La pirámide mexicana que estafó a 5.000 españoles

Se llama José Cancino, nació en Ciudad de México hace 46 años y tiene la respuesta a un quebradero de cabeza que atormenta a 5.155 inversores, la mayoría españoles: ¿Dónde está dinero?

Cancino es el presunto arquitecto de una colosal estructura piramidal que recaudó entre 2011 y 2012 casi 30 millones de euros. Su esquema de riqueza prometía una rentabilidad anual del 700 %. Un sinsentido que no frenó que dos juezas españolas, un excongresista colombiano, mediáticos letrados y firmas de inversión mordieran el anzuelo de este enigmático empresario que se esfumó de España en mayo de 2012. Ads-broker, su pirámide financiera, entró entonces en barrena. Y, con ella, desaparecieron más de 20 millones de euros de ahorradores que pagaron entre 100 y 60.000 euros. Los estafadores captaban fondos en selectas reuniones celebradas en sus oficinas de Madrid, Alicante y Valencia.

“Invertí lo mínimo pero conozco a una señora que colocó 60.000 euros”, explica la juez jubilada malagueña Águeda G. S.

Cuando la máquina de la fortuna saltó por los aires, en mayo de 2012, las nueve cuentas bancarias controladas por la matriz española ya habían sido saqueadas. Los responsables de la pirámide ordenaron antes de su desplome transferir más de 13 millones a cuentas del propio Cancino y a una constelación de siete sociedades mexicanas, según la documentación a la que ha tenido acceso EL PAÍS.

Para comprender esta alambicada historia sazonada de codicia, ambición y paraísos fiscales hay que remontarse al 18 de enero de 2011. José Cancino adquiere ese día por 180.360 euros la sociedad Gran despliegue de medios. El vendedor de la empresa es Ramón Cerdá Sanjuán, un novelista de Ontinyent (Valencia) que comercializa por Internet sociedades que se activan en solo una hora. Presume de haber vendido ya unas 14.000. Cerdá, cuyo vivero mercantil nutrió de compañías a implicados en las tramas corruptas Noos, Gürtel o Marsans, ha declinado atender a este periódico.

Con la empresa bajo el brazo, Cancino activa dos dominios de Internet, alquila un despacho en un enjambre de oficinas en el número 140 del Paseo de la Castellana de Madrid, adquiere un local en la capital por 116.200 euros y abre cuatro cuentas bancarias.

Hombre invisible

Pese a su incesante actividad, el emprendedor es un hombre invisible. No existe una sola imagen de él. Solo hay una foto de carné incluida en su pasaporte, el 005887817. Un documento que la Policía española reconoce porque fue entregado a las autoridades por el propio mexicano en sus gestiones ante la Brigada Provincial de Extranjería de Madrid. Se sabe, además, que en una de sus estancias en la capital, en diciembre de 2011, el presunto mago de las finanzas se alojó en un complejo de apartamentos a 13 minutos en coche del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid–Barajas. También, que dos meses antes de desplomarse la pirámide, depositó una fianza de 12.480 euros por el alquiler de una nueva oficina Ads-broker, según un informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía.

La veintena de españoles que trabajó en la oficina de la empresa de Cancino en Madrid no le conoció. “A Cancino no le vimos la cara en dos años. Tratábamos con el director general de la compañía, Antonio Williams Secada, y su consejero delegado, Juan Fortes. Con ellos sí que tuvimos contacto porque tomaban las decisiones”, explica Iván Fernández, que fue gerente de Gran Despliegue de Medios y figura entre los 17 imputados por perpetrar esta presunta estafa que investiga desde 2012 el Juzgado de Instrucción número 44 de Madrid. El rastro de Fortes y Williams es otro enigma. La policía cuestiona que ambos fueran quienes dijeron ser. De Cancino, en cambio, no existen dudas. La UDEF solicitó en 2013 una orden de detención internacional para él y otros dos mexicanos como responsables de los delitos de estafa, organización criminal y blanqueo de capitales. Todavía no hay resultado.

“Estoy convencida de que Cancino no existe. Es una ficción creada por los responsables en España de la compañía para despistar la investigación”, asegura la abogada Virginia López Negrete, que representa a 120 afectados, entre los que figura ella misma con una cantidad que no desvela.

Las sombras que planean sobre los cabecillas de la pirámide contrastan con las evidencias del saqueo de esta empresa que –según las pesquisas- encarnó una estructura Ponzi, como la que levantó hasta 2008 en Wall Street el financiero Bernard Madoff.

Y es que la madeja societaria y bancaria de la compañía tenía dos caras. Una amable, que prometía la riqueza exprés en forma de una rentabilidad anual del 700 %. Y otra más oscura y retorcida, que ordenaba en secreto transferencias a México. Cuentas en este país a nombre de Cancino y de su empresa Produsur recibieron dos millones de euros.

Capítulo aparte merecen las transferencias de la compañía a los responsables españoles. El gerente de Gran despliegue de medios percibió 891.271 euros a través de sociedades y cuentas bancarias, una de ellas en Suiza.

El halo de misterio también alcanza a los propios inversores. Algunos de ellos se movieron con la opacidad propia de un defraudador. Un empresario de Molina de Segura (Murcia) inyectó 62.000 euros en la pirámide desde una sociedad radicada en el paraíso fiscal de San Vicente y las Granadinas. Los panfletos de ads-broker rezaban que la firma era «perfecta para emprendedores”.

Fuente: El País

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