Mezquindades inhabilitan al PAN

* El sindicalismo se rinde a Corral

* Reanuda Peniche los maxi-juicios

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La cercanía de los tiempos para elegir candidatos a la Presidencia de la República tensan las relaciones en el PAN. El fin de semana pretendían enviar un mensaje de fortaleza y unidad durante la sesión del Consejo Político Nacional, pero varios de sus mayores liderazgos se trabaron en feroz disputa, evidenciando la fractura del Partido.

Le resulta demasiado costoso al PAN que su presidente haya convertido al Comité Ejecutivo Nacional en su comité de precampaña, disponiendo de los vastos recursos políticos y económicos para promocionarse, en detrimento de los otros aspirantes.

Eso fue lo que Felipe Calderón, secundado por Rafael Moreno Valle, echó en cara al joven queretano, Ricardo Anaya. Como siempre, pidiendo un piso parejo que jamás recibirán.

En el afán de imponer a su esposa Margarita, Calderón estira la liga hasta ponerla a punto de la ruptura, pues según trascendió en medios nacionales, hay grabaciones en las que habla de abandonar al partido.

Más presión no puede ejercer, pero también olvida que cuando fue presidente de México intentó manipular al Partido y hacer candidato, a cualquier precio, a Ernesto Cordero, carrera que perdería contra Josefina Vázquez Mota.

Calderón no tiene cara con qué pedir equidad pues nunca la dio, pero hoy le asiste la razón, Anaya construye su candidatura abusando del poder que le da la presidencia. Tan mezquino uno como el otro.

Los desencuentros del PAN no son exclusivos de las cúpulas ni suceden únicamente en torno a la elección del candidato a la presidencia. Aquí en Chihuahua el PAN sufre los impulsos de dos grupos en pugna que quisiesen aniquilarse entre sí.

Han pasado siete meses desde que inició la presente Legislatura de mayoría panista y no han podido elegir auditor, escenificando un jaloneo que ya le costó la coordinación de la fracción parlamentaria al M3, corriente apiñonada en torno al propio Congreso ya la presidencia municipal de Chihuahua.

Tanto los alineados en el M3 como el gobernador Corral y su corriente están empeñados en poner un auditor a modo de sus intereses. Y la intención es clara, tener bajo su control ese instrumento fiscalizador para usarlo como arma política durante las definiciones de candidatos a diputados y presidentes municipales.

Corral quiere tener una mayoría de diputados que respondan a su rienda y de pasada bajar de las aspiraciones a Maru Campos, quién a su vez busca la reelección para tener condiciones de competir por la gubernatura en el 2021. Es un pleito irreconciliable que irá creciendo en la medida que se acercan los tiempos de las elecciones intermedias.

Con algunas excepciones, como los maestros de la Sección Octava contra Pablo Cuarón, los trabajadores del Bachilleres cargando contra Tere Ortuño y algunas mantas del Sindicato de Salud contra el Secretario Ernesto Ávila, el desfile del trabajo transcurrió en plena armonía. El reporte es “sin novedad”.

Hay que reconocer, Javier Corral tejió discreto y bien para transitar el complicado día sin contratiempos y alusiones personales que lo incomodasen. Antes de la celebración, reportan, se reunión en privado con Jorge Doroteo Zapata, eterno líder de la CTM que sabe acordar con cualquier gobernador, siempre que le respeten sus intereses.

Eso lo entiende bien Javier Corral, razón por la cual decidió llevar la fiesta en paz con el transporte. Pudiendo obligarlos a que compren unidades nuevas, los ha tolerado con sus chatarras, aunque sin autorizarles aumento a la tarifa. Están de acuerdo, jugando al estira y afloja pero sin mayor determinación por imponerse uno al otro.

Y al concluir el desfile, el gobernador se reunión con la dirigencia sindical de los burócratas, dominada por Xochitl Reyes Castro, donde recibieron el anuncio del aumento salarial. Lo de siempre.

Por eso el grueso del contingente estuvo en orden, con la izquierda domesticada y a su servicio, la CTM en perpetua negociación y los burócratas conformes con el aumento, no había más que unos picos sueltos, como los mencionados arriba.

El gobernador modifica su estrategia de trato con las organizaciones sindicales, empezó confrontado y ahora ha decidido pastorearlos, lo que resultará positivo a su administración, pues abrir también ese frente –o mejor dicho, mantenerlo abierto- le habría resultado sumamente desgastante.

Pero que no se confíen, cualquier día les hace un formal extrañamiento, así como hace una cosa hace otra y mañana podría regresar nuevamente a la política del garrote.

En el gremio de la Litis y la chicana esperan noticias pronto con los maxi-juicios, los abogados lagartones otean el ambiente y lo ven demasiado tranquilo, es como la calma que antecede a la tormenta.

La verdad es que por ganas no han quedado, pues Peniche y la Olmos están determinados a profundizar el escándalo para entera satisfacción de su jefe, pero al apresurar las primeras detenciones advirtieron a los posibles involucrados, quienes ahora están en perpetuo estado de alerta para que no los sorprendan.

Por algún motivo ubican a Mario Trevizo, un abogado brillante y con amplias relaciones, como el objetivo mayor en la segunda entrega, por llamarle de alguna manera a las siguientes ordenes de aprehensión que presumiblemente ejecutarían pronto.

Que pongan a Trevizo entre las prioridades para incrementar el número de los detenidos, tiene que ver con reales o supuestos desencuentros con Maclovio Murillo, el asesor plenipotenciario de Nuevo Amanecer, responsable de verificar que las carpetas estén bien integradas y sea respetado el debido proceso para evitar que se les vayan por default.

El secretario general de gobierno en tiempos de Duarte tampoco está manco y advertido de que van por su pellejo, sin lugar a dudas dará batalla legal y política. Pero mientras no detengan a César Duarte, quién pasea despreocupado por las calles de El Paso, la sociedad quedará insatisfecha con Javier Corral. El único que les importa es el exgobernador, los demás nombres nada le dicen a la gente.