*Corral en oficio de Activista

*Enrique Terrazas sorprendido

*Teto, aparte de bufón cínico

Por compromisos sociales de familia suspendí unos días la columna. Estoy de vuelta y encuentro la política justo donde la dejé antes de ausentarme. Me quedé con que Enrique Terrazas estaba sorprendido de Graciela Ortiz, por el compromiso mostrado al declinar por Maru Campos, también registré la vileza oportunista de Teto Murguía y Adriana Fuentes y lamenté, sinceramente, la exhalación contaminante de Javier Corral, “revelando” que empresarios ofrecieron arreglos extrajudiciales para solucionar problemas de Maru.

En esos términos están cerrando las campañas, ponen a cada quien en su lugar. Empresario formado en el fundamentalismo del PAN, Terrazas quedó sorprendido por que, evidentemente, no conocía el sentido de patriotismo y amor por Chihuahua de Graciela Ortiz. Si lo hubiese conocido antes, seguro habría dicho que no le extrañaba la entereza con que declinó. Ella nunca dudó en hacer lo correcto, a su modo y tiempo, me comentó alguna vez antes de la declinación.

Así es la política, como suelen decir los gringos, lleva a extraños a la cama y no lo digo peyorativamente ni alimentando morbos, en estos tiempos de polarización, cuando nuestros mayores líderes –presidente y gobernador- ofician de activistas políticos y porros encaprichados, en lugar de tomar la responsabilidad de unir al país y acometer los grandes asuntos nacionales sin fobias que los carcoman por dentro, los ciudadanos comprometidos con el país tenemos la obligación de unir esfuerzos, con independencia de nuestras ideologías y creencias, para frenar esos desvaríos de poder.

Recordemos que un día antes de Graciela, otro formidable líder priista, Fernando Baeza, se pronunció abiertamente contra el esbozo de dictadura populista y recriminó de frente al presidente López Obrador por sus mentiras –más de diez veces lo llamó mentiroso- pidiendo expresamente el voto a favor de la candidata del PAN, Maru Campo, por el bien de Chihuahua.

Esa es la nueva realidad política que configura la sociedad contra el avasallamiento de un presidente con ínfulas de dictador propuesto a construir un país atado a las peores y en desuso ideas del pasado, y un gobernador que, claramente, ha perdido todo sentido de la cordura, permitiendo que sean sus enegresidos hígados –siempre eh dicho que tiene dos, pues para odiar tanto uno le resulta insuficiente- los que conduzcan sus últimas acciones como gobernador. Ha traicionado a Chihuahua, a su partido, a sus amigos y a sí mismo. Híjole, es mucho decir.

En estos tiempos de complejidad, también se le debe recriminar a personajes menores como Teto Murguía, cuyo oportunismo emerge con ambición obvia de tomar ventaja en lo que, supone, será una larga lucha por el control del PRI. Sin que nadie lo tragiese a cuento, Teto salió con la estupidez que de haber sido candidato a gobernador él no hubiese declinado jamás.

Aparte de bufón, ahora sabemos que Teto también es cínico. El señor buscó por todos los medios ser candidato de Morena y cuando no pudo, consiguió que su hermano Daniel fuese postulado para diputado ¿Con qué cara viene a invocar “verdades” para decir que él jamás? Solo con la de un cínico desvergonzado. Por las mismas Adriana Fuentes, hace aspavientos queriendo tomar notoriedad para quedarse con la dirigencia estatal del PRI. O sea, los mueve la mezquindad, cuando Chihuahua lo que necesita es unidad contra el enemigo común.

Concluidas las pequeñas vacaciones obligadas, me reincorporo completamente a las actividades diarias. Un saludo a todos mis lectores y el agradecimiento por su paciencia.

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