Indignados y ofendidos por la impúdica corrupción y los desplantes de virrey con que se condujo César Duarte, en aquel distante septiembre del 2016 nadie sospechó que la esperada reivindicación que representaba Javier Corral terminaría en la era más oscura que haya vivido Chihuahua en tiempos de paz. En ese momento muy pocos sabían que estaba mentalmente incapacitado para gobernar y que su incapacidad terminaría por arrastrar al gobierno a un abismo administrativo del que no podrá salir por medios propios.
Cinco años después aquellas aterradoras advertencias de quienes lo conocían, son una trágica realidad. Que contradicción, hoy sabemos que siendo un hombre tan inteligente, por que lo es, su alma enferma y mente distraida -le resulta imposible concentrarse en asuntos que no son de su interés, por importantes que sean- lo descalifican como gobernante. Si alguna lección aprendimos es comprender la imposibilidad de que alguien sin sentido de la responsabilidad y cargando un costal de agravios personales sea buen gobernante.
Los resultados objetivos de su incapacidad mental ahí están, los describo en cuatro verdades palmarias: La fragil paz que construyó Duarte quedó hecha añicos, hoy amplias franjas de la entidad están bajo control del Crimen y los asesinatos son noticia común; La deuda pública que tocó niveles de lo apenas tolerable para la normal operación del gobierno, creció en por lo menos diez mil millones de pesos, haciéndola francamente inmanejable; el Sector Salud está en su peor momento desde la Revolución Mexicana, reflejado en el histórico Hospital Central sin techo; y el ambiente político confrontado a niveles del Verano Caliente, ahora entre simpatizantes del mismo partido.
¿Alguien, objetivamente y sin apasionamientos, se atrevería a desmentir esas cuatro verdades? Ahí están son absolutas e incuestionables, resultado de un hombre que quiso gobernar apalancado en una narrativa delirante sin acción, hueca, desprovista de hechos cuyo resultado terminó envenenando la política doméstica y paralizó a toda la administración. Treinta años viviendo de la estridencia legislativa y la imposibilidad mental de concentrarse en los asuntos importantes lo incapacitaron para desempeñar el gobierno con éxito. Pudo más la pereza y los rencores que la obligación de el compromiso contraído frente a los chihuahuenses durante aquel encendido discurso cuando protestó el cargo y prometió que sería el mejor gobernador en la historia de Chihuahua.
Según Consulta Mitofsky -parece que se la tenía reservada- termina su administración como el gobernador peor evaluado del país !el peoooooor! Por abajo de personajes incultos como Cuauhtémoc Blanco, de bribones y pendencieros como Silvano Aureoles, de anodinos y apocados como Jaime Rodríguez y otras perlitas de la política mexicana. Ahí, mero abajo de todos ellos quedó quien prometió ser el mejor de la historia. En buena medida esa calificación describe al gobierno que hereda, una administración en colapso, reducidas al mínimo sus alternativas de reencausarse.
Nunca como en el caso de Javier Corral había quedado tan claro aquello de que “si quieres conoce a alguien, dale poder”. Recuerdo a Francisco Barrio, Guillermo Luján y otros altos perfiles del PAN ponderando la brillante inteligencia de Corral, los visualizo hablando de lo preparado que estaba para gobernar. Hablaban convencidos por que tampoco ellos, que tan bien lo conocieron, habían advertido los graves defectos de voluntad; soberbia, pereza, rencor, narcicismo que lo atenazan. Esas desviaciones nublaron su inteligencia haciendo de él un hombre siniestro, traidor, inescrupuloso, soberbio, incapaz de sentir empatía humana.
Siento pena por él, su alma enferma no le permite reconocer su patética realidad, la realidad de un chihuahuense despreciado por sus paisanos, la de un panista condenado por su partido, la de un ser humano consumido por sus rencores. Sustraído de la realidad, se ve a sí mismo como el gobernador que dejó un gran legado de valentía, honestidad y que la historia lo juzgará como aquel gobernador que dibujó en el Centro de Convenciones, al iniciar su administración.
Está ciego, ido, vulnerable y no se percata. Hoy se va dejando las finanzas quebradas y su nombre irremediablemente unido al de César Duarte, el odiado enemigo. Ambos protagonistas estelares de los once años más nefastos en la historia de Chihuahua. Uno sin el otro no pueden explicarse y sin embargo se odian con la capacidad que sólo aquellos hombres vacíos del alma pueden odiar. La locura llegó a su fin, que Dios los bendiga y si quieren seguir despedazándose es su asunto, Chihuahua ya no estará en medio.
Rompeolas
El “no tienen madre” de Maru Campos, lamentando el deplorable manejo de las finanzas estatales, le salió del alma a la gobernadora electa. Seguro tiene datos ciertos del tiradero que recibirá y, humana al fin, reaccionó con una expresión muy popular. En las próximas semanas y meses irá saliendo, de a poco, la verdadera gravedad del problema. No me extrañaría que sea mucho peor de lo que nos han dicho hasta hoy.
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Por las expresiones retadoras que se le escuchan, es claro que Fernando Mesta, secretario general de gobierno, no tiene ni la menor idea de lo que les espera, a él y al gobernador Corral, una vez que entreguen el marco, mañana a la media noche. Dice que son estupideces pensar que radicará en España, que no tiene por que Corral. Hijito, espera las mentadas de madre cada que vayan a un restaurante y lugar público ¿Qué no va a correr? Alas le harán falta cuando se percate de su fragilidad y el descrédito social en que cayó.
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Fernando Reyes, diputado local al que le cargaron la responsabilidad de recibir más de dos millones de pesos para votar por la última burzatilización de Duarte, presentará una demanda por tortura contra el gobernador Javier Corral. Quiere cerrar el ciclo del trago amargo pero también que le regresen su dinero, pues asegura que fue torturado para declararse culpable de un delito, peculado, que un diputado no puede cometer por la simple y sencilla razón de que no maneja dinero. Fernando podría ser el primero de una larga lista de agraviados, entre los que estaría presumiblemente también Javier Garfio, otro caso de injusticia. Ahora van las del otro lado y no sabemos cuando ni como reaccionarán la coneja, Duarte que ya empezó a enviar cartas y de no se cuantos más. Ay nanita, malo cuando te agarran de bajada y sin defensa. Lo que siembras cosechas.
