Rockets ganan abrumadoramente a los Spurs

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Los se han convertido en una alternativa real en la lucha por el campeonato gracias a dos factores fundamentales: el talento de para dirigir el ataque y el acierto de sus lanzadores exteriores.

Cuando ambos elementos funcionan con fluidez, Houston es un equipo casi imparable. En el cuarto partido de su serie ante San Antonio, los Rockets lograron una espléndida victoria por 125-104 que devuelve la igualdad a la eliminatoria.

San Antonio recordó en ocasiones al equipo lento y falto de energía que perdió de paliza el primer partido. De primeras, su defensa interior fue un auténtico colador. LaMarcus Aldridge y Pau Gasol permitieron que el ataque de los Rockets entrara a placer en su zona, principalmente gracias a la agresividad de James Harden.

Sin poder controlar la creación de juego de un impecable James Harden (28 puntos y 12 asistencias), no hubo tampoco opción de dificultad en exceso a los tiradores. Jugadores como Trevor Ariza (16 puntos), Ryan Anderson (13) o el propio Beverley (10) aprovecharon pronto los regalos de Harden para abrir hueco. Solo unos momentos de brillantez de (11 de sus 16 puntos en el segundo cuarto) pudieron al menos llegar al descanso con una razonable desventaja de 6 puntos.

Pero los se terminaron ahí. James Harden seguía conduciendo a la perfección la frenética orquesta de los Rockets, encontrando espacios para que los tiradores (incluyendo él mismo) castigaran a triples a San Antonio. Eric Gordon, tras un mal partido anterior, explotaba con 22 puntos, incluyendo un 6/9 en triples, abriendo un hueco que San Antonio se vio claramente incapaz de remontar.

A 7 minutos del final, 19 puntos abajo, Gregg Popovich decidó olvidarse de cualquier opción de milagro, retirando a sus habituales y dando alternativa a jugadores poco utilizados o incluso debutantes en estos playoffs como Bryn Forbes. Sin desaprovechar el regalo, los Rockets dieron también algo de descanso a sus estrellas, terminando con un 19/43 (44,2% de acierto) en triples que confirmó una premisa clave con Houston: si los triples caen, son un equipo de élite.