La gobernadora Campos sabía que sería criticada cuando decidió ir a Londres, estando la violencia desatada en la entidad. Hoy supimos por que mantuvo con seguridad sus planes de asistir a la conocida feria internacional aeroespacial, tenía una perlita bajo la manga; el anuncio de un parque industrial con proyección para crear 50 mil empleos en cinco años y una inversión de 120 millones de pesos para desarrollar 140 hectáreas.
Hacia años que un gobernador no formulaba un anuncio como el anterior, hablamos de que el presente año cerrará con 350 nuevos empleos, que se multiplicarán hacia finales de 2023 sumando 5 mil, y en los siguientes dos años, ascenderían a 15 mil espacios laborales para cerrar en 2027 con 50 mil empleos totales, con inversión inicial de 120 millones de dólares sin contar la proyección de siete mil metros cuadrados de edificios industriales con una inversión aproximada de 490 mdd. La idea es atraer 65 nuevas empresas en los próximos 5 años con una inversión directa de 800 mdd.
Es una gran tarea para desarrollarla en sólo cinco años, pero en el caso presente tiene credibilidad por que el anuncio lo hicieron conjuntamente la gobernadora y el representante de los inversionistas, un empresario de nombre Pablo Culebro, de la desarrolladora internacional de industria RSMG. El mismo Culebro proporcionó los datos generales de la inversión.
Y si, la gobernadora actuó con un dejo de malicia política, el edil de ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, se perdió la foto siendo que el nuevo parque será instalado en aquella importante frontera. Ahora, si Cruz recibió la invitación y decidió desatenderla, es que obviamente no estaba en la jugada. Así no podrá presumir participación en la gestión de la cuantiosa inversión privada.
Desde luego falta que se materialice, operaciones así suelen ser muy complejas, pero llegar al anuncio conjunto entre gobernadora e inversionistas es un avance significativo. Sin antecedentes de trabajo previo en la consolidación del desarrollo industrial, jamás se hubiesen parado juntos frente a las cámaras anunciándolo como un hecho.
Sería ésta una de las mejores noticias que haya recibido Chihuahua en muchos años, sobre todo si aceptamos la idea de que dando oportunidades de empleo a los trabajadores mexicanos, como postula el presidente López obrador, no es fácil que sean atrapados por los grupos criminales. Esperando que se concrete lo anunciado, estrellita en la frente a la gobernadora Campos.
Rompeolas
Al cumplirse un mes del infame asesinato de dos jesuitas y un guía de turistas, las más recientes víctimas mortales de un sicario que actuaba a sus anchas en la región de Cerocahui, el obispo de la Tarahumara, Juan Manuel González Sandoval, envió a medios un documento donde dice que “se siguen uniendo al dolor y a la pena de todos los miembros de la Compañía de Jesús” y lamenta “la descomposición del tejido social que nos hace vulnerables ante las fuerzas del mal; un estado de derecho no cumplido y no defendido por muchos de nosotros, especialmente por aquellos que tienen por encargo de la ciudadanía “servir y hacer valer la ley”. Aparte de recordar la fecha, lamentar los asesinatos y el tímido reproche a las autoridades -en general- por no hacer cumplir la ley, el documento de tres cuartillas es un texto de lugares comunes ¿Qué pretendió decir el señor Obispo? No tengo la menor idea.
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Graciela Ortiz, la priista con mayor experiencia partidista en la entidad, por mucho –ya le ganó al mítico Artemio Iglesias y a Jorge Esteban Sandoval en su andar por la burocracia partidista- acaba de ser nombrada Secretaria de Organización del CEN, tercer cargo en la jerarquía política. Bien por ella, es una mujer con enorme experiencia y amplias relaciones. Por desgracia llega bajo la peor dirigencia que haya tenido el partido en su historia, Alejandro Moreno, impresentable dirigente del CEN. Moreno conduce al partido fatalmente hacia el barranco. Que tristeza de PRI, pudiendo ser el impulso político de una gran coalición social y partidista, su dirigente se bate en la mísera barbajanería, restando viabilidad electoral a la posible alianza opositora. Alito es un cadáver político que camina por impulso, sin enterarse de la inmundicia que deja al pasar.
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Frente a la posibilidad de que nuestro país sea llevado ante tribunales internacionales por violar acuerdos del T-MEC en temas de energía, la eterna obsesión, nuestro presidente responde con una chabacanería: “uy, uy, uy que miedo”. Con esa respuesta de vecindario, uno supone que López Obrador no tiene la menor idea de las pésimas consecuencias que tendría el país, si sus principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, consiguen imponernos sanciones internacionales o multas. Toda la economía quedaría trastornada, estando de por si en una crisis de crecimiento y la peor inflación en décadas. Vivan los combustibles fósiles, mueran las energías limpias. Y los acólitos de la 4T aplauden. Hay que joderse. Ojalá no pase nada, pero esas bravuconadas son provocativas.
