*NL y Chihuahua, centro de la resistencia

*El perverso y vil miente por principio

*Loera no entiende que lo empinó AMLO

*Ciudadanos inhabilitan ruta judicial

*Juárez, Daniela y los no alienados

*El PRI respira, sin salir de terapia

*Lozoya dilapidó activos propios y ajenos

*Feliz, feliz, feliz; perdido, perdido, perdido

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Quisiera decir que fue todo el norte pero no, la resistencia anti López Obrador se concentró en Nuevo León y Chihuahua. En las otras tres entidades norteñas donde hubo cambio de gobernador -Baja California, Zacatecas y Sonora- ganó Morena incuestionablemente. En cambio Nuevo León redujo a la candidata de Morena, Clara Luz Flores, a un lejano cuarto lugar, con sólo el 14 por ciento de los votos, y los electores de Chihuahua hicieron ganar a Maru Campos por un margen amplísimo -160 mil votos- que sorprendió a los más optimistas de su equipo.

En Nuevo León, sede de la aristocracia empresarial más acaudalada del país, López Obrador intervino personalmente para detener el avance opositor, desplegando contra Samuel García y Adrián de la Garza las instituciones del gobierno. Quería ganar en el corazón industrial del país y su partido recibió un revés absoluto.

Lo más importante en nuestro caso, es la portentosa victoria ciudadana contra todo el poder desbordado de los gobiernos Federal y Estatal. López Obrador no se ocupó personalmente de Chihuahua, pero el candidato de Morena tiró carretadas de dinero intentando comprar el voto y el gobernador del PAN, Javier Corral, se coludió con ellos al desplegar una feroz persecución contra la candidata de su propio partido.

Contra esas fuerza avasalladoras se impusieron categóricamente los ciudadanos de Nuevo León y Chihuahua; los regios enviaron a la candidata de Morena hasta el cuarto lugar y los chihuahuenses hicieron valer la candidatura de Maru Campos, reconociendo el valor de ponerse de frente y desafiar al gobernador. Si Corral no interviene intentando frenar a Maru, la elección se hubiese resuelto tres meses antes del seis de junio, por una diferencia mínimo de dos a uno.

Son dos ciudadanías ejemplares de las que debemos sentirnos orgullosos y reconocer sus convicciones. En el caso particular de los candidatos, ponerse a la altura y responder con hechos. Maru Campos ha formulado declaraciones en esa dirección, tiene seis años para regresar el favor a los chihuahuenses haciendo un buen gobierno. No se le pedirá que recoja el tiradero de los últimas dos administraciones, pero si que se concentre en los asuntos sustantivos de la gobernanza, es decir que atienda sus nuevos y altos deberes.

Rompeolas

Como la derrota es huérfana, Juan Carlos Loera busca culpables en los poderes fácticos. Expresamente responsabilizó a empresarios, medios y crimen organizado. Es superficial y rupestre su justificación; perdió por que los chihuahuenses salieron a votar contra un gobierno despótico que apuesta por la división de los mexicanos como su estrategia central para conservar el poder. Eso jamás lo aceptará Loera, pero si tuviese la menor capacidad de autocrítica, concluiría necesariamente que hacer de su campaña un remedo de la que hizo López Obrador en 2018, fue su pésimo error. En Chihuahua el Presidente lastra, no empuja, sin embargo es de los  que profesan lealtad ciega, aténgase a las consecuencias.

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Javier Corral cambió de tono y reconoció el triunfo de Maru Campos, ofreciéndose a dialogar con ella y abrir un puente de comunicación hacia una transición ordenada, una vez superados los aspectos legales ¿Se la creemos? Yo pondría en duda sus palabras, primero por que sus acciones no respaldan esa actitud comedida, ha mentido otras veces diciendo lo mismo; segundo por que el vil y perverso miente por principio. Desde luego existe la posibilidad de que el batazo recibido en la cabeza lo haya hecho reflexionar, la montaña de votos a favor de Maru es a la vez un reproche a su persona y su gobierno, quizás ya entendido. Pero Maru y su equipo deben estar preparados contra nuevos y desesperados ataques de Corral. Otras veces ha dicho que busca paz y suelta el golpe artero.

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En cualquier caso, para evitar un conflicto poselectoral lo más importante es el resultado de la elección, no una declaración ordinaria y forzada de Corral de la que sobran elementos para poner en duda su credibilidad. El amplio margen de victoria, mínimo de 150 mil votos, inhabilita la ruta judicial. Es posible que Morena y Loera impugnen, es su vocación antidemocrática, pero si lo hacen no conseguirán más que el ridículo y la desaprobación social. Si realmente tuviesen vergüenza y sentido democrático, desde la noche del seis hubiesen felicitado a Maru y reconocido su derrota, la diferencia de votos con la que perdieron es brutal. Es inútil seguir alimentando teorías complotistas, no hay tribunal electoral que revoque una victoria tan contundente como la de Maru, está blindado por los votos.

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En Juárez el voto no alienado consiguió una victoria muy importante haciendo ganar a Daniela Álvarez en el distrito IV Federal, por diez mil votos, así como el V local. Son dos victorias mayores, pues arrebatan a Morena un distrito federal y uno local, ambos muy valiosos en los conteos generales. La política suele ofrecer segundas oportunidades; hace cinco años Daniela perdió en el mismo distrito y Mario Vázquez se quedó con las ganas de llegar al Congreso, siendo que lo apuntaron de número uno en la lista de pluris. Ahora, en la revancha, ambos sonríen. Son la pareja feliz del PAN y que a Javier se lo lleve el diablo, ellos ya ganaron.

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La noche del día después amaneció con el PRI respirando, continúa vivo pero sin salir de terapia intensiva. Ganó dos distritos locales, Guadalupe y Calvo y Parral, y 28 municipios, la mayoría pequeños pero cuentan. Dadas las circunstancias, Alejandro Domínguez entrega buenas cuentas, aunque difícilmente podrá tener influencia en la bancada del PRI, que será de cuatro miembros. Pero el hecho de que no se haya desfondado más de lo que ya estaba, para ellos es gran triunfo.

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Alfredo Lozoya, excéntrico candidato de Movimiento Ciudadano a gobernador, dilapidó activos propios y ajenos. Teniendo las mejores condiciones para consolidar un liderazgo político, supuso que la gubernatura era un juego de canicas y soñando con ganarla construyó una utopía disparatada, en lugar de ubicar su realidad. Junto a Loera, Corral y López Obrador, es otro de los grandes perdedores. Tras la derrota sólo falta definir si la incursión en política será debut y despedida. Casi pierde Parral y en cualquier momento Dante le quita las siglas del Partido. Es la definición clásica del que no sabe que no sabe.

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El presidente López Obrador puso buena cara a la elección; “Estoy feliz, feliz, feliz”, dijo en la mañana de hoy. Reconozcamos su temple, perdió más de 14 millones de votos, más de 50 diputados federales, la mitad de la Ciudad de México, dejó herida de muerte a su favorita –Claudia Sheinbaum- para la sucesión y en las gubernaturas no tuvo los resultados deseados ¿Cómo alguien que perdió, perdió y perdió, puede estar feliz, feliz, feliz? No, se tragó su derrota con dignidad, lo que también tiene valor, evitó complacer a sus enemigos dándoles la cara de frustración.