Chihuahua: con semáforos de chicle, autoridades juegan con la salud de la gente

Por: Froilán Meza Rivera

Sólo hay que hacer un poco de memoria para comprobar que, en materia epidemiológica, nuestras autoridades, tanto las federales como las del gobierno del estado, están dolorosamente equivocadas. Ambas juegan no sólo con la buena voluntad de la población, que en nuestra mayoría no tenemos criterios técnicos suficientes para abrirnos paso a través de las maniobras retóricas que suelen manejar en público quienes están encargados de “combatir la pandemia”. También juegan con nuestra salud, como si se tratase de una descuidada partida sobre un tablero de ajedrez. Como si con esas maniobras no se llevaran entre sus patas las vidas y el bienestar de los ciudadanos.

El hecho más reciente e impactante, fue lo que se anunció para Chihuahua este fin de semana: el Consejo Estatal de Salud acordó que se suspenderán (ya se suspendieron) las actividades de supermercados y que se restringirán las actividades no esenciales a partir del viernes 23 de abril a las 23:59 horas, medida que se extenderá todo el sábado, el domingo y que se terminará hasta las 6:00 de la mañana del lunes 26; igual medida se va a repetir a partir del viernes 30 de abril en el mismo horario y los mismos sábado 1 y domingo 2 para concluir el lunes 3 de mayo, también a las 6 de la mañana. La medida implica que podrán abrir y seguir funcionando empresas, instituciones e instalaciones relacionadas a la salud: todos los servicios hospitalarios y equipos médicos, privados o públicos, clínicas, laboratorios, rayos X, veterinarias y farmacias que operen en local independiente, pero que tendrán que cerrar las que trabajen dentro de centros comerciales cerrados, en tiendas departamentales, en supermercados y bodegas. Podrán permanecer abiertos los abarrotes, carnicerías, cremerías, panaderías, tortillerías y tiendas de conveniencia con menos de 300 metros cuadrados de área comercial, pero tendrán que cerrar sus puertas al público las que están en tiendas departamentales, supermercados y bodegas. Pero durante estos llamados “supercierres” de fines de semana, los restaurantes y restaurantes-bar podrán ofrecer únicamente servicio a domicilio, así como servicios de plataformas digitales, aunque no pedidos para llevar. Los hoteles podrán estar abiertos sin actividad en áreas comunes. Todo, todo lo demás, menos los servicios de emergencia, de surtido de combustibles y telecomunicaciones, deberán cerrar de manera obligatoria. Son restricciones que apuntan claramente a las que se toman en un semáforo “Rojo”, pero sin serlo. El argumento del Gobierno fue que se trata de “reducir la movilidad en el estado de Chihuahua y frenar el número de contagios por COVID-19 en la entidad”.

Lo cierto es que, en Chihuahua, el manejo de las restricciones por la pandemia de Covid-19 ha sido todo, menos un camino sembrado de flores. Recuérdese de inicio que, en abril y mayo del año pasado, abundaron las denuncias de trabajadores de las maquiladoras de Ciudad Juárez, en el sentido de que los empresarios se saltaban las restricciones que se les impusieron en el marco de la entonces llamada Jornada de Sana Distancia. La renuencia a cerrar las maquiladoras en Juárez provocó una tragedia social, porque cientos de obreros de ese sector (nunca se conoció la cifra exacta) fallecieron infectados de Covid-19; sin embargo, la Secretaría de Salud estatal, por conducto de su vocero para casos de la pandemia, Arturo Valenzuela Zorrilla, reconoció a principios de mayo de 2020, solamente 17 decesos de personal de las factorías por coronavirus, y desde entonces, ninguna autoridad se ha tomado la molestia de efectuar ningún conteo de víctimas en esta industria. En Juárez, como lo saben perfectamente todos los obreros, el contagio masivo se produjo porque la industria de la maquila, principalmente automotriz, aeronáutica y militar, simuló que suspendía

operaciones sólo por tres o cuatro días, pero siguió activa e incluso ofreció a los trabajadores un bono de 500 a mil pesos semanales para laborar durante la cuarentena.

Durante todo el año pasado y en lo que va del presente, en Chihuahua la aplicación de medidas restrictivas y de “prevención” del Covid, han sido toda una pachanga. En enero de 2021, por ejemplo, el gobernador Javier Corral se aventó la puntada (y la expresó en público, pero lo peor fue que la aplicó como política de gobierno) de que Chihuahua pasaría a un nuevo semáforo epidemiológico que se situaría en un “amarillo seguro”, con restricciones de naranja: “un color mostaza”, así le llamó el mandatario a su invento. En el fondo, todos quienes tienen poder en este país se desviven por agradar a los grandes industriales y a los propietarios de las grandes cadenas comerciales. Y mientras el color del semáforo esté más alejado del rojo, más contentos estarán los señores capitalistas. En esos días, recordamos que el presidente López Obrador propuso «Verde» para Chihuahua, Salud federal promulgó el «Amarillo» para esta entidad, pero el gobernador Javier Corral impuso el «Naranja» con medidas de «Amarillo». Después, el 29 de marzo entró en vigor el decreto del Gobierno del Estado que colocó a todos los municipios de Chihuahua en semáforo naranja, pero con restricciones del amarillo, después de que el semáforo estuviera con amarillo para la zona norte (Ciudad Juárez y los municipios aledaños), y en naranja para el resto del estado, a pesar de que en el norte se registraba (y se registra todavía) la mayor cantidad de infecciones por Covid-19.

Posteriormente, algunos periodistas notaron, y lo escribieron (ver nota de La Crónica de Chihuahua “Trata Salud Estatal de justificar discrepancia entre hospitalizados y muertos”, 28 de febrero 2021), que existía una notable diferencia entre la cantidad en descenso de camas ocupadas con pacientes de Covid, y el incremento de fallecidos. La respuesta que dio entonces la doctora Leticia Ruiz González, directora de Prevención y Control de Enfermedades de la Secretaría de Salud estatal, sonó más a pretexto y a mentira que a una explicación racional. Dijo que “los picos altos de personas fallecidas por Covid-19, que se han presentado en esta semana, obedecen a fallecimientos que ocurrieron días y/o semanas atrás, no necesariamente en las últimas 24 horas.” Y confió en que, al paso de los días, ambas cifras se iban a empatar, lo que nunca sucedió. Lo que sí sucedió fue que la cantidad de contagiados y fallecidos nunca disminuyó desde entonces, pero sí fue aumentando de manera paulatina, hasta que se presentó un verdadero rebrote. Ahora, sin saber cómo complacer a la industria, el Gobierno del Estado se aventó la ocurrencia de estos “supercierres” de fin de semana. Notable fue la manera en que El Diario de Chihuahua cabeceó la noticia: “Evitan rojo con ‘supercierre’ de fin de semana”.

Ahora bien, si la gente de Chihuahua, todas las víctimas de tanta negligencia de parte del gobierno de la “cuarta transformación” y del gobierno de Javier Corral, desean un cambio verdadero, no sólo en el manejo de los problemas de salud, sino en las políticas de bienestar y desarrollo de este sufrido país, lo que tienen, lo que tenemos que hacer, es juntarnos en una verdadera gran coalición para sacarlos del poder de una vez por todas y colocar a gente del pueblo, a representantes auténticos de los intereses de los más desprotegidos.

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