Guionistas de Hollywood ponen fin a la huelga

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Los guionistas de Hollywood rescribieron el pasado martes, el final de su huelga. Esa que no llegó a existir. Parecía inevitable, como los embotellamientos de Los Ángeles. Pero en el último minuto, como en una película de suspenso, el Sindicato de Guionistas y la Alianza de Productores de Cine y Televisión, que representa a los principales estudios de esta industria, llegaron a un acuerdo inicial que, según fuentes oficiales, será presentado hoy a votación de sus miembros para su aprobación.

El acuerdo se fraguó la medianoche del primero de mayo, fiesta del trabajo en casi todo el mundo menos en Estados Unidos. En esa fecha expiraba el anterior contrato. El Sindicato de Guionistas contaba con la autorización de sus cerca de 13,000 miembros para ir a la huelga si no se lograban los términos deseados para un nuevo contrato.

Como en todo conflicto laboral, las peticiones presentadas a la Alianza de Productores de Cine y Televisión incluía un paquete de reformas económicas y otro de compensaciones en el lugar de trabajo. Todas han sido cubiertas. Los guionistas buscaban mejoras laborales que garantizasen una mayor contribución de los estudios a su cobertura médica en una América post Obama donde la sanidad, lejos de ser pública, es motivo de preocupación.

Los autores también quieren una mayor flexibilidad en sus excedencias y días libres por razones familiares. Pero, sobre todo, quieren un acuerdo económico que se ajuste a los cambios vividos en la industria en los últimos años gracias a las nuevas plataformas. Especialmente en el campo de la televisión, el pan de cada día de los guionistas grandes y pequeños del Hollywood actual, la explosión de una programación guionizada y de calidad ha creado nuevos formatos. Por lo general, las temporadas de las series se han recortado. Los guionistas, en lugar de producir series de 22 episodios, como era la norma, escriben 12 o menos sobre todo para cable o streaming.

Un recorte bienvenido por otros sindicatos como el de actores, directores o productores, cuyos miembros se sienten más libres a la hora de trabajar en televisión al ver reducido el tiempo de su vinculación al proyecto. Pero en el caso de los guionistas, que suelen cobrar por episodio, menos entregas significa menos dinero. Sin embargo, el vínculo seguía siendo el mismo, asociados a la producción durante toda la temporada, sin poder dedicarse a otros trabajos y atados por la obligación de colaborar tan solo en una temporada televisiva al año, sea corta o larga.

La consecución del preacuerdo ha sido recibida con alivio. Como demostró hace una década la última huelga de guionistas, que se prolongó durante cien días, su impacto se deja sentir más allá de la sala de guionistas. Según el Sindicato de Guionistas, las pérdidas en 2007 llegaron a los 380 millones de dólares. Otras informaciones hablaban de 2,100 millones, incluyendo las pérdidas que causaron, por ejemplo, nada más cruzar la calle, en los negocios locales que se nutren a diario de los trabajadores de los estudios. En una ciudad como Los Ángeles, donde el camarero es un actor que todavía no ha tenido su oportunidad y el asistente del supermercado tiene un guión debajo del brazo, el impacto de una huelga en Hollywood se deja sentir por todos lados.

Por el momento, se desconocen los pormenores del acuerdo. Las primeras informaciones hablan de una entente que le costará a los estudios 156 millones de dólares anuales, 20 millones de dólares menos que los que pedía el Sindicato de Guionistas. Y una cifra muy inferior a los 320 millones de dólares que de manera colectiva cobraron en 2016 los jefes de los seis principales estudios, gracias a la bonanza de la industria del espectáculo.

Una cantidad que a los 13,000 representados en el Sindicato de Guionistas les gusta recordar cuando se les tacha de avariciosos por haber querido ir a la huelga.