y los legendarios restaurantes La Fonda del Sol (1960) y
L’Etoile (1966) en Nueva York, donde Andy Warhol era invitado frecuente.

Y concibió una amplia gama de proyectos para las compañías Braniff International Airways y John Deere, desde interiores y textiles hasta objetos y murales.

A lo largo de su vida, Girard coleccionó cerca de 100 mil obras de arte popular, provenientes de 100 países, donde se aprecia que buena cantidad de sus diseños abrevaron de la cultura mexicana, pues lo mismo captó iconografías ancestrales que populares y modernas, y sus múltiples viajes a México, algunos de ellos en compañía de Charles y
Ray Eames.