*El autoritarismo hasta los 75 metros

*En la sociedad está frenarlo… ahora

*Vienen los tres años más demandantes

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Una de las preguntas recurrentes que se formulan analistas y observadores de la política nacional, es si López Obrador se radicalizará, o no, en el segundo periodo de su mandato, iniciado hoy. Encuentro relevante el enfoque, considerando que a la mitad del camino son pocos los que citan datos duros para describir el éxito o fracaso de su administración, son tan obvios en economía, salud y seguridad que discutirlos sería una necedad absoluta. Ya ni sus más fieles aplaudidores defienden los resultados objetivos de los tres primeros años, suplen esa debilidad argumentativa con sofismas de percepción que suelen concluir con el “pero antes estábamos peor”. Y quienes todavía defienden los resultados lo hacen desde una visión ideológica incapaz de la menor autocritica, nutridos en la noción obtusa de la lealtad ciega o la perversa convicción de que sólo en la destrucción nacional afianzan su régimen, una replica estándar de otros movimientos que terminaron en feroces dictaduras.

Apuntado lo anterior, me parece obvia la respuesta: el presidente se radicalizará cada vez más. Ha sido la evolución constante en sus primeros tres años de gobierno, resultaría ingenuo verlo tendiente al centro cuando decidió jugar con una sucesión adelantada y, ha dicho Carlos Urzúa, todo lo ve con estricto interés electoral. Es obvio que se radicalizará, en consecuencia veo más pertinente reformular la pregunta, que pongo en los siguientes términos: ¿Hasta dónde se radicalizará el presidente en su segundo trienio?.

En esta parte entran los asegunes, cada quien verá grados de radicalización en razón de sus convicciones políticas e ideológicas personales, en su noción de país, en función de intereses y hasta en sus humores o estados de ánimo. Si sobrepusiésemos la radicalización de López Obrador sobre una pista atlética de cien metros planos, donde el primer metro es su estado actual y el cien un autogolpe de estado que le permita perpetuarse con la complicidad de las fuerzas armadas, yo diría que se radicalizará hasta los 75 metros. Como dije, vienen los asegunes y cada una de sus futuras acciones estará a discusión, simplemente refiero mi percepción personal.

Nos falta mucho por ver del presidente. Para dar cierta objetividad al punto del cual partimos, cito hechos objetivos: La militarización del país y la declaración del secretario de las Fuerzas Armadas, Luis Crescencio Sandoval, convocándonos a sumarnos a la 4T; La sustitución de un economista respetado, Arturo Herrera, por una desconocida en las finanzas nacionales, Victoria Rodríguez, para presidenta de Banxico, intranquilizando a los mercados internacionales; Mantener la contrarreforma eléctrica sabiendo que se confronta con el gobierno de Biden y aleja del TLC; Pisotear las leyes con un decreto a todas luces ilegal, para evitar cuestionamientos a sus megaproyectos, poniéndose por encima de las leyes. Desplegar una ofensiva, por momentos feroz, contra las instituciones que limitan su poder y son garantes de la democracia; Mantener una narrativa de ofensa contra quienes cuestionan sus acciones, polarizando a la sociedad y dividiéndola entre buenos y malos -liberales y conservadores- a modo de dominio electoral.

Los anteriores son hechos, si alguien los niega ya dijimos porqué. Hasta ahí llegó su autoritarismo en la primera mitad ¿Hasta dónde avanzará en la segunda? Hasta donde pueda, por lo que a él respecta no hay limites legales, éticos, racionales, patrióticos. Si puede avanzar hasta prolongar su mandato hasta ese punto avanzará, las dictaduras no se autocontienen, es preciso contenerlas. Confío en que la sociedad mexicana, la clase media siempre dispuesta a sacrificarse por el país y las mentes más claras que lo están enfrentando, levantarán un muro suficientemente fuerte para detenerlo. Lo pararemos, México es mucho país para que sea de un solo hombre. En esa sociedad trabajadora y enamorada de su patria creo, por ella apuesto y me apunto entre quienes están dispuestos a dar un paso al frente contra el autoritarismo populista que nos amenaza.

Estemos atentos a sus próximas decisiones en militarización, autonomía monetaria, contrarreforma, atentados a leyes e instituciones democráticas, especialmente el INE. Hasta donde empuje su autoritarismo en esos temas, hasta ahí será la medida de su radicalización, no permitamos que llegue a los cien metros.

Dejé al último la revocación de mandato y las elecciones estatales del año que viene, por que de su resultado dependerá la fuerza con que empuje su autoritarismo. Gana cuatro o más de las seis gubernaturas y en la revocación consigue una votación mayor al 20 por ciento con el 70 o más a favor del si y conoceremos al verdadero López Obrador. Entonces no tendrá reparo en valerse de los militares, socavar por la fuerza las instituciones democráticas y despreciar las leyes para consolidar su obra soñada: prolongar su mandato con el pretexto de que México lo necesita o dejarnos en herencia a su juanita.

Los mexicanos hemos entrado en una de las etapas más demandantes del país desde la Revolución Mexicana. Entendamos, es posible que veamos consolidada la cuarta transformación, sería una transformación del odio, de libertades canceladas, de colapso institucional, de raciones alimenticias y fronteras clausurados. Detengámoslo ahora y si está en desacuerdo, si cree que la anterior es una interpretación fatalista, hágalo por la mera posibilidad de que suceda. Al sentido común, a la conciencia y al valor ciudadano apelo.